capítulo 1: Rebelión y carita de ángel.

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Hace miles de años cuando los ángeles se empezaron a enamorar de los humanos hubo una rebelión en los cielos causando todo un caos en el paraíso, como eran más los ángeles que no estaban de acuerdo con lo mencionado anteriormente se tomo la decisión de exiliar a los "traidores" llamándoles ángeles caídos, dichos ángeles fueron expulsados en el mundo humano convirtiéndose así en parte de estos y viviendo una vida aparentemente normal, pero realmente estos escondían una cruel realidad, en el momento que salieron del paraíso una maldición cayo sobre ellos casi provocando su extinción, la maldición consistía en que al dar la luz a su primogénito el ángel caído debería escoger entre la vida del recién nacido o la suya misma y pues obviamente la mayoría había escogido la vida de su hijo.

Al pasar el tiempo, al parecer las cosas en el paraíso estaban "mejorando" porque su objetivo estaba casi que cumplido (eliminar a los ángeles caídos), sin embargo, cuando una de las superiores cayo en la tentación y pecó hubo otra oleada de revolución, no obstante, dicha ángel no fue exiliada como los demás, simplemente se le permitió dar a luz y seguir viviendo con normalidad porque el que pagaría las consecuencias de sus actos seria su hijo aunque eso ella no lo sabia, por otro lado, como el bebé era mitad ángel y mitad humano la maldición no lo afecto y los superiores no pudieron darle el castigo que "merecía", asimismo, revisaron el abdomen bajo del bebé porque creían que este al no ser 100% ángel no tendría algún destinado para proteger (desde el momento en que nace un ángel este viene con una marca especial en su abdomen bajo y esa misma marca la tiene el humano al que está destinado a proteger), pero se equivocaron, porque justo ahí estaba su pequeña marca, además, se pudieron dar cuenta de que el bebé tenia un don especial y quizás el más poderoso de todos, tanto así, que este podría algún día ser el único gobernante y por ende decidieron que lo tendrían bajo supervisión toda su vida para poder controlarlo y así este no se rebelara ante ellos.

fueron muchos años de entrenamiento para el pequeño ángel, su entrenamiento fue más severo y estricto que el de cualquier otro, aparte, todos los superiores estaban encima de él exigiéndole cada vez más y por lo mismo el pequeño a veces se decía que el paraíso era un lugar estresante y sofocante.

como los ángeles son seres inmortales cumplen años cada siglo, con tan solo 10 años es mucho el tiempo que jimin ha vivido, ha visto pasar su vida en cámara lenta y a diferencia de los demás, es un niño poco sociable porque se ha dedicado a entrenar física y mentalmente para ser un buen ángel guardián, aun cuando en algunas ocasiones siente colapsar nunca se rinde y siempre da lo mejor de él.

10 siglos después es decir mil años después ...

En el mundo humano

Un pequeño niño de 4 años con ojos de Bambi y dientes de conejo corría y saltaba como loco por todo el parque mientras su madre le llamaba; kookie!, kookie!, kookie cariño si sigues corriendo de esa manera te vas a lastimar, decía dulcemente aquella mujer a su tierno hijo, este hizo caso omiso al llamado de su madre y cuando menos lo pensó ¡pum! tropezó con una roca y cayó de rodillas, ahora, el pequeño kookie era un mar de lágrimas y gritaba por la ayuda de su madre, sin embargo, antes de que esta llegase a él, un pequeño niño de ojos azules, labios regordetes, cabello cenizo y mejillas sonrosadas se acercó extendiéndole una mano para ayudarlo a poner de pie.

Cuando ambos conectaron miradas, kookie no pudo evitar sonrojarse dado que el otro menor era precioso, su carita era hermosa y sus ojitos tenían un espléndido brillo, en definitiva, era el niño más lindo que había visto en su corta vida y solo cuando el contrario pronunció palabra alguna kookie logro salir un poco de su ensoñación.

¿te encuentlas bien?, pregunto tiernamente el pequeño niño de ojos brillosos.

A kookie aún le salían algunas lagrimas de sus lindos ojitos puesto que se había raspado sus rodillas y estas ardían mucho, no obstante, el haber visto a aquel hermoso ser le dio algo de tranquilidad y por ello pudo responder con calma mientras limpiaba con sus pequeñas manitas las lagrimas de su carita.

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