Capítulo 36: Sinceridad

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𝑪𝒐𝒎𝒆𝒏𝒄𝒆𝒎𝒐𝒔...

El Daiyokai estaba sentado en el futon con su pierna derecha estirada viendo de reojo a la durmiente jovencita. Las noches se habían vuelto tan largas desde que empezó que dormir con Rin, eso antes no le molestaba pero ahora sino la abraza mientras duerme siente la noche como un suplicio y por eso su mente se mantiene pensante.

Sesshomaru: " Ella parece más feliz cuando esta al aire libre entre las flores... Siempre lo ha sido, desde antes. No quisiera que esa felicidad se escapara nunca." - Hizó una pausa a lo que pensaba para mirar la luna nueva que se alcanzaba a ver entre las rendijas de la ventana.

Sesshomaru: "En el palacio no hay flores de ningún tipo. A mi madre nunca le han gustado y a mi me importaban muy poco esas cosas hasta que ella aparició. - Su gesto era sereno e imperturbable contemplando la noche.

Una idea resonaba en su cabeza. Ir casi al amanecer a su palacio y encargarle a los sirvientes que arreglen el jardín. La vez anterior que llevó a Rin ahí no había flores, ella no dijo nada y parecía poco emocionada por eso. Llenar su palacio de flores jamás habría sido para él una prioridad pero ahora quería ver la radiante sonrisa de Rin por siempre rodeada de flores. Por eso partiría rápidamente antes del amanecer para volver lo antes posible a la aldea con ella y no hacerla esperar.

...
Faltaba poco para que los primero rayos del luz se hicieran presentes y Sesshomaru ya se encontraba surcando los cielos directo a su palacio. Pasó volando por encima de la entrada donde esta el trono de su madre. Como era de esperar no se encontraba ahí porque era demasiado temprano y la bella demonesa le gusta volar en su forma Yako en las noches de luna nueva. Por fin aterrizó en los jardines del palacio con su elegancia de siempre. Cuando descendió uno de los sirvientes estaba camiando por ahí y al verlo llegar se asustó porque no suele ir seguido al palacio, debido a eso se escondió detrás de un pilar temeroso.

Sesshomaru: Sal de ahí. - Ordenó demandante para que saliera de su escondite.

Asagiri: Perdóneme mi señor, no lo esperábamos. - Se reverenció de inmediato con pánico porque no sabía que reprimenda le iba tocar.

Para su sorpresa el inuyoukai no parecía molesto, tenía la misma expresión de siempre y sin mirarlo o prestarle mucha atención comenzó hablar.

Sesshomaru: ¿Eres tú el que se encarga de los jardines?. - Nunca se tomó la molestia de aprender el nombre de sus subordinados.

Asagiri: Oh.. Si yo soy el encargado, mi señor, mi nombre es Asagiri. - Seguía tendido en el suelo.

Sesshomaru: Asegúrate que para al final del verano este repleto de flores en todo el palacio. - Dió unos pasos delante del sirviente.

Asagiri: ¡Eh! ¿Flores?... ¿De que tipo, mi señor?. - Seguía atónito por la petición.

Sesshomaru: No quiero nada extravagante, que en su mayoría sean flores silvestres de todo tipo y árboles florales. - Ahora su semblante ya era intimidante, no le gusta que lo cuestionen.

Asagiri: Entiendo, supongo que quiere una apariencia primaveral ¿cierto?. - Su mente comenzó a visualizar las posibilidades.

Sesshomaru: La vista de la habitación principal debe ser la que más flores tenga y que los cerezos estén bien ubicados. - Terminó de hablar y siguió camiando como si esperara que lo siguiera y eso hizó el delgado y pequeño Yokai.

Asagiri: Por supuesto, mi Señor. - Iba a tres pasos detrás de él.

Sesshomaru: A esa habitación le harás arreglos especiales, por lo pronto que tenga una apariencia neutral... Consigue un futon lo suficientemente grande para dos personas. - En cuanto dijo eso el Yokai se emocionó pero como Sesshomaru le daba la espalda no pudo verlo.

El poder de la confianza: Sesshomaru y Rin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora