Un pequeño niño de tan solo 10 años llamado Sparta estaba recorriendo un campo con muchas flores de distintos tipos, pero no hiba solo, hiba con su abuelito.
Su nombre era Manolo, siempre tenía una sonrisa bastante cálida, y era bastante amigable con sus conocidos.
..
-Abuelito, abuelito! Mira eso! -señala a una abeja cría, que lamentablemente tenía una ala rota-- -Mira hacia donde indica- una pequeña abejita, que linda es.. -mira su ala y ve la pequeña grieta- parece que esa abejita necesita ayuda, vamos a ayudarle?
-Si! No quiero que ninguna abejita se encuentre mal, vamos ya!
..El abuelito se encontraba intentando arreglar la ala de la pobre insecta, hasta que lo logró a los 20 minutos gracias a que también obtenía de paciencia.
-Abuelito eres muy bueno, enséñame porfa, yo también quiero ayudar a abejitas -sonrie-
-Hay nieto.. que buen niño eres.. -sonrie y le acaricia el cabello- pero ven, vamos a casa, que tú mamá nos está esperando con la cena lista, si?
- Si, tengo mucha hambre y ya quiero comer -se escucho un rugido proveniente del estómago del pequeño, indicando que tenía hambre-
- Bueno, si quieres comer agarrame la mano y vámonos, mi nietecillo ❤️
- Espera un momento -camina hacia el norte y alza la mano, meneandola de lado a lado- adiós el florido Volveré a verte!
- Bueno, ya te despediste del campo, así que vamonos ya a comer, que hoy toca tú comida favorita!
- Sii! -agarra a su abuelito de la mano-
Y así ambos fueron a su casa y cenaron. Y aquí es cuando el tiempo se va volando y Sparta tiene 17 años y se encuentra en el mismo lugar, pero sin su abuelito presente..
- -caminando por el campo- uhm.. porque siempre la vida es tan repetitiva, nada importante pasa en esta vida, siempre es lo mismo, aunque eso es normal, pero ya cansa.. -pensaba-
Pero Sparta estaba más que equivocado, la vida no es tan repetitiva como parece, la vida a veces da sorpresas, y esa sorpresa llegó un 26 de abril, estación de primavera. El día estaba bastante bello a la vista de las personas, el sol resplandecía no con mucha fuerza ni con poca fuerza, las flores estaban positivas y coloridas. Sin duda, el paisaje de primavera perfecto para los amantes de esa estación.
Nuestro protagonista llamado Sparta estaba en una silla de madera que se encontraba en el campo "el florido" metido en sus pensamientos.
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Un joven de 19 años estaba rondado por ahí, no tenía muchos amigos ya que su aspecto asustaba a algunas personas y otras se burlaban por la forma en la que vestía y el color de sus ojos. Vestía con un traje de dinosaurio color rojo, sus ojos eran bicolores, uno rosado fucsia y uno verde esmeralda y su cabello era color castaño oscuro.Llevaba en mano un cartel que ponía "busco gente que me dé atención", no tenia casi ni amigos, y los únicos que tenían se la pasaban con sus novias casi todo el día, no tenía otra opción que buscar nuevos amigos de una forma creativa.
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Ya pasado el tiempo Sparta abandonó a sus pensamientos y se levantó del banco para retirarse hacia su humilde casa. Pero a los 30 pasos hacía ese lugar se topó con el tan curioso joven que hablamos anteriormente, Sparta no pudo evitar soltar una pequeña risa de ternura, se notaba que realmente quiere atención, así que fue y se presentó- Hola chico de rojo! Que tal?
- -abre los ojos, los mantenía cerrados- oh! Hola, si, me encuentro bien, gracias por preguntar! -deja el cartel en el suelo-
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𝘍𝘭𝘰𝘳𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘢𝘮𝘪𝘴𝘵𝘢𝘥 ˢᵖᵃʳᵗᵃ ʸ ʳᵃᵖᵗᵒʳ
FanfictionEl abuelo de Sparta lo llevaba siempre desde niño a un campo con muchos tipos de flores. Lo apodaba: "El florido", un nombre algo curioso para las personas. Años después conoció al chico que sería su mejor amigo y la persona con la que más confianza...