Alicia

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Me tuve que contener para no abrazarla. Sabía que, si lo hacía, lo echaría todo a perder, y no quería que eso sucediese. Giré la cabeza para mirar a Jack. Estaba de cuclillas sobre sus dos pies, manteniendo perfectamente el equilibrio de su cuerpo y sin hacer el más mínimo ruido. Yo, en cambio, tenía una rodilla en el suelo, y la otra la mantenía formando un ángulo de 90º, en una posición de alerta y en tensión. Jack me devolvió la mirada. Mantuvimos contacto visual durante unos segundos, lo suficiente para transmitirnos todo lo que sentíamos en esos momentos. Pude ver el miedo en sus ojos, al igual que él lo pudo ver en los míos, pero sentí como los suyos intentaban transmitirme calor y seguridad. Me resguarde en el verde de su mirada por unos instantes, pero los suficientes para darme energías. Jack hizo una señal con su cabeza hacia el lugar donde se situaba a la persona que tanto anhelaba abrazar. Giré la cabeza para mirarla una vez más. Estaba maniatada a un palo de madera oscuro, grueso y que daba una sensación de gran grosor. Por lo que pude averiguar, habían utilizado una cuerda de polipropileno, un material que se usaba en las cuerdas más resistentes, para atar sus manos, y lo cual daba a entender que los autores del acto no tenían pensado dejar ir a su "presa".

Recorrí la habitación con la mirada para buscar cualquier señal de movimiento o de amenaza, pero no había nada ni nadie al acecho. Eso me extrañó mucho, ya que nos habíamos rebelado a la sociedad a la que pertenecíamos, y eso había causado nuestra persecución, nuestra busca y captura. Éramos unos fugitivos, eso teníamos que admitirlo, pero...¿Qué otra opción nos quedaba? ¿Quedarnos esperando a que alguien que no iba a aparecer nos sacase de allí? ¿Qué el gobierno, si es que se lo podía denominar así, dejase de oprimirnos y de sublevarse sobre los demás? No, eso no lo podíamos ni permitir ni aguantar. Teníamos el derecho a ser libres, aunque hubiese que pelear para ello. Una mano se apoyó sobre mi hombro, me sacó de mis pensamientos, e hizo que girase la cabeza hacia el ser al cual pertenecía la mano. Era Victoria. Tenía el cabello revuelto, y dos mechones negros recorrían, cada uno por su lado, los laterales de su cara. Me miraba con sus ojos, profundos como dos negras cuencas, y en los que fácilmente te podías sumergir e indagar en cada rincón de su mirada. Por su expresión facial, deduje que no lo estaba pasando bien, y que estaba sufriendo por la persona atada al palo. Y era lo más normal del mundo. Victoria quería con locura a esa chica, y no tenía pensado perderla. La hice un movimiento con la mano para que se acercase a mi y, cuando lo hizo, recorrí sus hombros con mi brazo, intentando transmitirla algo de seguridad y que supiese que no estaba sola. Victoria apoyó su cabeza en mi hombro, y acto seguido me susurró al odio

-Tenemos que actuar rápido para salvar a Alicia- -Lo sé Victoria, lo sé, pero me quería asegurar de que no hubiese nadie cerca- Era una misión arriesgada, pero debíamos de correr el riesgo. Agarre a Victoria de la mano, y esta levantó su cabeza y se posicionó en una postura de alerta. Jack también me agarro de la mano, me la estrechó fuertemente, y me entregó una espada, ligera y afilada por sus dos lados, lo que la hacía terriblemente peligrosa. La rodeé por el mango, y echando un último vistazo a los dos, me dispuse a levantarme y correr de manera sigilosa hacia Alicia. Esta mantenía la cabeza gacha y los ojos permanecían cerrados, pero sabía que estaba viva. O al menos, lo esperaba. Jack y Victoria se levantaron instantes después de que yo lo hiciese, y se acercaron a mi, cada uno con su espada en posición de defensa.

Avanzamos hacia donde Alicia se situaba, pero nos detuvimos unos pasos antes de llegar hasta ella. El ruido de unos pasos detrás nuestro hizo que nuestros músculos se congelasen y nuestra sangre se helara. Jack fue el primero en reaccionar, girando la cabeza hacia el lugar de donde provenían los pasos, y por cómo se transformaron las fracciones de su rostro, supe al instante quién había sido la persona que se aproximaba hacia nosotros. Me giré a la vez que Alexander, y lo que vi fue lo que esperaba que pasase. Frente a nosotros se alzaba la esbelta figura de Kirtash, en una posición firme y erguida. Los dedos de una de sus manos tamborileaban contra su muslo izquierdo, y los de la otra sujetaban un mando a distancia, en el cual había presionado un botón rojo. Giré la cabeza hacia atrás, pero Alicia no estaba ahí. Había desaparecido. O a lo mejor nunca había estado ahí, como me temía que hubiese sucedido. Me volví para volver a mirar a Kirtash, con mirada desafiante. Intente ocultar mi dolor lo mejor posible, aunque pequeños brotes florecían y dejaban ver lo dolida que estaba. Una sonrisa se dibujo en el rostro de Kirtash. Su mirada hablaba por sí sola. Estaba satisfecho, pero una parte de él todavía sentía rencor y un sentimiento de venganza se distinguía en sus ojos. Mirándonos fijamente, nos dijo -Con que veníais a rescatar a vuestro cordero- Enfadada le respondí- No te atrevas a llamarla así- -¿O sino, que me harás?- -Te daré una paliza que no olvidaras en tu vida- Las frases salieron de mi boca como bengalas, intentando que impactasen contra algo y que todo se solucionase, pero no, nada se solucionaría con una amenaza.-Sabía que vendríais a por ella, así que, aproveche y pensé que sería una buena idea hablar con vosotros, o, más bien, negociar- nos dijo Kirtash, y, acto seguido, nos invito a que nos sentásemos en unas silla que había a nuestro lado. Yo me negué, pero Jack y Alexander, que estaban agotados, aceptaron. Alexander me miró, y pronunció las siguientes palabras en mi mente <<Victoria, sabes que lucharemos por ella, pero debes dejarme a mí hablar, por favor. No te decepcionare confía en mi>> Asentí con la cabeza, y el, con una sonrisa en los labios, se volvió hacia Kirtash para comenzar la discusión.

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⏰ Última actualización: Sep 13, 2021 ⏰

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