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- Debemos pensar en un plan -dijo el ecuatoriano.

- Esperen, ¿de verdad lo van a hacer? -preguntó un poco angustiado el boliviano.

- Por supuesto, hay que ayudar al pobre -habló México, acompañado de movimientos de cabeza en forma de afirmación de los demás.

- Pero ... ¿cómo saber si él quiere ser ayudado? -dijo el chileno, dejando a los otros pensativos.

Los latinoamericanos, incluído Brasil, hicieron una reunión entre ellos para discutir cómo sacar a Perú de su escondite. Aún no tenían un plan, pero tenían una meta clara. Entre los más dispuestos a ayudar estaban México, Argentina, Ecuador, Colombia y Brasil. Estos cuatro últimos sentían cierta culpa, ya que recordaban hacer daño a Perú. Aunque no fueron directamente ellos.

Argentina no ayudó a Perú, a pesar de que él le prestó su apoyo en la guerra de Las Malvinas. Mientras que Ecuador, Colombia y Brasil le quitaron territorio. Sin embargo, a comparación de Chile y Bolivia, ellos cometieron esos errores sin querer. ¿Cómo así? Pues, los que ocasionaron todas esas acciones no fueron ellos, sino sus políticos. Claro que sintieron un poco de culpa pero eso eran cosas que pasaban en aquel entonces, así que lo fueron olvidando con el tiempo. Mas, ahora, luego de conocer más sobre Perú, la culpa regresó a ellos y pareciese no querer irse.

- Tal vez ... sí podemos -dijo el argentino; los demás lo miraron buscando explicaciones- Si logramos enviarle un mensaje o alguna forma de comunicarnos directamente con él...

- ¿Cómo haremos eso? Ni siquiera sabemos dónde está su escondite -preguntó el colombiano.

- Yo puedo hacer eso -dijo en alto Chile- no sé si seguirá en el mismo lugar, pero recuerdo un poco el camino hasta su escondite.

- Iré contigo -dijo Bolivia.

- No, sabes que él está bien custodiado, será mejor que vaya solo, así hay menos posibilidades de que nos descubran -el chileno agarró un papel y un lapicero para escribir- Bien... no hay que decirle a la ONU por ahora, solo si Perú acepta, se lo diremos a él y los demás countrys -todos asintieron y Chile comenzó a escribir. 

Un chileno se movía sigilosamente por la selva peruana, iba bien equipado. Llevaba lo necesario para su travesía; si llevara de más, la carga lo complicaría todo. Pasaron unos meses para que trasaran una ruta que llegara a su objetivo, así que tenía que ser lo más sigiloso posible, no estaba dispuesto a desperdiciar todo ese tiempo de investigación.

- Largatija azul, largatija azul, ¿cómo vas? -escuchó Chile a través de su comunicador, también oyó algunas risas de fondo.

- ¿Se creen muy chistosos no, weones? -habló bajo para sus compañeros.

- jaja ya ya, ¿lograste encontrar algo? -preguntó Bolivia.

- mmm no estoy seguro -responde, mientras veía a través de unos binoculares en un alto árbol.

- ¿Alguna dificultad?

- Hasta el momento, pude evadir a unas autoridades y pobladores... oh

- ¿Qué? ¿Viste algo?

- Creo que ya tengo una pista -guarda sus binoculares- me pondré en marcha.

- Claro - se apaga el comunicador.

Hijo de la luna (Perú Harem)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora