Día 27

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USA ya lo había entendido, sentía una fuerte atracción hacia el ruso, no le quedaron dudas después de lo que había pasado o lo que casi había pasado. Cómo hubiera deseado que esa llamada nos los interrumpieran y probar esos labios rojos y tierno que temblaban cada que se acercaba. Le encantaria que esos ojos tiernos y serios lo mirarán solo a él y a nadie más.

Estaba completamente enamorado de Rusia, y no había pasado ni un mes.

Pero tenía que ir despacio, Rusia parecía un niño que apenas y sabía del amor, así que no quería espantarlo. Y tampoco es como si el quisiera ir rápido, tenía siglos sin tener una relación que ya ni se acordaba de como era.

Por eso ahora parecía una colegiala enamorada al tratar de tomar su mano mientras veían la serie de siempre. Su mano sudaba y su corazon Katia con tanta fuerza que en cualquier momento se saldría de su pecho, y eso lo hacía sentirse más idiota ¿Cómo podía ponerse así por un simple roce de manos? Antes lo había hecho, tomaba la mano de Rusia sin problemas, pero ahora se le complicaban al saber lo que realmente sentía. Rusia ni se daba cuenta de lo que pasaba.

Solo faltaban unos centímetros para lograrlo.

Mex- ¡Gringo!

Se escuchó en toda la casa seguido de unos pasos apresurados que los alarmaron. Se miraron asustados por unos segundos pensando en que hacer. Ninguno de los dos querían que descubrieran su secreto, y tampoco querían que todo el mundo supiera que el ruso iba a la casa del americano, por qué si México los descubría entonces todos se enterarían.

USA- Escondete en closet. - Dijo apresurado empujando al menor.

Rus- Pero yo no qu...

USA- Rápido. - Le dió otro empujón para que por fin entrara, cerrando la puerta del closet, para después salir corriendo y de un salto acomodarse en la cama.

Y lo hizo justo a tiempo antes de que el mexicano entrara.

Mex- ¿Quiuboles gorda? - Entro con una sonrisa

USA- Te dije que me dejaras de llamar así. - Estaba molesto, no solo por el apodo, si no por la interrupción de su momento. - ¿Que haces en mi casa?

Mex- Yo te dije que vendría. - Camino por el cuarto como si fuera a encontrar algo interesante.

USA- Y yo te dije que no lo hicieras por qué no te iba a abrir. - Su ceño se frunció más al darse cuenta de algo. - ¿Y como mierda entraste?

Mex- Por tu ventana. - Dijo como si nada mientras se sentaba en la cama.

USA- A fuera. - Dijo firme señalando la puerta de su cuarto.

Mex- ¡Oh, vamos! - Lo abrazo del cuello haciendo que se agachara. - No corras a tu único amigo.

USA- Pensé que mi amigo estaba enojado y no quería verme. - Se separó empujandolo levemente.

Mex- Tu mejor amigo sabe perdonar.

USA- ¿O tal vez es tan idiota que olvidó por qué estaba enojado?

Mex- Sabes que yo no olvido. - Mantenía su sonrisa, pero sus ojos, que siempre parecían alegres, ahora le miraban con furia.

USA- Mex, sabes que yo...

Mex- Así déjalo. - Se levantó enojado sin voltear a ver al de estrellas. - Fue mala idea venir.

USA- ¡Espera! - Grito asustando a mexicano y también al ruso que se mantenía al pendiente de la conversación. - Solo dime qué quieres.

El latino parpadeo varias veces, algo iba mal.

Mex- ¿Estás bien? - Se acercó preocupado tomándolo de sus manos.

USA- ¿Eeh? - Se sonrojo el verlo tan cerca. - México, espacio.

Mex- Oh, perdón. - Lo soltó rápidamente al notar su incomodidad. - Pero te ves raro. - Le trato de quitar los lentes pero este se lo impidió. - ¿Que te paso?

USA- No tengo nada. - Dijo serio y seguro de si mismo.

Mex- ¿Por qué estás tan triste? - Lo abrazo pegando la cabeza del contrario en su pecho, este solo daba manotazos y patadas para que lo soltará. - El pequeño estadounidense está triste y enamorado.

USA- ¡México suéltame! - Pellizco al mencionado y este lo soltó de inmediato. - No se de qué hablas. - Se acomodo su ropa, aunque era su piyama, pero quería parecer serio. - Solo dime qué quieres, quiero descansar. - El mexicano asintio sobándose el lugar donde había sido herido.

Mex- Ame. - Llamo bastante serio, al parecer el favor era importante. - Estoy enamorado.

USA- Ajá. - Asintio escondiendo sin esconder su emoción, no es que fuera igual de chismoso que el latino, solo le gustaba estar al pendiente de las cosas y más cuando se trataban de los países cercanos.

Mex- Y quiero que me ayudes.

USA- Sabes que no puedo decirte que no.

Mex- Que bien. - Sonrió suspirando aliviado por el apoyo del estadounidense. - Por qué es tu hermano.

USA- ¿Quien? - Pregunto por la sorpresa, aunque había escuchado perfectamente.

Mex- Tu hermano Canadá, el altote, chulo, precioso y con sonrisa de an...- El menor lo tomo de los hombros poniendo algo de presión en ellos. - ... gel.

USA- México. - Subió sus manos rodeando el cuello del mayor a punto de ahorcarlo. - Oh, mi querido amigo. - Apretó más fuerte mirandolo con ganas de matarlo.

Mex- Más fuerte~ - Bromeó pensando que era un juego por lo que soltó algunas risas.

USA- Con gusto. - Sonrió perversamente asustando al mayor.

Mex- ¡Wey, no mames pérate! - Lo empujó con fuerza safandose del agarre y levantarse. - ¡¿Que chingaos te pasa?!

USA- No dejaré que pongas un dedos encima a Cani ¿Me entendiste? - También se levantó pero se dirigió al cajón de la mesa de noche y saco una pistola.

Mex- Ay, wey ya. - Debió de imaginarse que USA lo amenazaría con un arma, estaba seguro que su casa tenía un gran arsenal escondido. - Bájale a tu pedo, sabes que no soy mala persona, tú me conoces y yo te conozco ¡Hasta me di cuenta de que hay alguien escondido en tu closet!

USA- Eso no me importa. Y que te quede claro que nadie se merece a mi hermano, y menos tu. - Disparo cerca de la cabeza del mayor, apenas rozando sus cabellos.

México solo sonreía nervioso con las manos en alto esperando que el contrario se calmara, pero parecía que no pasaría. Retrocedió lentamente, solo quería irse sin problemas, eso parecía fácil, lastima que el estadounidense salió corriendo tras de él cuando dió un paso grande. Solo se escuchaban los gritos de ambos por toda la casa.

Rusia decidió salir al ver que ninguno estaba cerca. Se sentía un entrometido al haber escuchado toda la conversación, pero debía de admitir que fue interesante. Al principio tenía ese sentimiento de hace años, uno que no demostraba tan seguido. Estaba celoso, completamente lleno de celos. Claro que al principio estaba enojado por la forma en que el mexicano llamo a USA, y como lo abrazo de los hombros con mucha confianza, pero también fue extraña la pequeña discusión que tuvieron. Y después de eso fue cuando sus celos subieron hasta el punto de querer salir y separarlos, no soporto ver al estadounidense sonrojado por la cercanía del mexicano, ni quería recordar ese abrazo tan cariñoso que le dió. Quería golpearlo, y quería golpearse el mismo por sentir celos de alguien que no era nada más que su amigo. Estuvo a punto de salir hasta que el mexicano mencionó que estaba enamorado del hermano de USA, agradeció a todos los dioses que conocía, por un momento había pensado que México quería al de estrellas y el pensó que no tendría oportunidad. El mexicano parecía que lo conocía como a la palma de su mano, no le costó mucho descubrir que estaba mal emocionalmente.

Estaba contento de que solo haya Sido un malentendido, pero aún así quedaba con dudas. ¿Cómo el mexicano conocía tan bien a USA? Le pareció extraña la manera en que se comportaban. ¿Y como carajo descubrió que había alguien escondido en el cuarto?

Pero ya le preguntaría mañana, ahora solo quería salir antes de que lo descubrieran. También quería llegar a su casa y olvidar que se puso tan celoso que se imagino varias formas de matar al mexicano.

ªNØR3XĪÇDonde viven las historias. Descúbrelo ahora