Capítulo 14

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Respire hondo y continúe, pero la sensación de inquietud seguía en mí, Jungkook no se atrevería ¿O si?

No, no es capaz, en casi un mes que llevó aquí, a lo mucho lo he visto dos o tres veces pero jamás hacía nada más que molestar.

Sumergido en mis pensamientos caminé detrás de Jennifer y Chanyeol, tenía la mirada baja y tan solo podía observar sus pisadas hasta que éstas se detuvieron y pude percatarme que habíamos llegado.

—Hasta aquí llego yo —dijo sonriente Jenny —. Buenas noches, hasta mañana —se despidió antes de entrar al edificio.

—¿No vamos a entrar? —preguntó Chanyeol.

Asentí y tomé la delantera, subimos las escaleras en silencio, sus pasos me aseguraban que me seguía, recorrimos el pasillo que nos conduciría a la entrada de lo que se había vuelto mi hogar.

—Adelante —dije haciéndome a un lado permitiéndole el acceso, ingresó y su mirada recorrió todo el lugar.

Inevitablemente sonreí al ver su rostro, me recordó el día en que llegué y a Jimmy guiándome hasta aquí, mi sonrisa se tornó amarga, lo extrañaba.

Decidí entrar y cerrar la puerta detrás de mí, caminé hasta la pequeña cocina y me serví un poco de agua.

—¿Gusta algo de tomar? —pronuncié mientras servía el agua.

—¿Tienes vino? —sonreí.

—No, Jennifer me quitó todo el vino que tenía.

—No deberías darle tanta confianza a esa muchachita —habló comenzando a curiosear por la habitación, pues sus pisadas lo delatan.

—Tío, Jennifer es una mujer lista y capaz, no comience con eso —comentó sin mirarlo.

—Sabes que no debes confiarte, las mujeres por naturaleza son manipuladoras y de poca confianza, sabe demasiado para...

—Basta —contesté casi en un gruñido —. Ella se ha vuelto mi mano derecha, no tiene nada de malo, es más capaz que cualquier otra persona que conozca.

—Lo mismo dijiste con ella, y ahora mírate —espetó despectivo, recorriéndome con la mirada de arriba hacia abajo. Fruncí el ceño, quería correrlo, decirle que se largara por donde había llegado.

—¿En serio quiere seguir hablando sobre esto? —fue lo único que atiné a decir con la poca paciencia que me quedaba.

No contestó, tomé el vaso y deseaba arrojárselo, pero tendría que limpiar y además de hacer frente al escándalo que haría, por lo mismo bebí el agua, sintiendo como el frío líquido recorría mi garganta.

—Muéstrame los permisos —dijo yendo a sentarse a la sala, suspiré y caminé hacia un pequeño mueble de madera que estaba en la sala, abrí uno de los cajones y de ahí saqué una gran carpeta repleta de hojas entintadas.

—Estos ya están en orden —expliqué poniendo la carpeta sobre la pequeña mesa de centro, él se acercó y la abrió, decidí ir a sentarme a un costado de él mientras observaba como es que comenzaba a hojear el contenido.

—¿Cómo has estado? —su pregunta me toma por sorpresa, creí que jamás se dignaría a preguntar.

—Bien —contestó sin emoción.

—Me alegra —musita sin desviar su mirada de las hojas.

—¿Y usted? —preguntó por cortesía.

Él suspira y asiente.

—Todo se complicó desde tu partida, tu presencia nos hacía falta —sonrió con ironía.

Pecado Concebido [TaeKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora