''¿DÓNDE ESTÁ, OH MUERTE, TU VICTORIA?''
Mantengo la espalda apoyada y vuelvo a mirar el reloj. He conseguido escaparme de casa sin que mis padres se diesen cuenta, pues con el paso de los años he aprendido a caminar como un felino, sigilosa y atenta a cualquier ruido. Tardarán unas horas en percatarse de que no estoy en casa, tengo suficiente tiempo. Es una de las pocas ventajas de ser invisible hasta para tu propia familia. Me retoco el pelo sin ningún resultado y comienzo a caminar de un lado para otro. No va a venir. Vuelvo a mirar el reloj, pero tan sólo ha pasado un minuto. Me llevo la mano derecha a la boca y comienzo a morder mis uñas granates. Miro a un lado y después a otro, desesperada, y cuando ya he tomado la decisión de irme, de desaparecer para no volver, de no hablar más a ese chico, aparece. Nico, con sus andares torcidos y su pelo castaño. Con sus playeras desgastadas y su chupa de cuero. Con su sonrisa de lado y sus ojos verdes, los ojos más verdes que jamás he visto. Me quedo paralizada y noto cómo me suben los colores con tan sólo verle de lejos. Se acerca y me da dos besos, rozando por poco mis labios, y ahora sí estoy segura de que estoy roja como un tomate. Pasa la mano por mi espalda y entramos en los cines.
Me gustaría decir que me gustó la película, pero no me entero de nada. Nico y yo pasamos las dos horas que esta dura hablando en susurros y comentando todo lo que se nos pasa por la cabeza. Se me va la coca-cola por otro lado y me entra un ataque de tos, por lo que al final acabamos saliendo del cine antes de tiempo. Caminamos el uno al lado del otro por las calles oscuras y mojadas, rodeados de edificios y farolas. El viento de diciembre nos despeina, pero a mí no me importa. Apenas conozco al chico que tengo al lado, y aún así me da la impresión de que llevo con él toda una vida.
-¿Crees en la reencarnación?
Y me resulta curioso que me lo pregunte, porque justo en ese momento estoy intentando averiguar si realmente en otra vida tuve algo que ver con ese chico. Si mi vida es la última que viviré, o si realmente estoy viva.
-No creo que exista una sola vida.
El chico guarda silencio, finalmente me mira.
-Me da la impresión de que ya te conozco.
Me quedo paralizada, pues acaba de soltar en alto todo lo que yo ya llevo pensando un rato.
-¿Cómo?-sonrío.
-Sí, me da la impresión de que ya hemos hablado antes, de que ya hemos tenido algo que ver, de que ya…
-Hemos chocado.-digo terminando la frase.
Nico sonríe y seguimos caminando en silencio. Poco a poco las farolas van desapareciendo a nuestras espaldas, junto con la plaza mayor y su árbol de navidad apagado, y el cielo se va difuminando, dejando al descubierto todas las estrellas. Ya hemos entrado en otra zona de la ciudad que no conozco, pero confío en que él sí. Un parque a lo lejos iluminado por un par de farolas, con un tobogán y un par de columpios. Trepo por lo alto de la torre del tobogán y me tumbo a contemplar las pocas estrellas que las farolas me dejan ver, y la luna, que alta y redonda brilla en el cielo. Nico se tumba a mi lado.
-Casi no se ven las estrellas.-susurro más para mí misma que otra cosa.
Me giro y me choco con su mirada, y es entonces cuando él, poco a poco, se acerca a mis labios. Puedo notar su respiración, puedo notar su vida. Cierro los ojos, pero me echo para atrás en el último segundo, dejando el beso en el aire, el chico confundido y el recuerdo roto.
-Jamás beso en la primera cita.
Nico apenas hace ademán de apartarse.
-Así que es una cita.
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VALENTINA
General Fiction''Estoy haciéndolo bien, pero realmente me siento como si me condenaran a muerte. Y siendo yo es una completa ironía... Llevo ya dieciséis años muerta.'' Valentina es básicamente un conjunto de baja autoestima, continuo estado de ánimo nulo, desenga...