MALIA
—Burlé al perro del infierno no porque fuese mi hermano—Dice Amara con la voz tensa.—sino por aquellos que conocían tu retorcido plan pactado con los de allí arriba—Echa una breve ojeada de desagrado a los ángeles que rodean a Mihael.—y quisieron luchar, por lo que yo simplemente les di la oportunidad de hacerlo.
Miro con ligero atisbo de fascinación a la de pelo negro, solo porque empiezo a ver algo en ella que jamás había visto. Sinceridad.
—¿Quieres que me sienta culpable, acaso?—Pronuncia el de túnica roja con sinuoso sarcasmo.
Amara suelta una sonora carcajada.
—Eres peor que el maligno, Mihael.—Pronuncia.—No podrías sentir nada ni aunque quisieras.
La tensión se ha instalado entre ambos, y por ende entre todos.
Luka se adelanta un solo paso, pero algo escuece en mi pecho cuando es el cuerpo de Lucía lo que veo que mira con tanta preocupación.
Pretende echar a correr, lo anticipo, y por ello le agarro del brazo antes de que lo haga. La última vez que osé tocarle, lo maté. Pero agradezco el poderoso hechizo que predijo que haría falta en esto.
—No está muerta.—Interviene una voz desde la lejanía.
Los ojos de Bea se fijan en ambos.
—¿Qué le ha pasado?—Pregunta el de, ahora, ojos negros.
—Me había olvidado de ti.—Exclama el de la túnica, por primera vez desde que apareció, separando las manos para dar una ligera palmada.—Es nuestra querida, e inexperta Banshee.
Las manos de Bea se cierran en un puño cuando se da cuenta de que se dirige a ella.
Admiro el par de alas que sobresalen de la espalda de Daemon y me estremezco.
—¿Podemos, por favor, volver a lo que...—Es Amara quien comienza a hablar, pero no quien termina.
Un impetuoso grito nos hace darnos la vuelta a todos con rapidez, sin siquiera pensar que Luka ya ha salido corriendo, seguramente hacia el, posiblemente, cadáver de Lucía.
Mi corazón se detiene entonces, cuando el cabello azulado de Sofía es lo primero que veo. Luego, como todos supongo que hacen, fijan la mirada en la gran ola que crece y crece y que amenaza con caer sobre todos, incluyendo las personas que gritan horrorizadas dentro de los edificios de alrededor.
Se ve como un venerable tsunami, pavoroso, aterrador, y que hace que tiemblen mis manos. Pero es algo de eso que no puedes dejar de mirar, como la foto en las noticias de un accidente de coche, como la extraña satisfacción de explotar un grano.
Aunque creo que esta fascinación solo la siento yo.
Miro a los lados y solo consigo ver rostros atemorizados.
Hasta Mihael parece realmente despavorido, y eso me hace saber que esa gran ola sí es capaz de matarlos.
No me importaría que esta gente muriese, a decir verdad, pero ver a Darío Raeken adentrándose en la escena tal y como lo está haciendo, de repente, me hace estar corriendo hacia la chica que va a matar al chico que me ha robado el corazón, quien luego lo pateó y pisó, pero que al fin y al cabo sigue siendo el único dueño.
Mis piernas se mueven ágiles, desasosegadas, inquietas, con los nervios subiendo hasta mi corazón, haciendo que cuando las lágrimas de pura rabia que Sofía comienza a derramar sean una grave amenaza.
—¡MIHAEL!—Exclama con fuerza, con los ojos ligeramente cerrados e irritados.—¡Esto es lo que has conseguido!
Sus manos se mantienen en el aire, pero se nota que ya tiene los músculos totalmente agarrotados de estar tanto tiempo sosteniendo semejante cantidad de agua.
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HELLHOUND | Libro I ¡YA A LA VENTA! ©
RomanceLas puertas del infierno han sido abiertas. Todas las criaturas que han caído del cielo, y las que desde las más profundidades han regresado, tienen una sola misión. Pelo y ojos castaños, constitución aparentemente fuerte... ¿Por dentro? Está hecho...