Edades de 1 a 5 años
Connor
Mantener a Ethan quieto es imposible, sus dos años hacen que sea muy curioso pero sobre todo travieso, no puedo estar en todos los lugares vigilando a cada uno y él ama elegir el día menos indicado para provocar desorden.
Cuando lo fui a buscar esta mañana a su cuarto me encontré con la sorpresa de que no se encontraba allí si no en la cocina jugando con la harina que dejó mi esposa por accidente en el mesón anoche y los fideos desparramados por todo el piso.
- Ethan... - abrí la boca sorprendido por el gran desastre. - Hijo eso no se hace, mira como quedaste. - lo ayudé a levantarse.
- Papá, galleta. - apuntó a lo más alto del mueble.
- No, hoy no habrán galletas.
- ¡Galletas! - saltó en su puesto y volví a negar por lo que comenzó a lloriquear.
- Un baño, eso es lo que haremos ahora.
- ¡Malo! ¡Malo!
Sus típicos berrinches los conozco a la perfección, por lo que no prestarle mucha atención en ese minuto es clave para que los termine. Desde aquí escucho los regaños de Melisa hacia Ryan porque no quiere vestirse, todos los días es lo mismo con ella pero conmigo lo hace de inmediato. Tiene cuatro años y es un niño muy curioso.
- ¡Ryan no corras que te vas a caer! Ponte esto, vamos...
- Mi vida hazle caso a tu mamá. - le dije con su hermano en brazos.
- ¿Por qué? - me contestó.
- Porque te vas a resfriar si no te colocas ropa, hijo.
Por otro lado Mateo, el menor de todos lloraba a mares porque tenía hambre por lo que fui a preparar su biberón para luego darle un baño un tiempo después que su hermano. Sus manos jugaban con mi cabello mientras que yo vigilaba a los mellizos que jugaban con los bloques y Melisa cocinaba el almuerzo.
- ¡Papá! ¡Papá! - Marco llegó corriendo con la cara empapada en lágrimas.
- Cuéntame cariño, tranquilo. - comenzó a toser y levantó las manos. - Muy bien, te escucho.
- Yo vi un perrito, quiero uno pero mamá dice que no...
- No podemos porque la casa es muy chiquita para un integrante más, en un tiempo quizás adoptemos una mascota. Recuerda que tienes la misión de cuidar a algodón. - me réferi al perro de mis padres que ve cada fin de semana.
- Si, la abuela dijo que ella me quiere mucho.
- ¿Verdad? - le sonreí. - Estas haciendo muy bien tu trabajo.
- ¿Un popotamo? - Emily agitó su peluche. - Mío.
- Hipopótamo, tesoro. - asintió pero volvió a decir la misma palabra.
Me tendré que quedar el día con ellos debido a que Melisa tiene que salir a trabajar y pasar a visitar a sus padres. Los niños no pueden ir por la gran tormenta que se avecina y a la hora de dormir es difícil.
- ¡Mi pelota, no tuya! - iba a intervenir en la pequeña discusión de Ethan y Emily pero su madre llegó en el momento exacto.
- ¡Mami! - aliviado le entregué a Mateo en sus brazos y me fui a lavar los dientes cuando hallé por fin tiempo.
Hay que colocarle toda la atención del mundo a cada uno, sin que se pierda eso porque en un minuto pueden pasar muchas cosas. Diría que a la que siempre están muy apegados es a mamá pero la verdad mentiría, nadie puede quitarlos de mi lado, cuando ven la oportunidad de hacer berrinches o buscar mimos es todo con papá.
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Pequeñas travesuras
FanfictionCuando se trata de problemas jamás están fuera los Miller. Son una familia bastante unida pero también inmadura, seis adolescentes viviendo con un padre soltero quien lucha cada día para sacarlos adelante, en la casa hay reglas y se tienen que cumpl...