9. ¿Réunion?

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ANTONELLA JOHNSON.

El siguiente día llega con una larga lista por pendientes que terminar y pese a que no me ha traído las nuevas cifras de las transaciones de esta semana ni los expedientes de la venta anterior siento que mis manos no son suficientes para terminar con toda la lista de pendientes que dejó la antigua chica.

Vine con un conocimiento básico sobre los movimientos de la Empresa Vélez pero estos tres días he hido entendiendo su manera de manejar, trabajar e ingerir ingresos para sacar el triple de cualquier otra empresa con buenos y mejores emprendimientos que no saben manejar.

Y no es que sus autos sean un mal producto de venta o compra, solo que hay otras maneras de tener más ganancias que está y pese a que he visitado varios lugares donde distribuyen el comercio o IVA no logran sacar ni la mitad de lo que el saca en un año.

¿Cómo lo hace?, Yo tampoco lo sé.

Después de imprimir el subministro de pre-venta en las instalaciones de Los Angeles subo en el ascensor hacia mi puesto de trabajo revisando las hojas ordenandolas para colocarlas en la carpeta de este año a la que le faltan muchos datos por corregir y agregar.

¿Acaso a Alessandra no le corresponde eso?

O solo va a pintarse las uñas y pasar llamadas.

Descido simplemente terminar mi trabajo y camino hacia la oficina de expedientes para agregar la ficha ignorando la pesada mirada que me brinda mi tediosa compañera.

Tras poner una silla logro alcanzar la inmensa carpeta de dónde salen varios papeles y luego de soltar una maldición en polaco descido agacharme a recoger.

Una carta llama mi atención por la caligrafía y tras ver qué la fecha es de hace un mes atrás descido abrirla asegurándome de que nadie esté viendo por la puerta abierta.

Mi apreciado Señor Vélez, tras no tener la preciada oportunidad correcta de hablar apropiadamente he descidido enviarle esta carta con su asistente por qué mi agenda ocupada como dueño de JousBeck y el ser padre y marido me impiden visitarlo en su empresa, con la humilde invitación de invitarlo a usted a mi casa que contiene la dirección en el otro reverso de la hoja para tomarnos nuestros tragos y hablar de unos cuantos negocios que nos convendrían a ambos.

Espero su confirmación mi señor, que tenga una buena velada.

Atte: El dueño de JousBeck, Drew"

                                      ***

Tras terminar de de almorzar he retomado el trabajo al ver que solo faltan rellenar los datos de los movimientos de la empresa de los últimos 2 meses y no de los 6 a los que me he matado llenando en estos tres días.

Alessandra sale de la oficina del Señor Vélez casi enseguida que entra, con una mueca de desagrado al verme.

Es su misma cara cuando está cerca mío.

No entiendo su odio, vine por trabajo y las cosas están sucediendo con Christopher solas, no me estoy insinuando y si coqueteo ciertas veces con el es por qué el también lo hace y siempre es en su oficina donde ningunos nos sentimos expuestos ni avergonzados por toda las conversaciones sucias que surgen cuando cruzamos palabras.

Y no es vergüenza por qué sabes que estás haciendo cosas malas, sino por qué nuestros momentos no son actos para todo público por qué a millones de mujeres u hombres les provocaría las bragas mojadas y una notable errecion entre sus pantalones.

Por qué ese es el fruto de nuestros encuentros.

Sacándome de mi éxtasis de pensamientos sucios y sensurados, Alessandra de mala manera se dirige hacia mí:— El Señor Vélez nos espera en su oficina.

Asiento y me levanto para detrás de ella que nisiquiera toca la puerta antes de entrar dirigirnos hacia nuestro jefe.

La única cosa que tenemos en común.

— Siéntense.

Ya que no hay otro asiento y tampoco deseaba sentarme junto a mi compañera procedo a sentarme en el juego de sillones al lado izquierdo y dónde tranquilamente puedo escuchar al Jefe.

Tras sonreírme y yo haciendo lo mismo se levanta para quitarse la chaqueta y colgarla detrás de su sillón.

— El día de mañana tengo que presentarme en una donación para niños con cáncer en la gala para donar dinero ya que mi madre es la encargada y como no se encuentra en el país me ha pedido de favor encargarme de aquello y quiero que alguna de ustedes me acompañé.

El brillo y la radiante sonrisa que asoma en la cara de Alessandra no pasa desapercibida para ninguno de los dos que de cierta forma nos enviamos unas cuantas miraditas sin dejar de prestar atención y concentrarnos en sus órdenes.

A mi parecer me parece una fenomenal idea ir a la donación pero luego de asistir a tantas me he tomado el atrevimiento de estudiar a la gente y darme cuenta que no lo hacen por qué les nace de corazón o se preocupen por los niños con cáncer sino más bien para su imagen para que en las páginas web salgan que han donado cuántos millones a fundaciones y hospitales para que la gente olvide en todos los chismes y escándalos en los que han estado metido.

Así que donar para ellos significa recuperar su cochina imágen.

—Señor, creo que la más indicada para estoy soy yo.

Y pese a que me caiga mal no puedo hacer más que aceptar en mi mente que tiene razón por qué no todas las personas manejan igual el socializar y a mi me falta un largo trayecto para estar a la altura para ir a aquellos lugares donde los Vélez son una gran influencia.

— Alessandra esto no se trata de quién esté más capacitado sino quien tenga el honor de poder ir alla para ayudar, no para traer beneficios.

Sonrió por qué tiene razón y es el único al que escuchado hablar así.







Sorry, por la ausencia, pero estamos de vueltaaaa!
Si las cosas entre ellos están sucediendo lentas es por qué Antonella muchas veces a demostrado que ha venido por el trabajo, no para coquetear con el jefe.
Así que todo tranquilo, que después viene el caos.


Enseñame Daddy|| Christopher VelezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora