Aurah [Rauw Alejandro] [COMPLETA]

Capitulo 21

—Amor.— me llamo y yo quite mi vista de mi laptop y voltee a verlo.

—Dime.

—Estuve pensando en el nombre anoche y encontré uno que me gustó mucho por lo que significa.

—¿Cual?— puse la laptop en la mesa que había en la sala y me senté con mi vista hacia el.

—Marisol.

—Que bello.

—Significa mar y sol, me gusto mucho ya que esas dos cosas son muy importantes para nosotros.

—Lo adoro.

—Entonces la bebe ya tiene nombre.

—Si, me gusta mucho ese, es perfecto.— dije sonriéndole, el se acercó a mi y me beso.

—¿Cuantos nenes quieres tener en total?

—Raúl apenas vamos a tener a la primera, no hay prisa.

—Yo se pero igual quiero saber.

—Cuatro, dos niñas y dos niños para que cada quien tenga con quien jugar.

—Yo quería tres pero me gusta más tu idea.— pasó su mano por mi cabeza.—Paola dijo que quiere diecisiete sobrinos.— lo mire incrédula.

—¿Me estás jodiendo?

—No, ella me dijo eso el otro día.— dijo a lo que yo solté una carcajada que probablemente escucharon en China.

—Cada día me preocupa más, esta loca.

—Yo se, pero no te gustaría tener diecisiete nenes conmigo.

—Raúl no quiero tener tantos nenes con nadie, eso es demasiado.

—Lo se pero igual quien sabe que un día salgan trillizos y todas las otras veces también.

—Si alguna vez salen trillizos cierro la fábrica.

—Como así.— me miro preocupado.

—Nunca he querido tantos hijos, esto no es una escuela. Deja los inventos.

—Yo tampoco quiero tantos, solo me dio curiosidad.— dijo cabizbajo.

—¿Ya te molestaste?

—No.— volteó su cabeza hacia el otro lado para que no pudiera verle la cara.

—Ya estás muy grande para esto.— lo agarre por la mandíbula y voltee su cara hacia mi.—Que yo no quiera tantos nenes no quiere decir que no te quiera, es solo que diecisiete niños es una cantidad exagerada.

—Está bien.— me jalo por el brazo haciendo que me levantara y hizo que me sentara en sus piernas.

—¿Que tienes?— le pregunté cuando puso su cabeza en mi pecho y sentí las lagrimas que se deslizaban por sus mejillas.

—No se, tengo un mal presentimiento. Solo quiero estar abrazado a ti todo el día.

—Nada malo va a pasar, quédate tranquilo.— dije pasando mi mano por su cabeza mientras jugaba con sus trenzas.

—Se me hace difícil creer eso.— sollozo.

—No puedo prometerte que nada va a pasar porque no soy adivina y no veo el futuro, pero si puedo decirte que estes tranquilo porque siempre lo qué pasa es lo mejor.

—¿Como haces para siempre saber que decir?

—Yo no siempre se que decir.

—Claro que si, siempre dices exactamente lo que la gente necesita escuchar, es un don.— dijo levantado su cabeza y dejando un beso en mi cuello.