PARTE ÚNICA

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El día gritaba aburrimiento, las clases eran realmente insoportables. Nada entretenido sucedía, ninguna novedad, ninguna pelea, ni siquiera algún chisme para pasar de boca en boca.

Absolutamente nada.

Kenma recostó la cabeza sobre su mano, resoplando tedioso. La clase debería ser un completo caos, con gente gritando, y avioncitos de papel volando de una esquina a otra, pero todos sus compañeros estaban en silencio mirando la pizarra como si les fuere la vida en ello.

Esta gente no sabe cómo divertirse, pensaba para sí.

Observó a su alrededor buscando alguien con quien hablar, alguien divertido que le saque alguna que otra risa. No tardó en encontrarlo. Hinata, un compañero suyo desde principio de año, parecía igual de aburrido que él, se recostaba contra la pared escuchando la lección. Y digo escuchando porque Hinata no podía ver, era ciego de nacimiento. Pero eso no le impedía asistir a clases normalmente y tener uno de los mejores rendimientos de la academia.

Todo lo contrario a Kenma.

Sonrió. Hinata era una persona amable, demasiado extrovertida, y a decir verdad, un poco exasperante a veces, tenía demasiada energía para liberar, y eso podía llegar a ser un problema. Pero ahora mismo era justo lo que necesitaba.

El teñido se levantó de su asiento con lentitud cuando la profesora no lo veía, y corrió al otro lado del salón, sentándose en el banco vacío que había al lado del pelirrojo. La silla chirrió contra el suelo, pero todos estaban demasiados ocupados en la lección y nadie lo notó.

Salvo Hinata, por supuesto.

—Hey, Shoyo —susurró dándose la vuelta para quedar cara a cara con el chico. —Soy Kenma, Kozume Kenma. — le avisó.

El pelirrojo rió divertido.

—Sí, ya sé quien sos, Kenma, estamos en la misma clase hace ya un año.—negó con divertida incredulidad. A veces Kenma podía ser demasiado distraído.

—Sí, tienes razón... — parecía pensativo, pero pronto recordó sus motivos. — Esta clase es muy aburrida, ¿no crees?

—Bastante —suspiró Hinata. —Prefiero tener filosofía a tener química, me cuesta más entender, porqué...bueno, ya sabes. —y soltó una carcajada suave. Kenma lo sabía, y admiraba como aquel chico podía reírse de cualquier cosa, hasta de sí mismo. Era algo realmente admirable.

Kenma asintió, había sido una buena idea acercarse a él, Shoyo siempre lo hacía reír.

—Prefiero biología. — dijo encogiéndose de hombros, pero Hinata hizo una mueca de asco, sacándole una risa a ambos.

—Hey, silencio allá atrás. — gritó la profesora sin distraerse mucho de lo que estaba copiando en la pizarra.

—¿Sabes qué? — comenzó a decir el pelirrojo un poco pensativo, entrando en confianza con el rubio. Kenma rebuscó en su bolsillo y encontró lo que buscaba. Un pequeño espejo de mano y un labial con gusto a fresas. Le encantaba ponerse labial, no era muy llamativo, era más bien pasar desapercibido, pero le gustaba el sabor que le quedaba en la boca.

—Dime. —respondió mientras abría el pequeño espejo y comenzaba lentamente a pasar el labial por sus suaves labios.

—Todos hablan de los colores, pero yo nunca los he visto. — dijo un poco decepcionado. Era lo que más deseaba en el mundo, poder saber que eran los malditos colores, como se veían, como eran, cómo se sentían, quería saberlo todo. — Es un poco triste, solamente puedo relacionarlo con texturas, pero a veces eso se hace un poco complicado, pues no hay una sola textura para cada color. — comenzó a divagar. —Pero es mi única forma de hacerlo.

Kenma escuchaba atento, le ponía un poco triste ver a su amigo con las cejas curvadas por algo que no iba a poder lograr. Y no sabía cómo ayudarlo, ¿Cómo describirías un color? Nunca se lo había cuestionado.

—También lo puedes relacionar con emociones. —se le ocurrió a Kenma. Eso tenía sentido, era más fácil relacionar las emociones con colores. Shoyo apretó los labios, eso podría funcionar. — Por ejemplo, el amarillo a mi me transmite alegría y emoción. — Kenma volvió a guardar el labial y el espejo a donde pertenecían.

—Amarillo... — qué lindo color. — ¿El azul? Siempre escucho hablar del azul.

Kenma lo pensó un poco.

—Podría ser tranquilidad, armonía y confianza — no sabía cómo explicarlo. —Me hace acordar al mar. — dijo más para sí. Hinata asintió guardando la información en su cerebro.

—¿Y el verde?— quería conocer todos los colores.

—Libertad, equilibrio. Envidia también. — comenzó con palabras sueltas. La clase seguía a su alrededor, pero ellos parecían inmersos en sus propios mundos, uno donde todo era posible. — No siempre tienen connotaciones positivas.

Hinata recordó algo, una pregunta que siempre quiso hacer pero por miedo a ser burlado nunca se animó. Pero con Kenma no se sentía juzgado ni ridiculizado. Era lindo hablar con él.

—¿Los colores tienen sabores? — preguntó con seriedad, esperando una risa del teñido. Pero no hubo carcajada ni burla, solo un Kenma pensativo.

Kozume lo miró, pensando en su pregunta. Era una muy buena pregunta a decir verdad. ¿Los tenían?

Y de pronto recordó lo que pensaba minutos antes. Le gustaba el gusto de su labial rojo. Lo miró dudoso temiendo de cómo podría llegar a reaccionar. Pero era la forma más fácil de demostrárselo.

Un color carmesí le inundó las mejillas pensando en lo que iba a hacer.

—Sí, los tienen. — susurró mientras se acercaba al pelirrojo. Hinata sintió un olor como a...fruta cerca de él. Esperaba impaciente a que Kenma siguiera con su respuesta pero cuando estaba a punto de abrir la boca para preguntar unos labios lo callaron.

El pelirrojo se sorprendió al sentir los labios de otra persona sobre los suyos, pero tenían algo de...frescura. Un sabor a fresas. ¡Eso era!. Le encantaban las fresas.

Sus labios se separaron con suavidad y lentitud, olvidando por un segundo lo que se sentía la soledad. Kenma enrojeció hasta las orejas y lo miró tímido. Hinata sonreía sincero.

—Mhm, fresa. — dijo alegre, y se relamió los labios con disfrute. El teñido no lo podía creer, esa no era la reacción que esperaba, pero estaba más que contento.

—Ese es el r-rojo — la timidez comenzaba a irse, aunque estaba atónito por su descaro. Pero realmente quiso mostrarle una forma de identificar los colores, y verlo tan sonriente le había asegurado que todo había valido la pena.

Hinata lo pensó y guardó el recuerdo en su memoria.

—Me gusta el rojo. — confesó. — Creo que es mi color favorito. — dijo juguetón y con una mano sobre el cuello de Kenma lo atrajo hacia su boca para besarlo nuevamente. Esta vez un beso más largo, sintiendo y saboreando cada parte de aquel encuentro de sus bocas. Suave, rítmico y dulce.

Ambos se separaron para buscar aire, con una pequeña sonrisa asomando en cada uno.

—Definitivamente es mi color favorito. — susurró sonriente y Kenma cayó rendido a sus pies.

Se habían enamorado del color rojo.


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Hasta acá el mini one-shot que hice basado en un tiktok que vi hace meses por ahí.

Me re gustaría saber que opinan, y si quieren dejar sus votos yo feliz.

Gracias por leerlo <3<3

EL SABOR DE SUS LABIOS [ kenhina ] [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora