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⚠️Un poco de gore(? Súper leve

Rusia decidió descartar la idea de ir al edificio nuevamente, decidió ir a casa. Japón lo hizo comprarse una casa nueva para ambos vivir "en paz". Pues, Japón decía que los hermanos de Rusia la molestaban, Mientras que Rusia le había gustado quedarse allí un rato más hasta que encontrara un trabajo estable, pero Japón no se lo permitió.

En cuando llegó, abrió la puerta y allí se encontró con Japón esperándolo sentada en el sofá. "Rusia amor, estás un poco temprano del trabajo, ¿como te fue?" Japón se levantó y fue hacia el ruso, le dio un abrazo, al cual Rusia correspondió a rastras, no quería ningún contacto físico ahora mismo.

"Me fue bien, gracias.." Rusia dijo, tratando de salir del abrazo. Japón lo soltó y agarró las mejillas del contrario. "¿Tienes hambre?"Japón le sonrió. Rusia solo asintió. "Te haré comida, ve y recuéstate, te llamaré cuando termine." Japón le dio un pequeño beso en la mejilla para luego irse a la cocina, Rusia se fue a su habitación compartida con Japón, una siesta no le haría para nada mal.

Japón sonríe mientras veía Rusia irse, cuando se va, esa sonrisa aún seguía en su rostro. Japón estaba feliz de tener alguien que la amaba, pero notaba algo diferente del ruso. Japón se dirigió a la cocina, se recostó sobre un counter, suspiró y rio levemente.

"¿Que estaba pensando?, Rusia no me ama, solo soy su suplente..." Japón dijo entre pequeñas risas. "Nadie me amaría por como soy. Que tonta soy.." Japón suspiró, miró hacia su lado, allí había su set de cuchillos de cocina.

"Por eso haré que Rusia me ame." Japón agarro un cuchillo, puso su mano plana sobre su tabla de cortar, con la mano cuál portaba el cuchillo, la alzó, su mano temblorosa estaba, haria todo lo posible para que Rusia la amara, un sacrificio simple vale la pena, todo por el. Japón mira el cuchillo y da una leve sonrisa.

"Ámame como yo te amo a ti, por favor." Con rapidez, el cuchillo baja hacia abajo. El sonido del cuchillo dar contra la tabla de cortar se escuchó, era como el sonido de estar cortando vegetales. Japón miró hacia abajo, su mano brotaba de sangre carmesí, cual se tornaba a colores más oscuros al estar oxidada. Su dedo meñique rodaba por allí, separado de su mano.

Japón gime del gran dolor, sus ojos empieza a mojarse, Japón jadeaba por aire, el dolor era demasiado. Japón se desplomó al suelo, aún agarrando su mano herida, manchando el suelo. Se quedó allí unos 15 minutos, hasta que se decidió levantar, se fue a buscar el botiquín, agarro las vendas y las amarro en donde había hecho el corte. Aún dolía como el carajo, pero haría lo necesario por Rusia.

Suspiró y limpio un poco de la sangre en el suelo, cuando la cocina había quedado limpia, empezó a hacer la comida. No había limpiado la tabla de cortar ni el cuchillo, su sangre aún manchaba la comida que preparaba, si le entregaba su sangre a Rusia, eso pondría un poco de su ser en el, o eso pensaba Japón.

Japón terminó la comida, sonrió ampliamente al saber que pronto Rusia la iba a amar. No podía parar de pensar de los tantos lindos momentos que van a tener, se veía una boda en su futuro, momentos de lujuria, el sudor y el olor emitidlos de sus cuerpos, el calor provocado por la sensación tan sensual, todo estaba en la Palma de su mano.

En realidad, su sacrificio era para nada, pero, ella estaba segada por sus sentimientos, no pudo saber ni estar en sus sentidos en esos momentos.

Le entrego la comida a Rusia, y ella la vio como la comió.

¡Déjame Morón! ༺༻RusMéxDonde viven las historias. Descúbrelo ahora