Odio

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Estuve toda la jodida semana siendo el ayudante de cocina, corrijo, estuve toda la puta semana siendo el criado de cocina. Parece que para el director no fue suficiente mandarme a detención una semana, sino que además tenía que realizar diversas tareas asignadas por la jefa de cocina, fue muy agotador, parecía que esa señora tenía algo en contra de mí.
Pese al exceso de trabajo podía ver de vez en cuando a Rebeca tocar, era lo único que me mantenía soportando aquella tortura. Rebeca es realmente hermosa, pero me da miedo hacer algún movimiento con ella, luce tan frágil que tengo miedo de romperla, no voy a decir que es la chica perfecta, la que siempre soñé, porque en realidad no tengo ningún prototipo ideal, es solo que su delicadeza me ha resultado fascinante, incuso su forma de actuar y vestir, algo en su aura me atrae, aún no consigo explicármelo.
Sin embargo, no quiero que ella solo sea alguien a quién admirar en la distancia, no quiero solo pensar en cómo sería besarla, que se sentirá tenerla cerca, quiero poder llegar ser más cercano con ella, no quiero que solo sea un platónico que nunca llegara a nada, pero es tan difícil, Rebeca no es la clase de niña con la que simplemente puedo llegar e invitar a salir, seguramente dirá que no, pero nunca tuve que ligar con nadie, normalmente son las niñas las que se acercan a mí, no tengo idea de cómo se supone que se hacen estas cosas.
Cuando recuerdo a Rebeca, viene a mi mente un pequeño pájaro que ha sido encerrado en una jaula, tratando de buscar la libertad pero no puede hallarla, siempre luce como si hay algo que la mantiene atada, retenida, lejos de poder alcanzar su sueño.
¡Maldita sea! ¿En qué me he convertido? ¿Desde cuándo he sido tan obsesivo con las mujeres? ¿En qué maldito momento deje que esto se convirtiera en una obsesión? Sólo pienso en Rebeca y lo mucho que me gusta, incluso me doy miedo.
Continuo mi trayecto hasta la salida trasera de la escuela con la pequeña esperanza de encontrarme a Rebeca una vez más, pero gran decepción me llevo al darme cuenta de que el pasillo está completamente desierto, y ¿cómo no? Ya es muy tarde, hoy la jefa de cocina me retuvo horas limpiando ollas, dudo siquiera que alguien siga por aquí. Sin más que hacer salgo de la escuela para dirigirme a mi casa y es ahí cuando la veo, su anatomía me resulta totalmente inconfundible ahora.
Cruzamos miradas por unos segundos, y ella me mira con cierto recelo, parece un poco molesta, tal vez no le agrado. Jamás la había mirado directamente a los ojos por tanto tiempo hasta ahora, tiene una mirada profunda y retadora, incluso podría decir que intimidante. Son unos pequeños segundos, sin embargo puedo jurar que me grita con la mirada cuanto me desprecia pero, ¿por qué? No tiene sentido. Rebeca camina en dirección contraria a mí, supongo que se dirige a su casa.
No creí que su mirada pudiera resultar tan intimidante, incluso sentí el impulso de querer apartar la mirada, supongo que me equivoque analizándola, parece que Rebeca no es tan sumisa y delicada como lo había pensado. Ahora sé algo más de ella, pero su mirada sigue desconcertándome, parecía recriminarme algo, no lo entiendo, nunca me he metido con ella. ¿Cuál podría ser la razón por la que me haya mirado así?

La Violinista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora