Love story

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Hablamos con Wakks unas horas, dijo que veía potencial en nosotros, aunque aún nos falta pulirnos, pero para eso íbamos a tener lecciones de música y piensa que deberíamos hacerle unos pequeños cambios a las canciones que tenemos. Arreglamos una fecha para reunirnos y tratar los términos y condiciones del contrato. Es un hecho, seremos una banda oficial dentro de muy poco, los 4 estabamos demasiado emocionados cuando nos despedimos de Wakks, brincamos, gritamos, casi lloramos. Yo estaba tan emocionado que temblaba, conseguimos una oportunidad increíble.
Finalmente terminamos en casa de J y Rebe para festejar.

–Un brindis, porque pronto Whiplash será más que sólo una banda de bares– Rebe levanta su cerveza para empezar el brindis.

Estamos en la terraza, llevamos unas horas bebiendo y conversando, teniamos que celebrar, aún no tenemos un contrato pero ya casi, y tampoco celebramos la primera presentación como banda, así que era buen momento para festejar. Todos levantamos nuestra cerveza y brindamos.

–Sabía que estabamos creciendo rápido pero, no mamen, no esperaba que consiguieramos un contrato tan rápido– Diego ríe y veo en su rostro que aún no se la cree.
–Sentía que nos abuchearian al escuchar las canciones pero cuando comenzaron a gritar de emoción, sentí que era un sueño– J tiene razón, también pensé por un momento que no les gustaría nuestra música.
–No jodan, son muy buenas canciones, estaba segura que todos amarían las canciones– Rebe sonríe y le dan un trago a su cerveza. Bendita sonrisa.
–¡Weeeeeeboooooos! ¡Seremos la mejor banda de todos los tiempos!– El grito de Daniel nos sorprende pero igual reímos, Whiplash arrasara con todo, tengo fe en los chicos.

Poco después los vecinos se quejan del grito de Daniel, nos reímos pero prometemos no hacer tanto ruido. Decidimos que es momento de bajar a la sala, estar en la terraza podría ser peligroso si continuamos bebiendo y Rebeca, como si fuera nuestra madre, nos hace bajar mientras nos regaña para que no hagamos más ruido.

–Rebe– Los chicos se están acomodando en la sala.
–¿Qué pasa?– No estoy seguro de que le gusto tanto como ella me gusta, así que estoy por hacer un movimiento suicida.
–Vamos a la cocina, tengo algo que decirte– Entrelazo mi mano con la suya, no sé de donde estoy sacando el valor, tal vez es el alcohol.

Ella no intenta soltarse, al contrario me sigue obediente a la cocina, ni siquiera protesta, es bueno, tal vez no resulte mal.
Una vez en la cocina la miro a los ojos, lucen brillantes y hermosos como siempre, de verdad esta niña me trae muy mal, la veo y ni siquiera sé como actuar. Rebeca da un paso en mi dirección, aún seguimos tomados de la mano.

–Sabía que lo conseguirían– Coloca una mano en mi pecho y sonríe bajando la mirada –Cuando supe que iría un productor de música sabía que tenía que conseguirles la oportunidad de tocar, sabía que lo lograrían. Me siento como mamá orgullosa.
–Así que lo planeaste– Con mi mano libre la tomo de la barbilla para que me vea a los ojos –¿Por qué no nos dijiste?
–No quería ilusionarlos y que no apreciaran su talento y no consiguieran el contrato– Veo sus mejillas sonrojarse mientras nos miramos. ¡Maldición! Es hermosa.
–Te ves hermosa– Lo digo en serio, se ve preciosa. Ella ríe y baja la mirada una vez más.
–Mi maquillaje es un asco para este momento, debo verme borracha, ¿cómo puedes decir que me veo hermosa?
–Si pienso que eres hermosa al despertarse, verte así es como si viera una diosa– Solo bromeo, Rebeca luce bella sin importar nada.
–¡Oye!– Me golpea el pecho con su mano libre. Me río de su expresión, como un gato enojado.

Tomo su otra mano para evitar que me siga golpeando y termino abrazandola. ¿Cómo es que puedo hacer esto sin sentirme nervioso? Jamás había podido abrazarla, no de está manera, en ocasiones colocaba mi brazo alrededor de su hombro, pero nunca la había abrazado, se siente bien. Ella me corresponde el abarazo y hunde su rostro en mi pecho. Se siente cálido, ella es cálida, me siento bien, me siento en casa. Ese reconfortante olor a canela inunda mis fosas nasales, me gusta como huele, me gusta Rebeca y creo que es más que obvio, ella lo sabe.

–Me gustas– Ni yo me doy cuenta cuando las palabras salen, pero no me importa, me gusta y decirlo se siente bien.
–También me gustas– Es apenas un susurro, pero lo escucho.

Rebeca siempre me ha hecho sentir una avalancha de emociones, me ha enseñado partes de mi que creí muertas, partes que no conocía, me ha hecho descubrir sensaciones que no sabía que existían, pero escucharla decir que le gusto ha desbloqueado una nueva emoción, así se debe sentir cuando le gustas a alguien que te gusta. Afirmo mi abrazo y beso la coronilla de su cabeza. No puedo parar de sonreír, mi corazón late muy rápido, me siento mareado y no sé si es el alcohol en mi sistema o la cantidad de emociones que me hace sentir Rebeca, es simplemente perfecta.

–Si te gusto y me gustas ¿Por qué demonios no eres mi novia?– Pregunto con una enorme sonrisa en los labios.
–Porque no me has pedido ser tu novia– Siento como se separa un poco de mi sin dejar de abrazarme.

La miro y veo que tiene el ceño fruncido y un puchero en los labios, esos bonitos labios que he tenido la dicha de probar. Sonrío porque luce completamente adorable haciendo esa cara. Inclino la cabeza y junto nuestras frentes con los ojos cerrados, una de mis manos viaja a su rostro y la otra permanece en su cintura.

–¿Quieres ser mi novia?– Sonrío y abro los ojos, veo como sus ojos brillan también y sonríe a la par que coloca sus manos en mis mejillas.
–Claro que si, niño bonito– Con una enorme sonrisa Rebeca une nuestros labios.

Debo decir que el beso es un poco torpe, tal vez es porque ambos estamos borrachos, tal vez es porque estamos emocionados, no lo sé y no me importa, lo único que me importa es que puedo probar sus labios una vez más, puedo besarla sabiendo que ahora es mi novia.

–¡Vivan los novios! ¡Wuuuuu!
–¡Que bonito!
–¡No mamen! Se tardaron.

Las voz de los chicos nos regresan a la realidad, ambos nos reparamos y los observamos. Rebeca me abraza y los ignora.

–Paguen, les dije hoy se declararía– Diego extiende la mano y veo como Daniel y J depositan un billete de cien pesos cada uno.
–¿Cuánto tiempo llevan ahí?– No había notado su presencia, aunque debo admitir que todo estaba muy callado.
–¿Y quién les dio permiso de apostar sobre la vida amorosa de los demás?– Rebeca se mantiene abrazada a mi mientras les murmura en reproche.
–Estamos aquí desde que Rebe mencionó que sabía que Wakks estaría en el público– Contesta Daniel.
–Y la neta no podíamos no apostar cuando era obvio que se gustaban, todo era cuestión de tiempo– J se encoge de hombros restandole importancia al tema.

No importa, me da igual que nos escucharan, me da igual que lo sepan, Rebeca es mi novia ahora y es lo único que debe importar. Abrazo a Rebe fuerte y la beso fugazmente antes de que regresemos a la sala.
Continuamos bebiendo y conversando unas horas más, los chicos hacen bromas sobre nosotros y como antes era todo odio y ahora somos novios, pero está bien, porque puedo tener a Rebeca conmigo y eso me hace feliz.

La Violinista Donde viven las historias. Descúbrelo ahora