Capítulo 5: Hija única

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La Tierra, 85 horas desde Exodus

El calor se sentía cada vez más, las llamas se esparcían por todo el departamento. El espectáculo principal de tal terrible escenario era el cuerpo de una mujer quemándose lentamente, y el único publico para presenciar tal suceso era una rubia incapaz de alejar la mirada. Un olor comenzó a hacerse presente, pero no era carne quemada, era algo diferente y familiar, algo que le producía hambre a la rubia.

Kara abrió los ojos de un golpe, tenía lagrimas corriendo por sus mejillas, estaba a punto de gritar y llorar a todo pulmón, pero el olor de su sueño evito que cayera en su depresión. Se limpió las lagrimas de su cara y salió de la cama dirigiéndose a la cocina, allí encontró a Mon-El preparando un desayuno bastante elaborado para alguien con poca experiencia. Al verlo forzó una sonrisa, no quería comentar nada de sus pesadillas, sabía que eso solo generaría atención sobre ella y prefería que todos estuvieran enfocados en rescatar a Alex.

—¿Son croquetas de papas? —peguntó al ver que Mon-El no había notado su presencia.

—No, no, no —dijo el daxamita al escuchar la voz de la mujer—. Estoy tratando de llevarte el desayuno a la cama. Estaba siendo muy romántico y lo arruinaste —terminó haciendo un puchero. Kara le agarró los hombros y su sonrisa pasó de ser forzada por una sincera.

—Eres muy dulce, pero no podrás interponerte entre yo y... —lo apartó hacia un lado y caminó hasta la isla de la cocina donde estaba la bandeja con su desayuno— Tocino. Y galletas —dijo con voz juguetona—. Y, vaya, ¿es huevo hervido? ¿Cuándo aprendiste a hacer todo esto?.

—Encontré las instrucciones. —respondió mientras tomaba un libro que se encontraba en una de las sillas de la isla— Resulta que los libros tienen más información que YouTube. ¿Quién iba a saberlo?.

—Hey —dijo Kara mientras soltaba una leve risa—. Has cambiado.

—¿Sí? —preguntó mientras se acercaba a darle un beso en la mejilla.

—Sí —contestó mientras sus labios se curveaban en una pequeña y tierna sonrisa—. Estoy impresionada —tomó una fresa y se la llevó a la boca. Luego comenzó a rodear la isla.

—Como fuiste muy buena y volviste a aceptarme... —comenzó a decir mientras tomaba asiento donde antes estaba el libro de cocina— Debería ser igual de bueno para llenar tu vida con alegría.

—Bueno, no trabajar en CatCo tiene algo bueno —comentó mientras tomaba asiento al frente de él.

—¿Qué cosa?.

—Más tiempo contigo —ambos se sonrieron ante aquella declaración.

Era cierto lo que acababa de decir, hace un día no hubiera pensado igual, ni siquiera hubiera pensado en volver a sonreírle a Mon-El. Pero luego de que él hablara con sus padres y Kara tuviera una extraña aventura musical con Barry, ahora habían vuelto a estar juntos y eso hacia feliz a Kara. Aunque había un sentimiento extraño dentro de ella, como sí hubiera algo que no la hiciera completamente feliz, estaba segura que quería a Mon-El, pero había algo que la hacía sentir extraña.

Kara no le dio importancia a ello, supuso que el extraño sentimiento era producto de la tristeza generada por la ausencia de Alex. Esa era la conclusión más lógica, ya que cada vez que pensaba en ella le entraban ganas de caer al suelo y llorar a todo pulmón, además que desde su partida Kara ha tenido pesadillas donde la ve arder hasta la muerte. Claro que no ha dicho nada, porque sabe que todo volverá a la normalidad cuando vayan por ella a Takron-Galtos, pensar en eso la llenaba de esperanza, aunque aún le daba tristeza la situación.

—¿Alguna noticia de tus padres? —preguntó Kara para no seguir pensando en su hermana.

—No, solo están ahí arriba dando vueltas en órbita —respondió Mon-El mientras servía una taza de café.

Danvers sisters (Supercorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora