Lo Que Esconde Una Mirada

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    Primer día de instituto en la Escuela Salvatore. Gritos seguidos de abrazos de reencuentro se oyen por todos los pasillos. Las vacaciones de verano, para muchos, se hicieron eternas, aunque son los mismos que desearían no empezar las clases nunca y mucho menos en un instituto nuevo.

   Y esa es la situación de Hope Mikaelson. Una chica pelirroja, de preciosos ojos claros, tez blanca y una dulce voz que nada tiene que ver con su fuerte carácter. Sus padres, Klaus Mikaelson y Hayley Marshall, fallecieron años atrás y ella quedó al cuidado de su tía Freya, hermana de su padre. Por desgracia para Hope, Freya tiene un trabajo trotamundos y nunca puede estar en un mismo sitio más de un año, jamás le ha preguntado el motivo, pero tampoco está segura de si quiere saberlo.
  Es por ello que ya debería estar acostumbrada a ser “la nueva” en cada curso e instituto al que ha asistido, pero el miedo a que vuelvan a meterse con ella es superior. Hace 5 años, en un colegio del Este de Estados Unidos, una pandilla de 10 personas, la rodeó y empezó a reírse de ella y a empujarla de un lado a otro. Hubo algo en su interior que empezó a quemarle el cuerpo, una energía, pero supuso que era la rabia y el coraje y no le dio más vueltas de las necesarias.

  Pero como decía, primer día en la Escuela Salvatore, por algún motivo ese apellido le suena bastante a nuestra pelirroja y, aquella Escuela, era muy diferente al resto de institutos en los que había estado. Es bastante oscura, con unas escaleras enormes en la entrada y amplios salones. No tiene muy claro a quién debe buscar o a dónde debe ir, está un poco perdida hasta que escucha una voz detrás suya.

-   Hola. Bienvenida a la Escuela Salvatore. Soy Lizzie Saltzman y ella es mi hermana, Josie. Somos gemelas. ¿Eres nueva, verdad? Lo siento, es que llevamos una planilla muy estricta de los alumnos que hay en la escuela, no queremos llevarnos sorpresas. ¿Cómo te llamas? Bueno, no, no importa, déjame lo busco en la lista – en el momento que Lizzie se calla, Hope mira a Josie que parece bastante avergonzada de la actitud de su hermana. Cuando siente la mirada de la otra chica, se la devuelve y finge una pequeña sonrisa de bienvenida. – Mmm… Tienes cara de Hope Mikaelson, ¿verdad? Te estábamos esperando, Hope – Josie le da un codazo a su hermana, su padre dijo explícitamente que no deberían decir nada de ese estilo y mucho menos a quienes no saben lo que son - ¡Auch, Josie! ¿Por qué me…? ¡Oh! Vaya, se me escapo – Mira, de nuevo, a Hope con una sonrisa amplia. – Bueno, bienvenida, cualquier duda, nos avisas.
 
 Se despidieron de la chica, Josie le da una última mirada de disculpa y se alejan. Otra vez sola en la inmensidad de aquel lugar desconocido. La diferencia con otros institutos es que ahí se siente segura o, al menos, eso creía. Cuando empieza a caminar en busca de las aulas, la gente se queda mirando para ella y los ve cuchicheando.
 
-   Esto no puede ser bueno – piensa. - ¿Cómo me conocen y cómo saben que vendría? ¿Por qué el codazo? No entiendo nada… Y esto no tiene pinta de instituto, parece más una… Residencia.
 
-   ¡Hola! Eres Hope, ¿verdad? Soy MG. ¿Necesitas ayuda con algo? ¿Sabes dónde se encuentra tu habitación? - ¿habitación? Lo dicho, una residencia.
 
-  Perdona, ¿has dicho habitación?
 
-  ¡Sí! La Escuela Salvatore es una residencia para seres espe…
 
-  ¡MG! – Josie aparece de la nada y no deja que su amigo termine de hablar, mientras le echa una mirada de odio. - ¿Puedes venir?
 
- Disculpa, Hope. Un placer.
 
-  Igualmente… - lo ve acercarse a la morena que no le quita la mirada de encima a ella – Supongo.
 
   La pelirroja sigue caminando ensimismada por las cosas que ve a su paso y se choca con un hombre de unos cuarenta y tanto, alto, bastante guapo. Supone que es un profesor.
 
-  Discúlpeme, estoy un poco perdida.
 
-   Tranquila, no te preocupes. ¿Hope Mikaelson? – la chica asiente y le agarra la mano para saludarle. – Soy Alaric Saltzman - ¿Saltzman? ¿De dónde le suena ese apellido? – Soy el director de la Escuela. Tu tía Freya nos llamó esta mañana para ver si podíamos proporcionarte una habitación aquí. Dice que te queda bastante lejos de casa.
 
-  Pues… Supongo que sí, no he calculado el tiempo que tardé en llegar. – si Freya llamó, ahora entiende por qué la estaban esperando, aunque aún hay cosas que no entiende. – Perdone, directo Saltzman, ¿dónde se encuentran las aulas?
 
-  Tranquila, señorita Mikaelson, mi hija Josie te responderá todas las dudas que tenga. – la muchacha sale con timidez de detrás de su padre y la saluda con una dulce sonrisa que hace que Hope se la devuelva automáticamente. – Las dejo solas.
 
   El director se aleja de las muchachas y Josie está mirando sus pies sin saber muy bien qué debe decir. Es la primera vez en muchos años que se queda sin habla delante de nadie, pero es que Hope Mikaelson no es, precisamente, nadie… Hope Mikaelson es un referente en su mundo, pero ella aún no lo sabe. Y Josie tiene la dura tarea de enseñarle su verdadero ser, el tribrido que lleva dentro. El único que existe ahora mismo en su realidad.
 
- No sabía que fueran las hijas del director. – la pelirroja se decide a romper el silencio, que no es incómodo, pero lo necesita para quitarse dudas de encima.
 
-  Sí, bueno, es la parte buena de que lleguen alumnos nuevos cada año, por un ratito podemos ser, simplemente, alumnas.
 
-  Me imagino. ¿Podrías explicarme qué es este sitio?
 
-  Sí, pero mejor vamos a tu habitación. Aunque, por lo que veo, no te trajiste equipaje.
 
-  No contaba con que me tuviese que quedar. Me lo acaba de decir tu pa… El director. – Hope quiere tratar a Josie como una más, ya que por lo que le dijo, no le gusta que la relacionen con su padre. Tal vez tenga miedo de que la gente piense que está ahí por él y no porque se lo merezca… ¿Quién sabe?
 
    Josie sonríe ante la corrección y asiente antes de empezar a caminar.
 
-  Tenemos varios uniformes y, si lo deseas, puedes llamar a tu tía para que te mande la ropa o te la traiga, lo que prefieras. Ya me vas diciendo con el paso de los días. Quiero que te sientas como en tu casa, aunque puedo imaginar que es algo complicado.
 
-  Sí, no sé muy bien qué significa sentirme en casa desde que mis padres fallecieron, pero gracias. De momento ya puedo decirte que me siento mucho más segura que en los otros institutos. Mi tía viaja mucho por trabajo y solo puedo terminar un curso en cada sitio, así que… No estaré mucho por aquí – pero su cabeza no desea lo mismo.
 
-  ¡Vaya! Lo siento. No tenía ni idea. Intentaré que este año sea el mejor entonces. De momento… Bienvenida a tu nuevo cuarto - abre una preciosa puerta de madera que deja paso a una enorme habitación completamente amueblada y con vistas al bosque que les rodea. – Tienes mantas en el armario y dos almohadas más, por si acaso. Los días de colada son los miércoles y los sábados. Los domingos limpiamos entre todos para acabar antes. El baño lo tienes al fondo de este pasillo, es solo para chicas, los chicos están en el otro lado. En el escritorio tienes el horario de todo, no te preocupes – Por un momento se acordó de su hermana y frena en seco. - ¿Demasiada información?
 
-  ¡Un poco! – se ríe. – Pero no pasa nada, ahora me miro el horario. – Josie le agarra el brazo antes de que se dirija al escritorio. Hope la mira confusa.
 
-  Antes de que mires nada, hay algo que tengo que contarte, Hope… Sobre ti.
 
-  ¿Sobre mí? ¿Me conoces? No recuerdo haberte visto antes.
 
-  No, Hope, no nos hemos visto, pero sé muchas cosas sobre ti, sobre tu familia… Cosas que tú también sabías antes de… - mira al suelo – Antes de la muerte de tus padres. Ven, siéntate.

Lo Que Esconde Una Mirada (One Shot Hosie) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora