🦌 Harry 🦌

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Sorprendente mente podía recordar perfectamente el día en que Tom había aparecido en su vida, ese día su padre no se había encontrado en casa por la mañana, lo cual no le sorprendió solía irse a trabajar temprano, pero lo que sí lo desconcertó es no ver a sus tíos Paddy, Monny y Pet merodeando por la finca, su madre no llagaría hasta la tarde para que todos festejaran el final del año.

Termino por primera vez en sus tres años de vida desayunando solo, la compañía de los elfos de la mansión había sido agradable, ellos cuidaban y jugaban con él cuando sus padres o tíos no podían.

Pero aquel día sabía que algo era diferente y no era por la falta de presencia de adultos, no... simplemente era algo diferente en el ambiente como si algo hubiera sido cambiado drásticamente.

Era ya casi medio día, cuando las puertas de la mansión se abrieron y muchas voces se escucharon. Harry se levantó corriendo de su lugar en su castillo dentro de su habitación, para bajar casi brincando las escaleras.

— ¡Papá! — gritó al ver a su padre quien le abrió los brazos, sin dudarlo salto los pocos escalones que le faltaban y se estrelló contra el firme pecho de su progenitor

— ¡Te extrañé muchoo! —

— Oh~ yo también cachorro lamento irme sin avisarte —

— ¿A donde fueron? ¿Donde están Monny, Pads y Pet? ¿Y mamá? —

— Están en la sala junto a mamá, ven queremos presentarte a alguien —

— ¿Alguien? ¿Quien? ¿Puedo jugar con el? —

— Ya lo veras campeón, ahora vamos a guardar silencio porque se encuentra dormido —

Harry asintió cerro su boca al momento, aferrándose al cuello de su padre quien lo sostenía sobre su cadera, se dirigieron al sala de estar dentro de la Mansión Potter, James abrió con cuidado las grandes puertas del salón, en este se encontraban el grupo de Merodeadores, Severus Snape, Lily y algunos profesores de Hogwarts, todos ellos admiraban a un pequeño bulto de mantas que era sostenido con delicadeza por Minerva quien había dejado atrás su mascara de seriedad para ser remplazada por una de completa devoción.

— ¡Harry!, ven cariño queremos presentarte a alguien — Lily levanto la vista del pequeño bulto de mantas azules a las puertas del salón encontrándose con los verdes ojos de su hijo tan parecidos a los de ella, Lily le indico a Harry que se acercara pero en silencio

James con cuidado bajo a Harry de su cadera, el pequeño Potter camino despacio hasta su madre quien lo recibió al igual que su padre con los brazos abiertos, Lily encamino al menor entre los demás adultos que se hicieron aun lado para dejar pasar a madre e hijo.

— Tía Minnie — saludo el de lentes a la bruja mayor quien le sonrió de vuelta

— Hola Harry —

— Harry... coloca tus manos así no lo vayas a soltar — su madre le indico mientras tomaba al desconocido bulto de mantas de los brazos de Minerva y lo colocaba con delicadeza ahora en los brazos de su hijo que por poco los deja caer ante el nuevo peso en ellos

— ¿Que..? Ooh — Harry ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar para alejarse cuando un nuevo peso era puesto en sus brazos, miro hacia abajo al pequeño bulto de mantas azules encontrándose con una manta de cabellos azabaches, sus ojos se abrieron en grande al ver que no era una cosa lo que sostenía si no un él

¡Era un bebé! ¡Y era tan pequeño!

— Harry, este es Tom, tu primo —

— ¡El es tan pequeño! ¡Y es tan lindo! — Harry sostenía al pequeño bebé en sus brazos como si fuera el tesoro más preciado en todo el universo, y lo era, su pequeño y hermoso primito era tan lindo y frágil

¿Y si se rompía? ¡Oh Merlín!

— ¿Y si se rompe mamá? ¿que tal si le hago daño? ¿puedes tomarlo? creo que se esta moviendo — los nervios lo invadieron cuando el pequeño bebé en sus brazos comenzó a removerse entre las esponjosas mantas que lo abrazaban, ¡si lo dejaba caer podría lastimarse!, pero todas aquellas dudas y temores fueron callados cuando unas grandes y brillantes ojos rojos lo miraron desde abajo

El pequeño Tom dejo escapar un pequeño bostezo de entre sus pequeños y regordetes labios del color de las fresas, Harry se quedo maravillado al ver lo angelical que era Tom, el verde y el rojo se encontraron las esmeraldas brillaron fascinadas al ver el hermoso color de ojos del menor eran tan cautivadores para ser solo un bebé de un día de nacido, ya tenia a todos ellos cautivados y Harry aquí no seria la excepción.

Harry admiro al pequeño bebé que ahora sabia que era su primo, era tan... no podía encontrar una palabra que encajara a la perfección con el pequeño ángel en sus brazos, sus ojos delinearon cada rasgo en el pequeño rostro, sus pequeños dedos que se aferraban a la manta, su delicada y frágil figura que temía que con un simple suspiro se rompiera.

Debo protegerlo...

Algo en su ser se lo grito, tenia que protegerlo, quien sabia que era lo que le haría el mundo cuando vieran a su pequeño primo, no, el lo iba a proteger con su vida.

Unas palabras tan fuertes para un niño de tres años que estaba decidido a darlo todo por un bebé que apenas con un parpadeo ya lo tenia enredado en su pequeño meñique.

— Hola Tommy, soy tu primo Harry yo voy a protegerte desde ahora, cuando crezcas jugaremos todo tipo de juegos, ¡Y nos divertiremos mucho!, ahora eres muy pequeño pero puedo esperar, no te preocupes nunca te dejare y nunca estarás solo — Harry tenia una des esas sonrisas que deslumbrarían a cualquiera, el pequeño Tom solo miro al nuevo rostro y gorgoteo incoherencias ante la brillante sonrisa del niño de ojos verdes

Para los adultos aquella escena se les hizo de las más adorable, para Harry este seria uno de los recuerdos que más tarde harían que un poderoso y hermoso ciervo brotara de su varita. Tom al final de cuentas siempre seria su recuerdo más feliz, cada momento que pasaron después de su llegado seria apreciado y recordado con amor en su memoria.

Porque Tommy era su felicidad y luz que lo ayudaría a combatir a la oscuridad.

-LeviAckerman185

Pequeño MerodeadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora