Diana se quedó mirando a la joven que tenía enfrente. Nunca había una chica vestida así o con una mirada tan determinada.
Llevaba pantalones de material marrón, pegados a los pies y cubridos hasta las rodillas con la piel de unas botas muy usadas y altas. La camisa blanca que llevaba puesta era claro la e un hombre y estaba desabrochada, mostrando unos de aquellos símbolos raros y elegantes que se entrelazaban a lo largo de su clavícula. El pelo negro estaba recogido en un moño desordenado del cual hilos negros y finos se le pegaban de los sienes por culpa de las gotas de sudor.
-Lo siento por la introducción brusca, no estoy de buen humor... Y lamento también la repetición de la palabra "familia"...
Diana la miró asombrada, mientras la joven se secó la frente de sudor impacientemente.
-Soy Ela... siguió la chica y se acercó a la cama, estirando la mano en un gesto amistoso.
Diana le cogió la mno, insegura, sintiendo como Ela tenía una fuerza peculiar.
-Diana Noir... masculló ella.- Oye, me puede decir donde estoy...
Sintió como le entró la tos y como algo liquido le subía por la garganta. Ela se apresuró a cogerla por la espalda mientras tosía y la sangre manchaba las sábanas blancas.
Cuando se tranquilizó, horripilada por la cantidad de sangre que le había salido por la boca, Diana se echó a llorar.
-Shhh... ya pasó... ya estas a salvo...- le murmuró Ela en el oído mientras la abrazaba.
Diana no sabia porque, pero se tranquilizo y se dejó a llorar en los brazos de la chica, aunque fuera una desconocida. Se dió cuenta de que su vida se había cambiado para siempre y, por el momento, sólo podía llorar.. Y llorar... Y llorar...***
-Te queda estupendo! exclamó la chica.
Diana se miró en el espejo. Nunca había llevado nada igual, aunque siempre tuvo los vestidos que mas quería cuando vivía en París...
El vestido, de color esmeralda se le pegaba de la cintura y se hacía más amplio cuanto más bajaba. Las mangas, largas y finas del color de la hierba fresca, le cubrían las delgadas manos y el tono del material le daba un poco de color en las mejillas y brillo en sus ojos...
-No lo se... masculló Diana, mientras se miraba alucinada en el reflejo.- A mi me parece que es demasiado... no se... demasiado bonita por llevarla yo... Además, no quiero molestarte con prestarte el vestido...
-Por la séptima veas ¡da igual!- dijo Ela acercándose de Diana y arreglándole el vestido.
Aunque no llevaba faldas o vestidos, la joven encontraba a Ela muy simpática. La había ayudado a subirse y ponerse largos trozos de material alrededor de los brazos, ahí donde las largas garras de la criatura...
Solo pensando en ello, a Diana le recorrió un escalofrío y, instintivamente se cubrió con la mano la clavícula, así como solía hacer cuando llevaba el collar... Le echaba de menos... Y mucho.
-¡Venga, que estas estupenda! siguió Ela.- A mi nunca me gustaron los vestidos o las cosas por el estilo...
De repente, la joven se paró y miró a Diana de reojo. Estaba a punto de abrir la puerta de la habitación que presentó como siendo la de Diana, cuando se paró, mano derecha sobre la madera.
-Te he visto haciéndolo mas de una vez cuando has llega dado... Lo estabas haciendo hasta cuando no estabas consciente... ¿Porqué siempre de tocas el cuello? dijo la muchacha.
Diana la miró. No se había esperado de que su gesto llamase tanto la atención.
-Ah... No es nada... Verá cuando mi familia fue asesinada...- la chica sintió su voz quebrándose, pero lo superó- el criminal... bueno, robó un collar que yo preciaba mucho y que llevaba desde cuando era pequeña...
-Perdóna- la interrumpió Ela, acercándose otra vez de ella. Diana la notó tensa, sus ojos azules inquietos y tremblando con algo que se parecía al... ¿miedo?- ¿Me puedes describir el collar? Sé que te parece raro, pero... tengo una corazonada sobre algo... bastante serio, por decirlo así...
-Tiene una piedra blanca...- dijo Diana, preguntándose qué especie de asunto podría implicar su collar- Está atada de un material azul oscuro...
-La piedra... ¿Está puesta en plata? intervino Ela.
Diana se quedó alucinando. ¿Cómo podría saber como era su collar? Asintió con la cabeza...
-Ven, Diana... Te tengo que enseñar algo...
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Los Guardianos- los protectores del Labirinto
Romance¿Qué harías si tus padres estarían encontrados muertos en tu porche el día de Navidad? ¿O cuando el mas preciado de tus objetos esta robado? A parte de esto, Diana, una joven de 16 años, se encuentra herida de un monstruo y descubre que el mundo es...