«-ya entiendo, estas obsesionado con algo irreparable. - soltó Ami chasqueando la lengua - vives en la ciudad subterránea, la tierra y la mugre es de lo que está hecha la ciudad y hasta nosotros.
-y no detesto nada más que ser de esta ciudad y haber nacido aquí - solté apenas audible.
La verdad, ni siquiera estaba seguro de haberlo dicho, pues apenas había avanzado unos pasos y me dejé caer, vencido por la heridas.
-¡¿Levi?! - escuche que gritaba preocupada.
Algo en su tono de voz, me hizo querer desear no volverlo a escuchar jamás. Apenas si la conocía y ya había perdido el conocimiento frente a ella.
Lo siguiente que recordaba era estar en una superficie suave, con la oscuridad habitual de la ciudad, apenas si podía mantener los ojos abiertos. Tenía la sensación de no estar en la casa de Kenny y no lo confirme hasta después, cuando fui capaz de despertar por completo.
-¡Buenos días, dormilón! - saludo Ami, están sentada a un lado de la cama con un libro en la mano.
Muy pocos sabíamos leer o escribir en la ciudad, así que lo primero que se me vino la mente al verla con el libro fue sorpresa.
-haz dormido por dos días, aunque es lógico pues perdiste mucha sangre - comenzó a explicar antes la interrogante que yo tenía marcada en la cara - aunque a todos nos sorprende que sigas con vida.
-¿todos? ¿Dónde estoy? - pregunté tratando de incorporarme, el vértigo atacó y perdí concentración.
-deberías seguir recostado, aún no estás 100% recuperado dijo el doctor -dijo obligándome a recostarme de nuevo - y sobre tu pregunta estás en la casa de mi abuela, es una larga historia pero te hemos cuidado estos últimos días.
Hice una mueca, “cuidar” no era una palabra que estuviera en mi diccionario y si existía solo podía significar que ahora tenía una deuda. Y esta deuda solo aumentó en los siguientes dos días, me alimentaron y llamaron a un médico para que me revisara; Ami afortunadamente no se había roto la costilla como creí, pero si le mandaron reposo por haberse lastimado el pie y la rodilla de la pierna izquierda.
La dichosa abuela de Ami (se llamaba Meghan, pero todos le decían abuela Arai) , me visitó varias vaces a lo largo de esos días, era tan amable que me mareaba; la señora era como cualquier mujer, salvo por hecho de que tenía la piel arrugada, las manos callosas y una mirada cansada. La madre de Ami (Zenda Sorní), me llevaba la comida por las mañanas, era una mujer hermosa con rasgos muy diferentes a los que se ven aquí en el subterráneo, lo cual era extraño y me hacía preguntarme como había llegado ahí. Y también el chico Farlan se hizo presente para procurar que su “hermanita” no estuviera en peligro, aunque estaba más en peligro cuando la abuela Arai la descubría intentando salir por la ventana para no hacer sus responsabilidades; farlan debía tener mi edad pero era demasiado alto y delgado.
Para cuando me recupere, tan solo pocos días después, tuve que convencer a la abuela Arai y a la propia Ami de que ya estaba bien y podia estar de pie.
-si sabes que no necesitas apresurarte a salir de aquí, ¿verdad? - me pregunto Ami, al siguiente día de mi primer intento por demostrarles que estaba mejor.
Ella solía estar casi todo la tarde conmigo, aunque aquella mañana era la excepción pues se escondía de su madre que la obligaba a ayudar a Farlan con la cocina.
-si grito, ¿qué tan pronto crees que tarde en llegar tu madre aquí? - la amenace sentandome a la orilla de la cama.
-ni el señor Miaullitan es tan gruñón como tu - se quejo desde la ventana donde estaba, desde mi habitación era el único lugar que podía salir a escondidas, asique estaba aquí planeando su próximo escape.
El nombrado señor Miaullitan era el gato (gatos y ratas eran los únicos animales que sabía que existían desde hace años) que había adoptado hace unos días en una de sus salidas clandestinas mientras yo estaba inconsciente.
Me detuve a mirarla mal, intentando ponerme de pie. Realmente ya estaba mejor, podía caminar y hasta correr, los mareos habían cesado y los puntos de la herida serían removidos en pocos días.
-Levi, haz visto a.... - dijo la abuela Arai, la puerta estaba abierta así que solo había entrado. - ¡con que aquí estas! Ami Arai, ¿qué no tienes nada que hacer? Y ¿a dónde crees que vas?
-no grites - pidió suplicante Ami y bajo de la ventana. - vine a ver como estaba Levi y ha decirle lo que me habías pedido.
Ami solía mentir al menos con cosas insignificantes, no era buena en eso o por lo menos no con su abuela. Aquella mujer, tenía un talento especial para detectar las mentiras.
-si, claro, anda ve a ayudar a Farlan - le ordenó Meghan.
-¡pero aún no le digo nada! - se quejo Ami de camino a la puerta.
La dinámica de la casa era prácticamente que todos se la pasarán detrás de Ami evitando que saliera a hurtadillas y a la vez cada quien haciendo su tarea: Farlan cocinaba por las tardes y hacia algunas entregas de suministros, Meghan se encargaba de la limpieza de la casa, Zenda atendía la tienda de suministros junto con su esposo (el señor Jano Arai).
-¿decirme que? - pregunté evitando que Ami siguiera quejándose.
-¡ah si!... Farlan me contó que vives solo, ¿es verdad? - comenzó a decir la abuela Arai con aquel tono de amabilidad combinado con curiosidad.
Farlan había ido a mi casa a recoger algunas cosas por mi, ya que no me dejaban ir, así que debió decirles que la casa carecía de rastros de que viviera alguien más ahí.
-no... - respondí rápidamente.
-¿tienes familia? - insistió la abuela. Negué con la cabeza - ¿tu madre?
-murió - solté sin más.
-¿tu padre?
-jamás lo conocí.
-¿vives con alguien?
-si, con el que era amigo de mi madre - dije, no era totalmente una mentira, Kenny dijo conocer a mi madre y en teoría era su casa en la que yo estaba.
-aja, ¿y donde está él?
-de viaje - volví a mentir, nunca supe a qué se dedicaba Kenny, ni siquiera sabía si ese era su nombre real.
-ahora que se como mientes, ¿qué tal si soy directa? - dijo la abuela tras una pausa, no se le escapaba nada, ni siquiera el intento de huida de Ami - ¡ya te vi, no me hagas llamar a tu madre a aquí, señorita!»
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Levi's diary
FanfictionMiembro de la Legión de Reconocimiento, proveniente de la Ciudad Subterránea, hijo de una Ackerman, soldado, compañero, líder, amigo... ¿Qué más podría decir para describirlo? Levi Ackerman, uno de los grandes héroes. Pero... Aún hay más que contar...