CAPÍTULO 1

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Yo no era feliz pero tampoco tenía razones para no serlo, tenía una familia perfecta, unos cuantos amigos, un instituto, comida, buenas notas... Estarás pensando que era la típica chica perfecta, pero nunca me consideré así. No tenía de que quejarme, pero tampoco tenía de que alegrarme... o eso pensaba yo.  Sentía que mi vida estaba estancada y solo esperaba el momento en el que cambiase. En realidad si hubiese sabido todo lo que viviría desde ese momento, nunca lo hubiese desado...

Mi nombre es Lucía y esta es mi historia.

Podríamos decir que todo comenzó una mañana de junio, la mañana de mi cumpleaños. Aquel día me levante un poco mas alegre de lo normal... Por desgracia no podría librarme del insti a pesar de cumplir ese día mis 16 años...  Aún no me creía que ya tuviera 16... la verdad, me daba miedo, era el ultimo año que pasaría en ese instituto...

Mi instituto en realidad era un colegio... En el se daba desde la educación infantil, pasando por la primaria hasta la educación secundaría. Pero el año que viene debería cambiar, a otro instituto para continuar con Bachillerato. ¡Llevo aquí desde los tres años! Mis amigos están aquí..

Dejando atrás estos pensamientos,decidí levantarme de la cama. Cogí el móvil y abrí Instagram. Aún nadie me había felicitado.  Deje el  móvil y bajé las escaleras esperando las felicitaciones de mis padres. Obviamente a ellos no se les olvida nunca mi cumple, soy su primera hija, la niña mimada. A pesar de tener ya los 16 años, pensaba que me seguían tratando como una niña pequeña. Nuestras conversaciones siempre eran alegres, nunca tocaban temas importantes desde mi punto de vista.

Mi madre, Raquel, era dura en mi educación, ella era la que siempre me quitaba el móvil, o con la que siempre discutía por el contenido de internet que veía. Con ella me gustaba hablar, aunque la mayoría de veces debatíamos. Esto no quiere decir que estuviésemos enfadadas continuamente, simplemente me divertía debatir con ella sobre temas absurdos.

Mi padre, Pablo, era sin embargo mas tranquilo desde ese punto de vista. Con él me entendía mejor, en cierto modo podríamos decir que nos parecíamos mas de lo que se veía a simple vista. Nos gustaba viajar mas que a nadie de nuestra familia. Es algo que teníamos en común entre muchas otras cosas. Eso no quiere decir que lo quisiera mas que a mi madre, solo que me podía pasar horas y horas hablando con él, compartiendo y riendo. Mi padre de joven amaba la música clásica y los libros y podríamos decir que era un hombre bastante culto. Nunca te aburrías con él.

Mi hermana pequeña de 10 años, Claudia, se levantó para darme las felicidades y un beso. La relación con  ella no era mala aunque de pequeñas siempre nos peleabamos. Aún lo seguimos haciendo aunque la mayoría de veces lo hacemos de broma.

Aquella mañana desayunamos todos juntos y después me preparé para ir al instituto. Al salir a la calle note una fresca brisa... La mañana era el único momento en el que se podía respirar ya que en la tarde, en esa época del año, la temperatura llegaba a alcanzar los 40º. Avancé por aquellas calles construidas hace miles de años y pensé en todas las historias de las personas que habrían pasado por aquí. Si, mi ciudad era bastante antigua y aunque era un poco pequeña, para mi gusto era realmente bonita.

Cuando llegué al colegio mi mejor amiga Ana me saludó y me felicitó. Ana llevaba conmigo desde los 3 años y realmente era una persona muy importante en mi vida. Seguramente piensas que ella ha estado conmigo en los momentos buenos y en los malos. Pero la verdad es que como ya he dicho antes mi vida era bastante aburrida y monótona. Todo lo que salía de la normalidad eran excursiones o viajes, como máximo me enfadaba con alguna amiga. Así que Ana nunca había estado en los momentos buenos ni difíciles, pero estoy segura al 100% de que si necesitase su ayuda nunca me la negaría. Hemos pasado mucho tiempo juntas, y lo mejor es que a veces incluso pensaba que tenemos telepatía. Nuestras risas siempre resonaban cuando estábamos juntas. También le compartía algunos de mis pensamientos sobre lo aburrida que me parecía la vida y hablábamos de nuestros libros y series favoritas.

El resto de mis amigas eran también muy especiales. Unas cuantas llevaban conmigo desde los 3 años y otras eran mas recientes. Con ellas compartía risas y algunos cotilleos. La verdad solía pasármelo muy bien con ellas. Pero siempre había algo que me hacía pensar que en realidad yo no eran como ellas. Ellas eran mas guapas, mas sociables... En realidad cada persona es un mundo pero a mi me daba la impresión de que no terminaba de encajar.

Yo  tenía a mis amigas de clase y algunas que conocía de alguna actividad como el violín, que llevaba tocando desde los 6 años. Digo amigas porque los únicos chicos de mi edad que conocía eran de clase y no tenía vínculo especial con ninguno. Nos llevábamos bien pero solo compartíamos tiempo en los recreos cuando toda la clase hablábamos juntos. Eso en parte también me hacía sentir rara. Tampoco tenía crush, la verdad todos los chicos que conocía me parecían bastante feos. Siempre me quejaba de que los guapos iban a otros instis. Además la mayoría de chicos y chicas de mi clase se juntaban con personas que vivían en sus pueblos, por lo que ellos tenían sus movidas sus amigos y sus novios... y yo me perdía en sus conversaciones sobre eso. Quería novio aunque nunca lo admitía. Alguien que me entendiese, no necesitaba que fuese especialmente guapo. A veces sentía que no habría ningún chico que se sintiese de manera parecida. Todos parecen ser tan felices... Me pregunto si encontraré a alguien con un mundo interior tan profundo como el mío.

Aquella mañana entre en la clase junto a Ana... Algunas personas me felicitaron pero al poco tiempo llego la profesora. Estábamos al final de curso por lo que muchas personas se jugaban el pasar de curso. La profesora se llamaba soledad y siempre nos burlábamos de ella diciendo que por eso estaba tan sola. Alguna vez me llegué a cuestionar sobre como sería ser profesora, sabiendo que todos los alumnos estarán diciendo de todo a tus espaldas. Yo aún no sabía a que me quería dedicar...quería ayudar a personas, pero de una manera especial. No quería ser médico porque no soportaba la sangre. No quería ser matemática porque lo mío no eran la mates. Nunca me llegue a imaginar lo que la vida me depararía.

Como habéis observado yo era una persona muy pensativa, le daba vueltas a todo y eso es a lo que me dedicaba en clase. Me imaginaba historias, recordaba sueños que tenía por las noches, a veces tenía pensamientos profundos y a veces solo me quedaba absorta en lo que yo llamaba viaje astral. Además también tenía capacidad para observar todo lo que pasaba en la clase y reírme cuando la situación lo precisaba.

Aquel día en clases no fue diferente y fue un respiro cuando el timbre sonó y pude volver a casa. Luego pasó lo típico de los cumpleaños... Tarta, regalos, salida con amigas... Finalmente me acosté en la cama y repasé mentalmente mi día. Me pregunte todo lo que cambiaría cuando finalizase el curso y que pasaría con mis amistades,... Que les depararía la vida. Ahora que ya lo sé, puedo afirmar que aquellas cosas a las que tanta importancia les daba entonces, no son mas que tonterías en las que te fijas cuando estás perdida. Posiblemente eso sea lo que le pasa a la mayoría de las personas. Yo al igual que todas esas personas de las que me sentía tan diferente sufriría, reiría, amaría y viviría mucho para poder llegar a encontrarme o perderme en el vacío para siempre.

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