La clase es demasiado aburrida, puedo jurar que con cada segundo que pasa se vuele más molesta. Nunca he entendido porque todos los profesores de inglés se empeñan en hablar con tanta insistencia del verbo “to be”, quiero decir, lo enseñan todos los malditos años, en todos los malditos niveles, en todas las malditas escuelas y, sin embargo, siguen insistentes en repetirlo. No es que sea un genio en la materia, pero no mamen, he escuchado esta clase las suficientes veces como para saber de memoria lo que dirá el profesor. Es seguro que continuemos con esto por el resto del ciclo escolar, así que mi solución para lidiar con el aburrimiento ha sido sentarme al fondo del salón hasta que algo interesante suceda.
Esta clase es la única en la que suelo sentarme en la parte posterior, y debo admitir que me gusta, se puede apreciar todo lo que ocurre en el aula; es curioso como ellos piensan que nadie puede verlos, pero se equivocan, desde esta posición he aprendido mucho sobre algunos compañeros como por ejemplo, tenemos a la pareja cursi de la clase, esa típica parejita que no se separa ni un solo segundo y que de solo verlos salen caries; puedo jurar que se dicen te amo más de 100 veces al día, y sin embargo ambos son infieles, es casi como si compitieran por ver quién puede engañar más al otro. También está “El Oso Yogui”, ni idea de cuál sea el nombre de aquel tipo, pero pasa todas las clases que compartimos durmiendo, ¿no se harta? Quiero decir, hay clases lo suficientemente aburridas como para querer dormir, pero ¿en serio?, ¿todas? Y aun así pasa todas sus materias, no sé como lo hace. Por otro lado, tenemos a la pequeña nerd de la escuela, esa niña que nadie soporta porque siempre quiere la atención de los maestros, pregunta por las tareas y se la vive en la biblioteca. Toda una mojigata. A simple vista parece la alumna ejemplar y buena que no se mete en problemas, sin embargo, mantiene una relación secreta con el entrenador del equipo de americano, con quién se mensajea en clases, quién lo imaginaría ¿no?, la chica que hace un enorme alboroto cuando se habla se sexo mantiene relaciones sexuales con alguien que bien podría ser su padre. Y finalmente podemos hablar de mi persona favorita de la clase, quién siempre se sienta en la esquina opuesta de donde yo me siento, justo al lado de la ventana; cuando la luz del sol entra y la ilumina toma una apariencia angelical.
El día de hoy viste unos shorts negros con medias de red, unos converse blancos, un suéter de rayas grises y negras con los bordes deshilados, es un poco grande para su complexión, calculo que dos tallas más grande de la que necesita, pero me gusta, la hace lucir más adorable de lo normal, su cabello rizado atado a medias, algunos rizos acarician sus rostro. Su rostro denota concentración, pero es muy diferente a la vez que la atrape tocando, los labios apretados en una fina línea, el ceño ligeramente fruncido y sus ojos que permanecen firmemente observando el papel sobre el cual, supongo, está dibujando con una pluma de tinta azul, se le ve tan concentrada, pero no creo que esté más concentrada de lo que estoy yo observándola. Estos últimos días he parecido un acosador, no hago más que observarla, admirando cada pequeño detalle de su ser.
Una bola de papel me golpea en el rostro sacándome así del gran trance en el que me había sumergido. Observo unos cuantos asientos al frente.Daniel.
Daniel es uno de mis amigos, me atrevería incluso a decir que es el único que me conoce realmente, crecimos juntos, hemos sido amigos prácticamente desde que empezamos a hablar, le tengo mucho cariño, pero juro por Dios que a veces es un dolor en el culo, es fastidioso cuando aburre.
No suelo sentarme cerca de mis amigos en ninguna clase, los profesores piensan que así no causaremos desastres. Gran error. No necesito sentarme cerca de mis amigos para empezar un desastre en clases.
Al ver el rostro de Dan observo su gran y divertida sonrisa, lo que me da a entender que está aburrido y busca una forma de entretenimiento en mí. Podría simplemente ignorarlo, pero las bolas de papel seguirían llegando, como dije, un dolor en el culo.
Tomo la gran goma de borrar (y no juego, esa cosa parece una piedra, ni quiera sabía que fabricaban gomas tan grandes) del chico sentado al lado mío, la cubro con papel y la lanzo en dirección a mi Daniel, pero esta toma una dirección diferente y termina golpeando al chico al lado de Daniel. Observo a mi amigo quién articula un “imbécil” antes de reír, otro chico ríe también, y este segundo recibe la bola de papel en mi lugar. Así de un momento a otro el aula se convierte en un campo de guerra entre chicos y chicas hasta que Daniel y yo aumentamos la intensidad del juego utilizando más que solo bolas de papel como municiones, todo sirve, siempre y cuando pueda golpear a alguien, claro que nada tan extremo como para matar a alguno de mis compañeros.
El salón es un completo caos y el profesor ya no puede controlarnos, ha estado gritando por unos minutos pero nadie lo escucha, así que cuando sale del salón supongo que va a buscar al director para controlar la situación, sin embargo nadie parece alarmado, todos seguimos en lo nuestro.
La gran mayoría de las niñas se centran en una esquina mientras gritan, solo una pocas continúan el juego con nosotros, todo es un gran lío del cuál, de alguna manera, todos somos participes, excepto una persona.
Rebeca resulta tan ajena a la situación que suscita a su alrededor, y yo no le quito un ojo de encima, porque a pesar de que, de alguna extraña manera, los objetos solo pasan al lado suyo sin tocarla, no quiero que salga lastimada; Rebeca parece no inmutarse por la situación hasta que una botella de agua aterriza sobre ella mojándola completamente, puedo observar como el rímel escurre de sus ojos. En ese instante un silencio sepulcral cae en el salón manteniendo a todos callados, sin decir ni hacer nada, algunos la llaman bruja, y no sólo para molestarla, algunos de verdad creen que es una bruja y le temen. Rebeca parece en shock, pero en cuestión de segundos su expresión cambia por una de molestia total. Esto no me gusta. Rebeca sale del salón a toda prisa, empujando personas, mesas y sillas, de verdad luce molesta. Pocos minutos después entra el profesor junto con el director. Quiero salir a buscarla, pero no puedo porque… ¿Por qué no puedo? Oh, sí, soy un inútil cuando se trata de consolar personas, además no sabría que decirle, tal vez solo lo empeore si voy.
La mirada acusadora del director está sobre mí, y ¿cómo no?, soy la única persona de pie en el salón. ¡Malditos traidores! Todos están sentados como si no hubieran hecho nada ¿Adivinen quién tendrá detención está semana? Así es, yo. Pude haber dicho la verdad sobre que Daniel comenzó todo, pero no soy un soplón.
¡Mierda! Odio estar en detención, y si ya sé, mi conducta no fue tan buena, pero a pesar de mi habitual conducta no suelo meterme en tantos problemas, y no es que me preocupe por ello, pero prefiero evitar discutir con mi padre cada vez que le informan que iré a detención, además, ir a detención implica perder entrenamientos con el equipo de baloncesto, lo que a su vez nos lleva a que el entrenador me regañe y me ponga a hacer ejercicios extra. Aunque la detención tiene su lado bueno, puedo tratar de escabullirme y escuchar a Rebeca tocando el violín una vez más.
Una vez sentenciado mi destino tengo que proceder a limpiar el desastre que quedó en el salón yo solo, bueno Daniel está aquí, pero sería mejor si no estuviera, solo molesta en lugar de ayudarme.
Cuando por fin termino Daniel y yo nos dirigimos a la cafetería para almorzar. No suelo almorzar con Daniel, a excepción de situaciones como esta en la que por alguna razón hemos salido tarde a almorzar o porque necesito hablar con él, normalmente paso el almuerzo con el equipo de baloncesto, no me gusta hacer eso porque sé que Daniel pasa el almuerzo sólo, y sé que es injusto que tenga que ignorar la mayor parte del tiempo en la escuela a mi mejor amigo, incluso si Daniel no tiene problemas con eso y entiende porque lo hago no puedo evitar sentirme como una mierda de amigo. Y todo para mantener las apariencias, estar con Daniel le resta puntos a mi popularidad, si quiero seguir siendo querido por todos debo tener poco contacto con Dan.
En nuestro camino a la cafetería Daniel y yo conversamos sobre los momentos más divertidos de la pelea de bolas de papel de hace unos minutos, cuando de repente veo salir a Rebeca del baño de chicas, se ha retirado todo el maquillaje, se ve extraña, creo que es la primera vez que la veo sin maquillaje. Nuestras miradas se cruzan por unos segundos y puedo sentir un deje de odio hacía mí.
–¿Qué le hiciste a esa chica para que te mire así? Hasta yo sentí escalofríos– Escucho decir a Daniel.
–Me gustaría saberlo también, estoy seguro que jamás la he molestado– Respondo de vuelta.
Pero Daniel tiene mucha razón, su mirada fue de odio puro, pero no la he molestado, quiero decir tengo una reputación de chico malo, pero en realidad nunca he molestado a nadie, los chicos del equipo de baloncesto con los que suelo estar son los que molestan a todos en la escuela, yo simplemente estoy a su alrededor, pero nunca digo nada, aun así me gané el puesto de Bullie en la escuela.El resto del día no vuelvo a ver a Rebeca, quiero decir, no compartimos más clases juntos, pero aun así, no la veo ni siquiera por unos segundos en los pasillos.
No sé cómo las cosas han terminado de esta manera, pero no puedo sacármela de la cabeza, cada que la miro permanezco minutos inmerso en ella, observando cada pequeño detalle, adorando cada vez más su persona, no he convivido con ella, no sé qué clase de persona sea, pero quiero averiguarlo.
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La Violinista
Short StoryElla era como una ave, una bella ave de plumas negras, una preciosa ave que había sido encerrada, cuando tenía que ser libre, volar lejos y llevar un hermoso canto hasta el último rincón de la tierra. Pero una jaula creada por mí mismo la mantenía e...