Moving Out: Parte única

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Un albino caminaba resentido a tráves de las amplias calles de la ciudad de Karmaland, su tío lo había obligado practicamente a conseguír un trabajo para no sentir la "depresión" por la pérdida de sus padres.

Había pasado más de 2 años del accidente aéreo que dejo afectado psicológicamente al ojiverde, poco a poco abandono su carrera de derecho, dejo de lado a sus amigos y comenzó a centrarse en la tierra donde todo ocurre por algo.

Estaba cansado de mentirse que todo mejoraría en su vida despues de ello, pero su tío Merlon insistia que saliera a enfrentar ese mundo como lo hizo su mellizo que estará quién sabe donde revolcandose con algún millonario.

¿Que puede salir mal?

Observo detenido el pavimento rocoso bajo sus pies, tenía tiempo que no cruzaba por el ala norte de la ciudad de Karmaland que notó cambios en sus aceras incluso había un parque natural cruzando la calle dejando escuchar la risa de niños volando sus cometas incluso adultos trotando.

Era divertido de asimilar para sus ojos, solo que tuvo que detenerse en seco al captar que llego al lugar que tanto menciono un anciano de barba blanca.

Allí estaba el imperio de mudanzas "nubesita" o un nombre bastante ¿marica? Para su conocimiento, tampoco iba a cuestionar gustos sexuales cuando el es abiertamente homosexual.

Sin embargo, prefirió dejar de divagar e intranquilizar su neurona permitiendolo adentrarse a ese imperio de tonalidades cálidas, quién diría que dos colores como el verde y marrón combinaran tan bien en esa fachada, era lo primero que capto sus ojos enamorandolos por completos.

Esa delicadeza de arte pintado en sus paredes, las estatuas colocadas estrategicamente y un hombre mirandolo de arriba a abajo esperando una respuesta.

"—Mierda, ahora que querrá este—"Pensó dudativo ocultando sus manos en los bolsillos del pantalón.

El hombre delante suyo debía rondar los 28 años de edad, su tez morena daba a resaltar que trabajaba en ese lugar al igual que su ropa informal que le resaltaba sus pectorales, necesitaba concentrarse si no quería ser despedido sin antes comenzar.

—Hey tú, rata—Aquella voz gruesa despertó los sentidos del albino girando sus talones a quién hablaba—Debes ser el nuevo, no tengo mucho tiempo. Irás con los antiguos a descargar la casa de un anciano, muevete—Alertó ese castaño lanzandole a la cara unos guantes de latex.

—¿Podrías ser menos grosero?—Gruño Willy escondiendo la goma en sus bolsillos.

El joven mayor acaricio leve sus labios con  ayuda de sus dedos tras soltar una risilla picarona.

—No, mueve el culo—Escupió empujandolo de las instalaciones.

Será un empleo bastante duro para el chico.

🌈✨🌈✨🌈

Paso exactamente una semana desde que el albino apodado Willy empezó a trabajar en lo que sería su propia tumba, sentía agobiado por el idiota del dueño que no hacía más que insultarlo y recordarlo lo asqueroso que era haciendo su trabajo.

Que sí colocaba mal la inmobiliaria dentro del camión, que si era un desgraciado por no ayudar a sus compañeros, que sí no sabía distinguir un pájaro de un búho, que sí sus compañeros le metían mierda al jefe para que lo despidieran.

No llevaba ni una semana y tenía la necesidad de tirar la toalla de maneras exageradas como también, esa sastifacción personal de querer gritarle en la cara de ese ojiambar que se metiera su camión por donde le plazca.

—Estúpido trabajo—Refunfuño entre dientes el albino rascando con rabia sus cabellos.

Hubiera seguido su desahogo personal pero, unos toquidos detrás suyo alertaron su cuerpo, ahì estaba un anciano de cabellos blancos parado en el lumbrar de la puerta con una taza de tonalidad miel entre sus dedos, parecía preocupado a ojos del albino que sin más, se levanto de su escondite retirando ese accesorio de manos de su cuidador.

Moving out | [Willgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora