IM POR TAN TE

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Ahí estaba una vez más el despertador... tiiin tiiin tiiin tiiiin Insistentemente retumbaba en los tímpanos de Rogelio que de nuevo debía levantarse a cumplir con su trabajo, era un trabajo bien remunerado, pero esclavizante, 8 am a 5 pm , el horario de los esclavos del sistema, el horario que debía cumplir para recibir a fin de mes su jugoso salario, ya estaba acostumbrado a trabajar de esa manera y muchas veces hasta sin poder ir a almorzar porque para su jefe todo era -IM POR TAN TE-, así, sílaba por sílaba Rogelio recordaba cada vez que su jefe se lo decía -IM POR TAN TE- "Viejo mañoso de voz aguardientosa" musitaba para sus adentros, sin embargo, incluso cuando ya iba para su casa y empezaba a cabecear en el bus del transporte público, su cabeza repetía una y mil veces la voz aguardientosa del viejo diciéndole -IM POR TAN TE-. Ahí estaba, sumergido en un nuevo día de trabajo.

¡¡Maldita sea, lo que daría por quitarme esa voz de la cabeza!! Pensaba a gritos, pero su mente repetía y repetía -IM POR TAN TE- era tal la obsesión con la horrible palabra que un día sin darse cuenta la recitó tal cual la decía su jefe, pero a su hijo, éste se quedó observándolo, apretó los labios y tratando de contener la risa y con los ojos aguados no aguantó más y soltó una estridente carcajada, el pequeño de 12 años le humedeció el rostro con la saliva que accidentalmente expulsó y en medio del ruido de la risa chillona del adolescente, éste dejó salir una frase, la frase que cambiaría todo -¡¡AAAHHH JAJAJAJAJAJAJA, PA, SUENAS IGUAL A TU JEFE, IGUAAAL, I GUA LI TO JAJAJAJAJAJA!!- Rogelio guardó silencio y olvidó qué era lo IM POR TAN TE que le había pedido a su hijo, huyó lentamente de la sala y se encerró en el baño, empezó a llorar y los caudales de lágrimas humedecieron su rostro, sentado en el inodoro se agarró la cabeza con las manos y decía con los labios entre cerrados y lleno de desespero -no puedo más-. No soportaba la voz aguardientosa del viejo y ahora su hijo le dijo que sonaba como él. Eso debía cambiar.

En la noche no puso el despertador, se acostó muy tarde, estuvo dedicado a tomar notas y notas, sacaba cuentas con su vieja calculadora solar que poco a poco empezó a perder energía, a veces daba un puñetazo sobre la mesa y otras veces soltaba risitas socarronas, en ocasiones miraba para lado y lado como haciendo guardia, no quería que nadie se diera cuenta de lo que estaba planeando. Lo último que anotó Rogelio en una servilleta fue un número: $12.000'000.000.

En la mañana su cabeza alternaba entre -IM POR TAN TE, doce mil MI LLO NES de pesos- Mientras miraba por el vidrio del autobús su cara pasaba de remedar los gestos del viejo de la voz aguardientosa cuando decía la maldita palabra a sonreír con malicia cuando decía la enorme cifra. Una vez entró a su oficina, saludo con cierta alegría, los demás lo notaron, alguien le dijo "¡¡Rogelio, por fin tuviste sexo con tu esposa!!" Rogelio aprovechó el chascarrillo para soltar la carcajada que tenía atorada, carcajada que le generaba el hecho de pensar en lo que iba a hacer.

Durante varios días Rogelio aprovechó los descuidos de don Asmed, el de contabilidad, para sacar copias a documentos que no eran de su incumbencia, se frotaba las manos para limpiarse el sudor y como manera de manejar su ansiedad escribió en el tablero de su cubículo: "esto va a cambiar" y escribió un 12 con una carita feliz al lado. Después de tres semanas de arduo trabajo, de esculcar de manera subrepticia en la oficina de don Asmed, Rogelio llegó a su casa y anunció que algo IM POR TAN TE iba a suceder, todos sonrieron al escucharlo decir la horrible palabra. Isabel, su esposa, le preguntó que qué era eso tan IM POR TAN TE que iba a suceder "ay mijo no nos vaya a meter en problemas otra vez, a usted siempre se le ocurren unas cosas que ni pa qué", Rogelio le dijo que los problemas traían cambios y que sin problemas no habría soluciones, le dijo que pronto podrían empezar a pagar todas sus deudas. Isabel recordó el papel que había visto en la mesa y le dijo "Mijo, no vaya a aceptar ese negocio que le propusieron, yo vi que usted escribió una cifra que jamás veremos en esta casa, tenga cuidado mijo, vea que después le echan la culpa sólo usted". Rogelio la calmó con un abrazo y un beso y le puso el dedo índice sobre los labios, le dijo que tranquila que todo iba a estar bien que lo más IM POR TAN TE para él eran su esposa y su hijo y que ya estaba cansado del viejo con la voz aguardientosa diciéndole que todo era IM POR TAN TE, ahora todo iba a cambiar no importaba cómo.

Rogelio salió de su casa para el trabajo, era lunes y llovía mucho, al llegar a la oficina borró el letrero en su tablero, quitó el candado y el seguro de su escritorio, sacó una carpeta enorme con todos los documentos que había reunido durante las ultimas tres semanas, se la puso debajo del brazo derecho y salió. Amalia, que era su mejor amiga en la oficina le gritó que para dónde iba, que ni siquiera era momento para el tinto, Rogelio sólo volteó, sonrió y le dijo adiós enviándole un beso con la mano.

Don Asmed gritó por toda la oficina - ¡¿quién es el desgraciado que se ha estado metiendo en mi oficina?! - Rogelio por descuido había dejado unas carpetas cambiadas, pero ya no importaba ya todo estaba hecho.

Rogelio llegó a la puerta de la gerencia, la secretaría, que se creía más que el mismo gerente, no lo quería dejar entrar, incluso le dijo que no recordaba haberlo visto por ahí, que le dejara ver su carné, él, con un poco de furia, pero conservando la calma, se lo dejó sobre el mostrador de su escritorio, ella lo anunció con cierta incredulidad, el gerente con ese aire que se mandan todos los que tienen el poder, le dijo que lo dejara entrar para quitárselo rápido de encima. Rogelio entró a la oficina, se limpió las suelas de los zapatos en el tapete de la entrada, con la mano izquierda sacó la carpeta que llevaba debajo del brazo derecho y le dijo que ahí estaban las pruebas, que eran IM POR TAN TES, le dijo que don Rodrigo, en compañía con don Asmed estaban a punto de robarse doce mil millones de pesos de la empresa, que él sólo quería cuidar su empresa y su trabajo, y que ahora iba a hacer el papel de sapo para salvarlos a todos, le dijo además que no esperaba nada a cambio y que si eso lo hacía perder su empleo, no le importaba, que ya no soportaba más que don Rodrigo fuera capaz de dañarlos a todos. Le dijo que prefería ser pobre, pero honrado.

Los de la gerencia se tomaron unos días en analizar todo lo que presentó Rogelio, el lunes de la siguiente semana se anunció la demanda en contra de don Rodrigo, el de la voz aguardientosa, y don Asmed, el de contabilidad, además de su despido. Como recompensa Rogelio no recibió el ascenso que quería, pero recibió un aumento en su sueldo y la empresa ideó el "Concurso anual de cuento Don Rogelio", un concurso en el que todos contaban sus historias sobre la honestidad.

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