PARTE UNICA

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Ahí estaba Damian, molesto, mirando como Superman habalaba animadamente con su padre sobre hacerlo compañero del Súper-bobo.

¡A él y a ese mocoso tarado! que no dejaba de sonreír asombrado hacía Batman.

Literalmente Damian acababa de intentar secuestrarlo y abducirlo. Pero vale, ni que eso fuera para tanto ¿verdad?

No importa, que hagan lo que quieran.

De todas formas Damian lo ignoraría.

¿Cómo es que le caía tan mal? Bueno, para empezar, talvez tenía un poco que ver con el hecho de que el "niñito" habla como a una milla por minuto, sin detenerse.
Y aún así la gente trataba de seguirle el ritmo y de ponerle atención como si lo que sea que su pequeña cabecita llena de mierda fuera interesante.

Damian también trataba de nunca estarlo escuchando, no fuera a ser la de malas y se le pegara su estupidez. -A pesar de que casi siempre las alegatas del infante estuvieran directamente dirigidas hacía él-.

Pero lo que más intentaba NO hacer, era mirarlo, y lo sabía. La razón, (que siempre intentó negar), era que cada que lo veía se distraía demasiado por la forma en que la perfecta boca del niño se movía mientras éste gesticulaba todo ese montón de palabrerías estúpidas.

Y ¡Demonios con esos bellos ojos azules!

¡Esos malditamente hermosos ojos azules!

¡¿Como es que no habían otros igual?! ¡Brillaban como nada en el mundo, estaba absolutamente seguro de eso! Y más cuando estaban llenos de lágrimas. (Lo cual por su infantilidad, era casi siempre...).

Además de que esa deslumbrante y cegadora aura soleada, que aparecía rededor de él cada que sonreía, no ayudaba tampoco.

¿Lo peor? ¡Era más alto que él!

A Damian sus músculos le habían costado años de entrenamiento extenuante, pero nooo... el mocosito ese podía tener algunos ya hechos sólo por su genética alienígena. Sin esfuerzo.
¡Y era hermoso así!

Damian estaba seguro de que debía tener un cuerpo deslumbrante, (demasiado para su edad). Y eso casi lo mataba de rabia.

Por eso decidió ignorar las ordenes de su padre y no buscó al chico para "trabajar en equipo" como le había dicho que hiciera, pero luego de unas semanas se dio cuenta de que, de hecho, extrañaba tener su voz de perico taladrandole los oídos. Así que usando la excusa de una misión, se infiltró como el conductor del autobús de su escuela, y lo reclutó para ir a detener a Lex.

¡Vamos! Que hasta se había tomado el tiempo de ir hasta su pueblucho, y todavía el mocoso le había reclamado!

Como sea, decidió lidiar con su pequeña "relación" de compañeros como lo haría con un juego de ajedrez, porque al parecer al pequeño SuperBoy se le había ocurrido tener libre albedrío... Y según él "Damian no podía esperar que hiciera todo lo que le ordenara"

¿Lo peor? En algún punto de su "partida" se le olvidó calcular fríamente sus movimientos en el tablero, y terminó encariñandose, ¡sólo un poco!, con Jon.

Sus misiones y entrenamientos de la nada comenzaron a ser bastante divertidos y placenteros.
De todos los "compañeros" que Damian había tenido a lo largo de los años, Jon era el que mas lo comprendía y aguantaba. Con nadie más se había sentido tan cómodo. Estar con él era tan impresionante y divertido como frustrante.

Aún así todo estuvo bien durante los años siguientes.

Todo era perfecto.

Hasta que todo se fue a la mierda ¡porque la maldita vida no podía dejarlo disfrutar de algo en paz!

Ya lo saben Donde viven las historias. Descúbrelo ahora