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呪われた力× 𝖕𝖔𝖉𝖊𝖗 𝖒𝖆𝖑𝖉𝖎𝖙𝖔 ×

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呪われた力
× 𝖕𝖔𝖉𝖊𝖗 𝖒𝖆𝖑𝖉𝖎𝖙𝖔 ×

Itadori's pov (punto de vista de Itadori)

Desperté mareado. Los recuerdos de la pelea que el demonio dentro de mí tuvo hasta hace unos momentos venían a mi cabeza de a poco. Abrí los ojos, y me encontraba atado a una silla. Miré a mis alrededores, al parecer no estaba en mi escuela, sino en una habitación llena de talismanes, tanto en sus paredes como en el techo y piso. Un par de velas con un aroma peculiar a vainilla alumbraban cálidamente el ambiente.

Delante de mi apareció aquel hombre que peleó contra Sukuna. Me parecía raro que tuviera una venda en sus ojos. ¿Podrá ver bien? Me pregunté por un momento, pero me desconcentró al comenzar a hablarme.

— Veo que despertaste, Yuuji —sonrió levemente, mientras se sentaba en una silla en frente mío, con el respaldo delante suyo, apoyando sus brazos en el mismo—. Disculpa por haberte noqueado después de la pelea. Tenia que traerte aquí urgentemente, ya que tragaste el dedo del rey de las maldiciones.

— ¿Rey de las Maldiciones? ¿Este imbecil es el rey de las maldiciones? —pregunté, lanzando una risa burlona.

— Ey, cuidado cómo hablas, mocoso. —escuché aquella voz molesta en mi interior. Desde que me había comido aquel horrible dedo, en cada oportunidad que encontraba, Sukuna agregaba algún comentario.

— ¿Sabes como callarlo? Hace rato me molesta diciéndome cosas. —miré a Gojo.

— Oh, ¿te está hablando? Pensé que lo había sellado al menos por un tiempo luego de la pelea. Deberé sellarlo de vuelta, entonces. —se paró e hizo un extraño movimiento, para luego tocar donde yacía mi corazón. Sentí un leve impacto, y ya aquella voz no molestaba, por el momento— Creo que ya está.

— Ah, gracias.

— No hay de qué.  —se sentó nuevamente— En fin, Itadori Yuuji, ¿no? —al verme asintir,  prosiguió— Me impresiona lo bien que puedes controlar a Sukuna. Nunca ha existido una persona con tales habilidades, y creo que eso dice mucho de tí. Pero, hay un problema —cambio su cara—; Al haberte tragado uno de sus dedos, tu destino se basa en dos decisiones.

— ¿Cuales?

— Al ser el portador de Sukuna, si tú mueres, Sukuna también muere. Según las regulaciones de la escuela de hechiceros, te debemos exorcizar, y por ende, debes morir. Esa fue mi primera opción, pero es muy raro que otro portador de una maldición capaz de controlarla nazca nuevamente en cientos de años, así que me veo obligado a abrir un segundo camino: recolectar todos los dedos.

— ¿Cuantos dedos tiene Sukuna? 10, supongo, sin contar los de los pies, ¿no?

— No. En su forma natural tenía cuatro brazos, por lo tanto hay veinte dedos sueltos. Nosotros tenemos seis de ellos —se explicó, y de su bolsillo sacó uno— ¿Ves? Este es uno de los seis dedos que tenemos, igual al que te comiste —y de la nada, lo tiró a una pared de su costado. Impactó de tal forma que se hizo un gran agujero rodeado de fuego en la pared, pero el dedo estaba en el medio del agujero, intacto— Como ya habrás deducido, son indestructibles. Cada día, desde hace mil años, la maldición se va haciendo cada vez más fuerte, y son pocos los hechiceros que pueden hacerle frente. Incluso sellarlo a Sukuna como hice recién por un rato cuesta bastante, y eso que soy el mejor.  —presumía de él mismo mientras se paraba para buscar el dedo, y sacarlo del agujero.

 [PAUSADA] 𝑨𝒕𝒂𝒅𝒂 𝒂 𝒕𝒊 ➳ 𝖗𝖞𝖔𝖒𝖊𝖓 𝖘𝖚𝖐𝖚𝖓𝖆 ;; 両面宿儺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora