CAPÍTULO 2

162 69 63
                                    

Aún recuerdo con absoluta claridad aquel día. Al despertar parecía ser uno cualquiera. Un rayo de luz atravesaba mi ventana dándome a entender que ya era hora de levantarse. Me desperté y decidí no hacer nada aquel día... Era sábado y no me apetecía. Así que me levanté a las 12:00 y desayuné un trozo de bizcocho. Mi madre me dijo que debía ser productiva, que estudiase, que saliese, que leyese. Hoy no quería. Mi padre me ofreció salir a pasear al campo con él, pero rechacé la idea... Me arrepentiría por el resto de mi vida de aquella decisión.

Ana me escribió para salir a pasear a nuestros perros juntas. En un principio la dije que no... pero siguió insistiendo hasta que finalmente cedí. Quedamos después de comer. Aquella comida...La ultima comida. Mi madre y mi hermana se quedaron viendo una película. Mi padre decidió ir a la compra. Yo salí para ver a Ana.

Mi padre, mi papá...me acompaño hasta la salida antes de coger el coche. Me dijo-¡Que te lo pases bien!.. pero otro día te vienes conmigo al campo lucy- y se alejó con el coche. Recordaría esas palabras por siempre. Nunca me imagine que mi vida daría un giro tan inesperado. Mi vida... mi aburrida vida. ¡Donde se quedo aquella vida en la que nunca pasa nada!

Sin esperar nada llamé a la casa de Ana y salimos a dar un paseo.

-Que pesada la marta- dijo Ana-Todo el día mandando ejercicios.

-Sí, encima se pasa el día con el móvil- respondí tratando de continuar animadamente la conversación.

- Es que está mas empanada- Ana se rió y entonces recibí una llamada. Continuamos hablando durante media hora y entonces recibí una llamada. Era mi madre.

Y en ese momento todo cambió.

Tu padre ha muerto... Tu padre ha muerto.. Esas palabras no paraban de resonar en mi cabeza. Caí al suelo, no podía sostenerme. Fue como si mi tristeza en ese momento pesara tanto que ni el hombre mas fuerte del mundo pudiese evitar caer.

Ana que también lo había escuchado se quedo en shock. Esperando que yo reaccionase. Al ver que no lo hacía y no me levantaba hizo lo mejor que podía haber hecho. Se agacho y me dio un abrazo, un abrazo sincero. No se cuanto tiempo pasamos abrazadas, pero el móvil volvió a sonar. Mi madre estaba muy preocupada por mí y me dijo que volviera a casa.

Corrí hacia casa junto con Ana y lo único que pude hacer fue tirarme en la cama y envolverme entre mis mantas. Oí como mi madre sollozando le daba las gracias a Ana por ayudarme y le pedía que se fuera por ahora. Luego entro en mi habitación junto con mi hermana y nos acurrucamos las tres en mi cama.

Aquella noche soñé que fui al campo con mi padre, que no cogió el coche y nada había pasado. Aquel estúpido accidente de coche le había quitado la vida de golpe. Si no hubiese ido a la compra...

Lucy fue su última palabra. Asi es como me llamaba. Lucy... esa escena no paraba de pasar ante mis ojos, durante mis sueños.

Cuando desperté mi hermana y mi madre ya no estaban. Pero yo no encontraba fuerzas para levantarme... No me creía que eso me hubiese pasado a mi. Pero si mi vida era muy aburrida. Pero que estaba pasando. Cuando deseaba que mi vida cambiase que sucediese algo, algo nuevo. Nunca me imaginé que sería eso. Todas las series en las que un padre moría no les veía el sentido...Ahora si.

Que pasaría ahora. No podía pensar en volver a clases en acabar el curso... En pasearme por mi casa sin poderle ver. No. Esto no podía estar pasando.

Estaba envuelta en mis pensamientos hasta que mi madre abrió la puerta. Me preguntó si quería ir a ver a mi padre. Por un momento me emocioné, pensé que todo había sido un mal sueño, hasta que entendí que no iba a verle a él, sino a su cadáver. No estaba preparada para aquello. Asi que mi madre decidió no visitarle aún.

Fue mi hermana la siguiente en entrar en mi habitación. Mi hermana y yo siempre fuimos muy alegres. La conversación que mantuvimos aquel día no se parecía en nada a las conversaciones de siempre. Poco a poco ambas comenzamos a recibir mensajes de amigos. El pésame. Eran reconfortantes por un lado, pero por otro los mensajes de gente con la que ni hablábamos era molesta.

Aquel día pedimos comida y ninguna de las tres salió de casa. Pusimos una película para tratar de no pensar en mi padre. Así transcurrieron la semana siguiente. Recibimos visitas de Ana y de algún amigo cercano. Pero no éramos capaces de mantener una conversación normal. Respondíamos con sí y no. Y ni si quiera ofrecíamos agua a nuestras visitas.

Todo siguió sin cambios hasta el domingo siguiente. El día del entierro de mi padre. Le vería muerto. Me despediría de él para siempre.

Espero que os guste mi historia. Parece muy triste por ahora pero es una historia de superación y romance. Pronto comenzará lo bueno. Por favor dejen sus comentarios

Todo cambióDonde viven las historias. Descúbrelo ahora