Prefacio.

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La vida es difícil, cuando dejas de ser un niño la vida se vuelve dura; la adolescencia es el momento más difícil, ya que no eres lo suficientemente maduro para enfrentar las cosas que te rodean.

Kristal Pinto, quien acaba de cumplir diecisiete años, ha logrado comprender esto. A sus doce años sus padres murieron y se vio obligada a vivir con su tía maltratadora y su prima golpeadora, junto a su única amiga Rita ha sido víctima de acoso físico y mental en su escuela. Como una chica callada y tímida que siempre ha sido no ha podido expresar la situación a nadie y no está dispuesta a vivir esto otro año.

Han sido múltiples los intentos por quitarse la vida, pero su cobardía la detiene cuando está a punto de atentar contra ella misma; hoy no es el caso, no hay nadie más en casa y tiene todo planeado, la cuerda amarrada en el techo, la silla y la nota donde expresa su despedida.

Sus piernas tiemblan mientras con inseguridad se acerca a la silla junto a su cama, se limpia las lágrimas mientras sube a la silla tomando la cuerda. Su cuarto, el cuarto donde ha vivido por tres años, es triste verlo ahora y pensar que así morirá. Por un momento lo dudó y pensó «¿Por qué?», no sabe por qué le ha tocado esta vida. Nadie nunca pide nacer y a veces las personas buenas sufren situaciones que no merecen. Ella no merecía eso.

Temblando y llorando pone la soga en su cabeza. "Adiós" logra susurrar mientras pensaba cómo podrían reaccionar las personas que la conocían y a su mente llegaban miles de recuerdos.

Un golpe en su puerta llama su atención. «¿Serán tía Gladys y su hija?» se cuestionó. No las iba a dejar en la calle así que deja a un lado todo y sale de su recámara para abrirles.

Al llegar a la puerta solo abre y espera la embestida brutal de su prima Jennifer, cosa que siempre hace al llegar, así que cerró sus ojos para esperar lo peor.

—Parece ser que llegue a tiempo.

Una voz desconocida de mujer hace que una confundida Kristal abra sus ojos para quedar aún más confundida, pues una chica en túnica negra, con una guadaña de guerra más grande que ella y una sonrisa (Que era lo único visible de su cara) era lo que la esperaba.

—¡Vaya! —Exclamó la chica misteriosa entrando en la casa —Eres más bella de lo que me habían dicho.

Kristal no era capaz de pronunciar una palabra mientras la extraña se adentraba en su cuarto hasta donde la siguió.

La extraña visita se sentó en la cama como si fuera su casa, saco un cuaderno negro de su túnica y lo abrió.

—Kristal Pinto ¿No?

—¿Si? —Kristal asiente.

—Nacida en 2005, fecha de muerte "hoy", toda tu vida desde la muerte de tus padres has sido fastidiada por todos, no tienes novio, solo tienes una amiga y finalmente llegó el momento en el cual terminas con todo.

—¿Y qué? —Bajo la cabeza —No me importa quién seas o cómo sabes estas cosas, solo déjame terminar con esto.

—Me temo que no será así, no puedo permitir eso.

Kristal rompió en llanto inmediatamente y se puso de rodillas pensando en su vida, la chica le acarició la cabeza.

—¡¿Por qué?! No pedí que esto me pasara, mucho menos pedí quitarme la vida, pero no tengo opciones.

—Bueno, eso lo soluciono yo —dijo de manera arrogante mientras apuntaba su guadaña hacia la adolescente.

—Solo mátame ya entonces —acercando su cabeza a la guadaña.

Por un momento la habitación se llenó de un silencio que Kristal por un momento pensó en levantar su cara para ver a su "asesina". La chica en túnica susurraba tan bajo y tan confusa que la joven no entendía nada.

—Listo, ya estás seleccionada.

¿Seleccionada? ¿Por qué sigo viva? Y lo más importante ¿Qué hace esta chica? Las preguntas de Kristal aumentaban y su deseo de morir se vio nublado por la curiosidad que ahora la invadía.

—¿Qué quieres decir?

—Antes que nada más, soy Thana, soy un ángel de la muerte, seré tu protectora estos días...

—No entiendo nada —La miró de nuevo buscando sus ojos cubiertos por su túnica, tan fría, tan carente de alma y tan firme sentada en la cama.

—No interrumpas, te lo diré así... Soy un ángel de la muerte, vine a enseñarte el valor de la vida, mi deber es asegurarme de que lo comprendas. Hace miles de años la muerte se aburrió de los jóvenes suicidas y creo entonces "Las siete tareas de la muerte", cada una te dejará una enseñanza sobre la vida y su valor. Temerás perder tu vida y te conocerás mejor a ti misma.

La chica se quitó la capucha, es una chica muy hermosa. Miró a su alrededor y le hizo la seña de sentarse junto a ella.

—¿Tengo otra opción? —dijo Kristal mientras se sentaba junto a la chica.

—Morir no es la salida correcta, solo ten eso en cuenta y acepta tu prueba.

Kristal no podía asimilar lo que estaba pasando, no comprendía nada de lo que le decía esa chica, pero de algo está segura, su vida va a cambiar.

Siete Días con la muerte [FINALIZADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora