Capítulo 3

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— Yo no quiero vivir, es por eso que me quité la vida, está claro ¿no? —Le recordé.

— Lo tengo claro Austin, pero tenéis una oportunidad para vivir la vida que no pudistéis vivir, una llena de personas que te quieran, una vida llena de logros, éxitos, amigos y demás.

Me lo pensé, pero aquello podría ser peligroso, ¿qué tal si vuelvo hacer un pobre y drogadicto infeliz?

Me dolía el hecho de pensar que volvería al mundo y viviría, ¿qué iba a decir el mundo? ¿Qué estaba loco? ¿Qué solo fue actuación?

Eso ardía en lo profundo de mi alma. Me resultaba difícil procesar todo.

— Austin—, esa pronunciación de mi nombre fue cargado de empatía, capaz de poder sentir lo que yo estaba sintiendo en ese momento. —Vuelvo a reiterarte que Dios te ama, y todo lo que viviste en tu anterior vida no es más que el pasado, conocerás la felicidad, el placer de poder serlo. Tienes la oportunidad que cualquiera daría todo por tenerla, no enfoquéis lo negativo, ve directo hacia lo positivo.

»» El mundo va a atacarte y va a juzgarte aún más, ¿pero sabes qué? Esta vez no será lo que ellos digan, esta vez tendréis lo más reconfortante a tu lado. La paz y felicidad que desde hoy Dios te otorga.

Me desplegué en llantos y esta vez sí era mi intención, sentía la necesidad de hacerlo porque era plenamente verdadero, aquella paz y felicidad ya se hacían presente en mí, y lloré porque no lo había sentido antes y por lo maravilloso que podía ser mi Dios.

¡No lo podía creer!, ¡había dicho mi Dios!.

Y sonreí en medio del llanto, por todo esto, por todas estas sensaciones inexplicables y porque verdaderamente era afortunado. Estaba frente a un ser vivo y real ¡Jesús!

Quise pararme de mis rodillas pero no podía, y ahora tenía claridad de ello, ¿cómo iba a poder ponerme sobre mis pies frente al hijo de hombre?

Ahora quería hacer más que eso, quería alabarlo, quería ensancharlo de mil maneras que no me eran posibles.

Pero de un momento a otro recordé algo, esa pregunta que me había hecho a mí mismo, y que Jesús sabía porque Él abunda entre mis pensamientos, y no se había dignado a responder.

—¿Qué hay si vuelvo a recaer? ¿Qué tal si vuelvo hacer un drogadicto infeliz? —Pregunté bajando de tono en las dos últimas palabras.

—Dios te da libertad de no volver a esa vida, te da la fuerza para que puedas permanecer fuera de ella, pero debes saber que hay otra fuerza, una fuerza negativa que va contra los términos de Dios, y debes luchar en contra de esa fuerza que intentará hacerte caer una y otra vez. Te pondrá obstáculos y tendrás que luchar, tu verás si luchas con tu fuerza o con la de Dios. Te aclaro que con tu fuerza no podrás hacer nada, tampoco es minimización, es que hay una debilidad en ustedes las personas que ante cualquier obstáculo pueden caer, y es por eso que debes mantenerte siempre firme en Dios.

Lo comprendí bien, y tenía todas las ganas de luchar por una vida sana y feliz pero... ¿qué tal sino resisto y caigo en tentación?

—¿Y si le fallo a mi Dios, moriré y me perderé? ¿Ya no habrá más oportunidades para mí?

—Tu verás si recapacitas a tiempo, pero hay términos que no puedo revelártelos hasta ahora. Ten fe en Dios, más no caerás en tentación.

Al parecer eso era todo, tendría que luchar y lo haría, objetivamente tendría que hacerlo.

Asentí ante eso, pero quise obviar el tema porque tenía un motón de preguntas que hacer.

ꟷ Dices que esa voz que me hablaba constantemente era Dios, aquella voz que yo no escuchaba, o más bien, no prestaba atención. ¿Por qué siendo Dios todopoderoso no buscó otra manera para ayudarme mientras vivía?

ꟷ En primer lugar, Dios no se comunica únicamente con palabras. En realidad, rara vez lo hace. El modo usual de comunicarse es por medio de los sentimientos. A veces los sentimientos son difíciles de descubrir, y con frecuencia aún más difíciles de reconocer. Sin embargo, en tus más profundos sentimientos se esconde tu más grande verdad.

»» También se comunica por medio del pensamiento, aclarando que los sentimientos y pensamientos no son lo mismo, aunque a veces suelen darse en el mismo tiempo. Austin, Dios utiliza las palabras cuando estos dos factores no resultan efectivos... Además de los sentimientos y pensamientos, se es utilizado también el vehículo de la experiencia, que es un magnífico medio de comunicación.

»» Y finalmente, cuando fallan los sentimientos, los pensamientos y la experiencia, es cuando Dios utiliza las palabras. ¿Ahora entiendes?

─ ¿Entonces Dios ha intervenido por mí de diferentes maneras? ─Pronuncie cabizbajo, conociendo la respuesta.

─Por supuesto─ contestó.

Ahora sabía que nunca había estado solo, que Dios siempre estuvo ahí hablándome constantemente, por medio de mis sentimientos y pensamientos.

Me sentía importante al saber todo aquello.

ꟷ Entonces, después de todo ¿qué haré en el mundo?

La carta: antes del suicidio [Parte 1 y 2] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora