Tres amigos que no saben a que se enfrentan. Tony, Nessa y Connie son los mejores amigos que podrás ver pero, ¿Seguirán apoyándose el uno al otro cuando uno de ellos se mete en un escalofriante, peligroso y digno de huir problema? Claro que si. ¿Lla...
Holiss! Les presento a mi nuevo bebe; Socorro. Quiero aclarar que esta historia no influirá en el desarrollo de Jamás Solos.
Seguramente me van a ver subiendo mas historias mientras hago otras, mientras no tenga inspiración en algunas, escribo en otras y así.
Sin mas, mil besos de algodón de azúcar y veneno
N.L.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Todo era humo.
Todo era fuego.
¿Cómo empezó todo?
Yo también quisiera saberlo.
Con Tony desaparecido y Connie inconsciente, mi desespero aumento. No había a donde correr, la casa estaba consumiéndose con nosotros adentro y estoy segura que esto lo causaron.
¿Quien?
Otra pregunta importante, con una respuesta inconclusa.
Tony estaba en algún lado de la casa, quizá muerto y carbonizado
No. Él no puede estar muerto.
—Connie, háblame— golpee su cara, llorando desconsoladamente
—¡Linda y bonita!—canturrio—¿Dónde están?
Estaba a punto de gritarle, de pedirle ayuda, pero me detuve. Un escalofrío recorrió mi espalda.
Su tono de voz... él estaba... ¿divertido?
Me calle, reprimiendo los sollozos. ¿Era el?
Dejo salir una risa diabólica— Esto es gracioso. Salgan, bonitas, no les haré daño. Tengo que llevarlas a dar un paseo.
El miedo me atacó, ya no podía confiar en nadie. Tampoco había salida.
¿Que carajos se supone que hare?
Levante a Connie por los hombros e intente arrastrarla. Di unos pasos, me sentía cansada. Respiraba con dificultad, mis parpados pesaban. A unos cuantos pasos de mi estaba la puerta que daba al patio.
Solo unos cuantos pasos mas...
Mi espalda chocó con un cuerpo macizo. Un pecho. Quise gritar, pero su mano tapó mi boca. Solte a Connie y lleve las manos al antebrazo del desconocido. Mordi la palma de su mano, rascuñe su brazo, intente gritar, patalee, pero nada funcionaba.
Mis parpados pesaban aún mas, y no pude evitarlo por mas tiempo.
Vi la casa llena de fuego, a Connie en el piso, el antebrazo de la persona detrás de mí. Y luego negro.
—Tranquila, Nessa— Fue lo ultimo que escuche antes de caer inconsciente
