CAPITULO TRECE
“CHOCOLATES”
-Ella es mi mamá…--dijo Nathan mostrándome una foto
-Es hermosa…--murmure quedando extasiada al verla, Nathan había sacado los ojos de ella, realmente era muy bella.
-Lo sé—susurro el mirando la fotografía—Ella era el tipo de madre que lo sabía todo, era muy amable y cariñosa, aunque un poco vanidosa—dijo mirando al frente mientras una sonrisa se formaba en su rostro.
-¿Aun recuerdas como era?—pregunte, Nathan tenía solo siete años cuando murió
-Claro, aunque no todo…Aunque quiera, no logro recordar todo, pero si recuerdo ciertas cosas—explico mientras se acostaba totalmente sobre la cama, y con su mano me invitaba a acostarme junto a él, dude un poco pero al final cedi me dolía la espalda por estar en esa posición mucho tiempo, nos quedamos mirando el techo.
-¿Cómo que cosas?—pregunte curiosa sobre su familia.
-Por ejemplo, recuerdo que todas la mañanas ella me sentaba en su cama y se probada diferentes labiales y me preguntaba cual le quedaba mejor—contó con una sonrisa, no pude evitar reír
-¿Es en serio?—pregunte divertida
Nathan río--¡Si, lo es! Y al final siempre le decía que le quedaba mejor el color rojo, porque era el último que se probaba y el único que se me quedaba grabado—comento mientras reía recordando.
Reí ante ese comentario--¿Qué más recuerdas?
-También recuerdo que ella cocinaba para mí una tarta de naranja—comento mirando el techo
-¿Por qué de naranja?
-Me gusta la tarta de naranja, pero solo me gusta la que preparaba ella, no lo sé, tenía algo especial, algo diferente…un sabor totalmente diferente al resto de las tartas, no sé lo que era, lo único que se…es que era realmente deliciosa—dijo mientras se tocaba el estómago.
Me quede pensativa Así que una tarta de naranja, ni lo pienses Shay, tú eres capaz de explotar la cocina al intentar prender el horno.
-Nathan… ¿Puedo hacerte una pregunta?—pregunte nerviosa girándome para verlo fijamente
-Claro, dime—contesto girándose también para observarme
¡Guau! ¡Que hermosas pestañas tiene! Son mucho mejores que las tuyas, eso es una vergüenza para ti.
-¿Por qué odias el chocolate?—pregunte directa, nerviosa y a la vez ansiosa por saber la respuesta, el me miró fijamente durante un minuto exacto sin decirme nada, luego suspiro y volvió a mirar al frente.
-Cuando tenía tres años, el primer dulce que probé fue el chocolate—comenzó a relatar sin mirarme—Entonces descubrí que no había nada mejor que ese dulce, el chocolate era la golosina más deliciosa que alguien pudiera comer.
Lo mire confundida pero no lo interrumpí
-Me encantaba tanto que se había convertido en mi dulce preferido—conto con mucha ilusión y una sonrisa, pero esa sonrisa se fue borrando poco a poco hasta convertirse en una triste mueca—Una semana antes de mi cumpleaños, mis padres hicieron un viaje corto a los Ángeles, papá estudiaba para ser arqueólogo y allá había encontrado un material que necesitaba para su proyecto, así que me dejaron al cuidado de una niñera—Nathan tomo un suspiro profundo mientras cerraba sus ojos con fuerzas y los volvía a abrir
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" -¿Promesa? -Promesa"
Humor-¡Más te vale que me bajes en este instante!-Le volví a gritar a Nathan furiosa mientras pataleaba por soltarme ya que me tenía cargada en su hombro -Está bien-dijo con sencillez y me tiro al piso sin compasión -¡Qué demonios pasa contigo!- Le grite...