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El sonido de ramas crujiendo y constantes pisadas apresuradas resonaban por los alrededores del casi silencioso lugar. Los árboles tapaban parte importante de la luz proveniente de las farolas y el lodo en sus zapatos comenzaba a endurecerse con el paso del tiempo.

Pasó uno de sus brazos por la extensión de su frente para intentar borrar todo rastro de sudor y marcas de tierra en la piel. Su cabello se removía inquieto por el viento y las hojas que yacían caídas abajo los árboles podrían atribuir que era bastante fuerte.

Sus manos estaban ubicadas a los costados de su cangurera; las armas que portaba estaban perfectamente acomodadas y chocaban constantemente contra su pelvis al momento de acelerar los pasos.

Al visualizar la mansión frente a él, caminó tranquilo hacia los guardias que se encontraban en la entrada vigilando en todo momento. Luego de identificarlo como uno de los trabajadores de ese lugar, bajaron las pistolas de sus manos y se hicieron a un lado para dejarlo pasar.

— El jefe Park está esperando por ti, los demás ya están en la sala, es mejor que te apresures - Dictó uno de los guardias con la mandíbula
apretada y el ceño fruncido.

JungKook entró sin responder ante eso; no era necesario, su jefe muchas veces lo mandaba a realizar trabajos aparte de todos los demás, si Park lo consideraba su trabajador de confianza, pues él iba a tratar de hacerlo lo mejor posible. No querría saber las consecuencias si fallaba.

Entró a la sala de reuniones tratando de no llamar la atención, y lo logró, a no ser por unos cuantos que lo miraban de forma arrogante.

El señor Park le indicó con la cabeza que se sentase en el único asiento vacío de la sala para luego retomar su plática junto a unos cuantos planos y armas sobre la mesa.

Su cabeza trataba de entender cada estrategia de Park, incluso tratando de leer entre líneas todo lo que mencionaba. Hablaba con tanta firmeza, con tanta autoridad, que comprendía perfectamente porqué aquel hombre era temido en muchas partes del país, además de ser buscado en cada rincón del mismo por los policías más capacitados.

JungKook lo entendía. Cuando decidió trabajar para él sabía en lo que se estaba metiendo; todas esas mierdas ilegales como drogas, armas, asesinatos; no eran ningún juego. El dinero era mas que una maravillosa recompensa para todos en ese lugar y él estaba más que a gusto con eso. En los meses que llevaba ahí, no había tenido ningún problema con su jefe o alguno de sus compañeros. Es por eso que cuando se topó con aquel chiquillo dentro de la casa, no sabía que estaría metiéndose en un problema muy grande.

El hijo de Park era jodidamente astuto, manipulador, arrogante, entre muchas cosas más. Él había cometido el estúpido error de meterse con el niño sin saber que con el que había follado tan malditamente bueno, era el hijo de su jefe.

El revolcón que se dieron esa noche fue suficiente para que Park JiMin estuviese tan encaprichado con tener alguna clase de relación con su persona y él no quería pensar en todo lo que sufriría si el Park mayor se enterase.

Precisamente fue por el que abarcaba sus pensamientos que toda concentración que tenía en su jefe se vio perdida y ahora tenían alguna clase de batalla de miradas.

Pero ¿Quién podría culpar a JungKook si el de cabellos rosados era tan malditamente caliente, seductor y hermoso? Dios, era imposible no caer por tal chiquillo. Sus labios tinturados de brillante color cereza, húmedos a causa de pasar constantemente su lengua sobre ellos; su piel lechosa resaltaba por las tenues luces del lugar y las curvas en su cuerpo se veían tan etéreas que lo único en lo que podía pensar era en cómo sus dedos se quedarían impresos si apretara con fuerza en ese lugar.

mafia park ✦ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora