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Era Enero y el frío de Madrid llegó hasta su casa. Ella se encontraba frente a la chimenea intentado encontrar el calor de él, pero, ¿a quién podría mentirle? Lo necesitaba a él, necesitaba su calor. Una noche más supo que llegaría tarde, el reloj marcaba la dos de la mañana. Apago la chimenea y subió hasta su habitación rendida, apagó las luces y se acostó. Una vez su cabeza quedó sobre la almohada sus ojos se llenaron de lágrimas y dejándolas caer sobre la almohada perdió la noción del tiempo, no supo cuánto lloró y tampoco por cuanto tiempo porque quedó dormida al instante. Varias horas después los rayos del sol entraron por su ventana, al removerse y tocar al lado de su cama se dio cuenta que estaba vacía, él no había pasado la noche con ella. Decidido arreglarse y bajar a desayunar, dos horas después la puerta principal se abrió. Volvió a ver su reloj, las nueve de la mañana, vio hacia la puerta viéndolo todo ojeroso, triste y cansado. Salió de la cocina y se cruzó de brazos.
-¿Dónde estabas?-Preguntó.
-Por favor ahora no.-Pidió.
-Estuve toda la noche esperándote Jorge.
-Perdóname, me quedé sin carga en el celular.-Supo que esa era una mala excusa, pero estaba tan cansado que no supo cómo mentir.
-¿Por qué me mientes?-Preguntó acercándose a él.-¿Por qué no me dices la verdad de una vez?-Lo miró a los ojos y vio la tristeza inundarlo.-Sabes que puedes confiar en mi.
-Lo sé.-Admitió.
-¿Ya no me amas?-Se atrevió a preguntar una vez sintió su corazón latir fuertemente.
-¿Cómo me preguntas eso? Te amo con locura.
-¿Entonces por qué estás así conmigo?-Preguntó.-Hace meses estás así.-Jorge la observó con detenimiento y negó cansado.
-Se que piensas lo peor de mi, que tal vez estoy con alguien más, pero no es así.-Negó.-Yo nunca te sería infiel.
-A éstas alturas ya no se que creer. Si ya no quieres estar conmigo dímelo para no quedar aquí como una idiota esperando a que vuelvas a casa.
-Danna, basta.-Pidió.-Basta, ¿sí? Ya te pedí perdón, ya te expliqué que pasó. Está en ti si quieres creerme o no.-Se encogió de hombros.-Ambos se vieron a los ojos y suspiraron.-Iré a acostarme, estoy muy cansado.-Danna no volvió a hablar y suspiró una vez lo vio subir a la habitación, tomó sus cosas para salir a su trabajo llena de tristeza e ira.
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Una vez llegó le sonrió a todas sus compañeras.
-Hola Danna.-Sonrió.
-Laura.-Le sonrió seguido de un beso en la mejilla.
-¿Qué tienes? ¿Por qué esa carita?-Danna sonrió débilmente y negó. Se sentó y en eso los maquilladores comenzaron a trabajar en ella.-¿Se trata de Jorge?
-No estamos bien.-Negó. Laura se sentó a su lado y suspiró.
-¿Quieres contarme?-Danna asintió y comenzó a hablarle sobre su relación con Jorge.
-No puedo creerlo.-Negó.
-Jorge me jura que no tiene a nadie más pero...-Soltó preocupada.-Laura, no se que sería de mi sin él.
-¿Sientes que tiene a alguien más?-Danna no supo que decir porque confiaba en las palabras de Jorge, pero algo dentro de ella se moría de miedo. Se moría de tristeza y de celos de tan solo imaginárselo con alguien más.-Danna si así fuera, tú no puedes dejarle el camino libre.-Soltó segura.-No puedes dejar que te quiten al amor de tu vida, ¿o si?-Danna alzó su mirada.-Además mírate.-Sonrió.-Eres perfecta, si te engañara sería un idiota.-Danna sonrió y asintió.