Para ti, para siempre.

Inmarcesible.

Quería darle algo más a Mikasa.

Espero les guste, está escrito en su mayoría en tercera persona.

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La vida me había tratado tan bien... Recordaba cada momento, cada segundo.

Aquel pequeño pájaro mirando desde la ventana, hacía sonreír a Mikasa, ella tosió un poco, y Karla, su hija menor se acercó a ayudarla y a acomodar su almohada. -¿Estás bien mamá?- Mikasa simplemente asintió, mirando al pájaro unos segundos, y luego cerró los ojos soltando un suspiro.

-Karla... ¿Cómo están mis nietos? ¿Eren ya ha venido? ¿Cómo están tus hermanos?- Eren, el hijo de Armin y Annie era el esposo de Karla, tenían ya 2 hijos. Y los dos hijos mayores de Mikasa se llamaban, Farlan e Isabel... Su familia estaba completa, casi... Soltó un suspiro y abrió los ojos para mirar la mesita de noche, la foto familiar, cuando los pequeños eran apenas unos niños...

Levi, te extraño tanto...

-Están por llegar, este verano todos estaremos aquí contigo.- Aquello hizo a Mikasa sonreír, Karla era una mujer hermosa, se parecía mucho a ella, pero tenía los ojos de su padre. Farlan e Isabel, los mellizos eran más parecidos a Levi, en casi todo. Mikasa escuchó pasos correteando por el pasillo, y sonrió, la nieta más pequeña, Hange entraba en la habitación correteando a los brazos de su madre, siendo perseguida por su hermano mayor, Erwin. Levi les había hablado tanto a sus hijos de ellos, que el resultado había sido este. Una pequeña de cabello negro y ojos azules claro, y un niño de ojos plateados y cabello rubio. Ambos eran hijos de Karla.

-¡Abela! Wewin no meja en paz, me quiele ponel un papo en la tabeza.- La pequeña se subió a la cama junto a Mikasa y se abrazó a ella, Mikasa la acarició con una sonrisa y miró a Erwin, él solo se movía avergonzado.

-Ya no lo haré, perdón.- Dijo con un puchero, se acercó a su madre y se recostó contra su pecho, ella lo acarició y Mikasa volvió a toser, soltó un suspiro y miró hacia la ventana, el ave seguía ahí.

¿Acaso...?

-Cariño, ¿has visto a...? Oh, aquí están. Hola tía Mikasa, ¿como se encuentra?- Eren había entrado a la habitación, se parecía mucho a Armin, tenía unos ojos azules claro, y el cabello rubio pálido, su nariz era parecida a la de Annie, pero tenía los ojos muy grandes, como Armin, era bastante alto. Mikasa le sonrió con cariño.

-Estoy bien, sólo un poco cansada.- Karla miró a Mikasa y apretó su mano con preocupación, su madre llevaba en ese estado ya varios días. Se mentalizaba que en algún momento iba a morir... Pero simplemente no quería aceptarlo, le costaba.

-Si quieres podemos dejarte descansar, mamá, te avisaré cuando lleguen mis hermanos.- Mikasa negó despacio y acarició su mano con el pulgar.

-No, quiero disfrutar de su presencia. Karla, cariño... Busca debajo de la cama una caja- Tosió -y saca lo que hay ahí. Lo necesito.- Karla asintió un poco confundida, y se soltó de su madre, se metió bajo la cama y sacó aquella caja de la que Mikasa hablaba. Cuando la abrió notó una vieja bufanda roja que jamás había visto. Mikasa suspiró al verla, había pasado tanto tiempo...

Flashback.

-Creo que es momento de decirle adiós para siempre...- Mikasa estaba de pie frente a la tumba de Eren, con una pequeña caja en la que estaba su bufanda. Su vientre abultado llamaba mucho la atención. Levi estaba tras ella abrazándola con cuidado.