Otome Game no Hametsu Flag Copyright © Satoru Yamaguchi

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(¡) Soez y explícito. Sobre aviso no hay engaño.

Enjoy! (。•̀ᴗ-)*

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Indescifrable
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Tal vez, eran simplemente fragmentos de su psique en el proceso de intoxicación sobre el caos que había sido su existencia. Tal vez Síndrome postraumático o demencia, opciones poco alentadoras. También había fuego y sangre y soledad y muchas cosas demasiado indefinidas para darles una dimensión tangible.

No le encuentra forma o nombre a lo que Katarina Claes le hace sentir, a como pudo internársele bajo la piel llenándolo todo. Porque la desprecia. Sirius se repite con tozudez que es un engaño, aunque no pueda dejar de observarla.

A veces, se repite su nombre infinidad de ocasiones, intentando sin suerte que ese misterio ──sentir aquel apetito insondable por alguien a quien debería rechazar a causa del rencor, porque sí, por ser quien es──, se solucione de alguna forma, la que sea, porque lo que no le entra en su cabeza de adolescente agobiado y perseguido por sus demonios, pero a pesar de todo vivo: es que ese nombre que ha despreciado hasta el cansancio ahora coincida con quien le roba el sueño con más eficacia que el oscuro recuerdo de su madre siendo asesinada ante sus ojos infantiles.

Si algo tiene claro Sirius Dieke es que es incapaz de contener lo que le bulle en el pecho, que sabe que en algún momento lo que vibra en su interior va a explotar y todos podrán irse al diablo, porque nada, nada, le importa tanto como Katarina, la maldita Katarina Claes.

Nada le importa más que borrar su hermosa sonrisa y extinguir ese encantador arrebol en sus mejillas.

Mientras respira ──con todas y cada una de esas putas inhalaciones──, paladea las palabras que conforman la identidad de ese personaje onírico; extraño y conocido, querido y detestado, tan pálido y tan jodidamente hermoso; sus ojos viajan por el espacio que les separa desde su escritorio, y le contempla beber té mientras degusta los postres de María con una fijeza que raya el fervor, le contempla porque no puede evitarlo, le contempla sin parpadear, porque es incapaz de hacer otra cosa que no sea mirar y mirar y mirar, deseándole hasta el dolor, casi deja de pensar mientras descubre que ella le devuelve la mirada ──todas y cada una de esas borrascosas miradas──, con esa sonrisa luminosa que intuye brilla en sus pupilas. Se atraganta de miedo, odio, hambre y lujuria y entonces hace eso que juró nunca iba a hacer, huye de Katarina, de la puñetera Katarina Claes.

Huye y se encierra en el único espacio privado que se ha convertido en una guarida, un refugio, donde no hay ventanas, solo sábanas frías y juramentos de venganza.

Entonces, libre y a solas, desgrana las silabas, las letras, cuenta las vocales, las deja rodar una y otra vez por su lengua, convertidas en un cántico que escapa de entre sus labios resecos.

──Katarina

Sin darse cuenta, Sirius engarfia los dedos en la cinturilla de sus pantalones elegantes y se abre la cremallera que emite un crack averiado. Es obsceno el sonido que emite al arrojar saliva sobre su palma y luego sentir sus dedos largos cerrándose sobre su erección, pudiendo discernir dolorosamente la impresión de cada uno de ellos deslizándose hasta cubrir el extremo con el movimiento de su muñeca.

──Katarina

Y esos fonemas, que se le antojan eróticos y tempestuosos se arremolinan creando la única imagen que ansía: cabello de un castaño tan fresco y natural como los sauces que coronan los campos interminables, piel transparente, rosada y suave a la vista que siempre hace a sus manos escocer por tocarla, ojos limpios, brillantes, azules como el cielo.

Es el sonido de ese nombre emergiendo a través de sus labios pálidos. Entre la K y la i, el espacio se llena con su nota arrastrada y furiosa. Tiembla un poco y se deshace a momentos, atragantándose el orgullo en la a mientras las mejillas teñidas de rosa le delatan.

La biología sólo hace posible que el cerebro funcione con riego sanguíneo y Sirius tiene toda la sangre en otro lado.

Oh sí, sí, cierra los ojos, casi puede creerse que le tiene a su lado sobre el colchón, casi puede ver el modo en que esa tez translúcida y perfecta se sonroja mientras le observa, desearía que estuviese allí, que le viese caer preso de sus instintos más primarios y maravillosos. Esa falsa heroína con los muslos abiertos, con su humedad cubriéndole la polla, esperando, ansiando ser él quien le doble las rodillas contra el pecho y le penetre, y le haga rogar y le diga todas esas cosas sucias que solo imagina como podría articular sin parecer chabacano.

──Ka-ttaarina...

Sirius rompe su nombre y entre los pedazos caben todas las ganas acumuladas con el tiempo. No sabe demasiado después de eso. Es extraño lo poco que dura y lo mucho que se convulsiona. Es un Ah... liberado entre su mandíbula apretada. Es un KatarinaKatarinaKatarina que esconde un como te quiero, coño. O tal vez no es nada pero no está para reflexiones cuando termina sobre su mano y se desploma con el pulso deshecho.

Aún con la cabeza desprovista de lucidez, acierta a pensar que a veces lo único que le apetece en el mundo es desaparecer, olvidarle, dormir sin esos sueños llenos de labios suaves, dientes en los pezones, de ojos de cielo, de lengua, uñas, ropas arrancadas y besos. Sí, a veces quisiera pensar que todo es cosa de la maldición de ser Sirius Dieke, porque si algo tiene claro, es que va a morirse si eso que le consume no se hace realidad, porque tiene la certeza de que si no hace algo, va a volverse completamente loco. A veces quisiera pensar que esa cosa que le hace encogerse en medio de una cama húmeda y revuelta es parte de un embrujo, porque nada le había preparado para resistir la imperiosa necesidad de rogar a Katatina Claes.

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Si, si, ya se que Katarina al final salvo a Raphael de la maldición de Sirius, conduciéndolo a la luz. Y todo tuvo un final feliz.

Sin embargo mientras se iba revelando el pasado de Sirius he tenido muchas ganas de escribir sobre su psique tan escaldada, un oscuro personaje con un pasado trágico (mi debilidad *-* ) y como se debatía entre su sed de venganza y su odio/amor hacia Katarina.

Jaja okya. Perdonen los fallos y ¡gracias por leer, comentar y votar!
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(人 •͈ᴗ•͈)

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