Capítulo IV

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                                                                ...

– Ustedes dos... están llegando tarde a clases... – soltó un ojeroso azabache.

– Ah sensei, es que Izuku comenzó a tener fiebre y lo acompañe... yo ... –

– Bien, si ese es el caso, entonces vete primero y deja que la enfermera se encargue niña – interrumpió el mayor.

– Si... sensei... – soltó la ambarina saliendo del lugar y sintiéndose algo culpable y rara por la actitud del mayor.

Al voltear pudo ver como Izuku la miraba con deseo y excitación, mientras la llamaba suplicante en voz baja. Por lo que corrió apresuradamente para alejarse de él lo más rápido posible. Odiaba cuando aquello pasaba sin que ella lo deseara, lo odiaba desde esa vez con aquel lobo.

Luego de unos 10 minutos, Aizawa ingreso al aula junto con Izuku, quien se veía mucho mejor y más tranquilo, pero aún se sonrojaba incomodo al ver a la peliazul.

La zorro sabía que un humano no recordaría lo sucedido tras sufrir los efectos de la exposición directa a sus hormonas, ya que normalmente los kitsunes se dedicaban a engañarlos y jugar con ellos usando ese truco. El detalle que le preocupaba en este caso, era que siendo ella una zorro de nueve colas, la atracción física causada por sus feromonas persistiría levemente durante un tiempo indefinido, tanto en humanos como en espíritus.

Con suerte al haber sido algo accidental y estando ella en su cuerpo humano, los efectos desaparecerían del todo en unos días, y con ayuda de la autosatisfacción sería más rápido.

                                                                     ...

Ya era jueves en la noche y la joven zorro bebía un refresco junto a los ventanales de los pasillos cerca de los dormitorios.

Estaba agotada, últimamente dormir no le era posible. Desde su ubicación podía oír el deseoso espíritu de Izuku llamarla una y otra vez mientras sus manos lo satisfacían momentáneamente.

– Izu-chan que indecente de tu parte hacer ese tipo de cosas cada noche en la academia... – Soltó divertida deduciendo lo que hacía el pecoso, sabiendo que era lo mejor para eliminar los residuos de su encanto en el joven. – Pronto estarás mejor pequeño humano... – pensó.

– Oye... no es horario para andar merodeando y menos por aquí... – habló en su habitual tono cansino Aizawa, quien la vio desde lejos al finalizar su recorrido nocturno.

Aoi se había congelado por la sorpresa, pero rápidamente se relajó al identificar la voz de su profesor. – A-ah sí, lo siento sensei... es que disfrutaba la vista y no note la hora... – mintió.

Shota solo observo a la joven con gran interés luego de que ésta contestase, se sentía extraño hacía ella desde el martes en la mañana. Había percibido un dulce aroma en los pasillos que lo atrajo como un imán hacia la enfermería, y por algún motivo, también hacia su alumna. No sabía explicarse, pero el verla y estar cerca de ella le era gratificante desde entonces, entre otras cosas.

 No sabía explicarse, pero el verla y estar cerca de ella le era gratificante desde entonces, entre otras cosas

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Un azul Irresistible (Aizawa/Shinso/Bakugo x Reader/OC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora