XIX

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El pelinegro pensó que estar entubado era terrible pero, retirar el tubo fue peor. La sensación al retirarlo fue doloroso y ese dolor aumento al instante que intento tragar como reflejo, el dolor se asemejaba al del catarro seco pero claro, este estaba aumentado a las 1000 potencia. Tenía tan seca la garganta y lastimada que hasta pasar saliva era una tortura, lloro ante la idea de no poder tomar agua a lo que Jeonghan se burló diciéndole que no tomaría agua en un buen rato y que tendría que conformarse con los cubitos de hielo para hidratarse.

Una nueva cucharadita se aproximó a sus labios y la acepto con gusto, aunque si lo admitía, se sentía cohibido dado a que en ese momento el pelirrubio se comportaba como una madre alimentando a un bebé, temía que en cualquier momento Yoo comenzará a cantarle alguna nana para dormirlo, sacudió la cabeza, Dios, esa imagen mental lo había aterrado. Mientras tanto Jeonghan se recostó en la silla de al lado leyendo libro sobre anatomía murmurando una que otra vía de ¿cómo había dicho? ¿Inervación de musculo? Bueno, algo parecido recordaba el pelinegro. En los últimos meses había comenzado a estudiar una maestría en enfermería quirúrgica lo cual, explica a la tez más pálida del rubio, por un momento Jeon había pensado que este había enfermado pero solo estaba estudiando, lo cual, no lo sorprendió, Yoo Jeonghan era del tipo de persona inteligente y ambiciosa que siempre buscaba de mejorar y crecer, en este caso la maestría quirúrgica era su nueva menta.

Yoo Jeonghan se convertiría en un enfermero quirúrgico en poco tiempo lo que significa que pronto dejaría su servicio en cuidados intensivos y con pacientes “especiales”, por un momento, un nudo se formó en la garganta de Wonwoo y no precisamente por el daño, el simple hecho de considerar que Jeonghan ya no le acompañaría durante su estadía en el hospital lo entristecía terriblemente, podía sentir como sus ojos comenzaban a justar lágrimas, quería hacer un berrinche y pedirle al rubio que no lo dejara pero ¿qué le daba el derecho el pedirle o negarle su sueño al rubio? Nada, absolutamente nada. 

La cabeza castaña del Dr. Lee se asomó por la puerta, las ojeras bajo sus ojos demostraban el poco o el nulo descanso del pobre hombre, entre sus manos llevaba una bandeja con tubos y una jeringa, el de rizos trago, conocía a la perfección esos tubos, era momento de comenzar con los exámenes de sangre. Sin necesidad de decir algo, Jihoo le señalo el brazo y como autoreflejo, el pelinegro lo extendió hacia él, había aprendido que lo mejor era extender el brazo sin rechistar, a pesar que el doctor luciera bastante joven e inocente, era un hombre de temperamento corto y carácter fuerte, solo bastaba una mirada para que todos se callaran y regresaran a sus trabajos.

La liga celeste se insertó en su piel con crueldad al punto de sentir que le cortaba la suave piel del brazo pero sabía que eso era imposible, solo era la horrible y monstruosa presión que le provocaba esa sensación de amputación, el frío del alcohol le provoco escalofrío, comenzó a respirar profundo y cerró los ojos para calmarse, no le gustaban las agujas. –Respira profundo- indico el castaño antes de introducir la aguja en su piel, el pinchazo duro un segundo y la extracción de sangre una eternidad, al parecer el castaño no encontraba la vena y movió varias veces la aguja dentro del brazo de Jeon, el cual quería gritar que lo soltara, después el ardor se hizo presente, abrió sus ojos encontrando un algodón en su antebrazo que doblo de inmediato para asegurarse que no hubiera un sangrado extra. De igual forma pudo percibir como la blanquecina piel comenzaba a cambiar de color, soltando un suspiro.

-¿A eso llamas muestra de sangre? –le preguntó el rubio al castaño que no dudo de verlo como un lobo acorralado- Esa sangre no sirve, esta negra, hiciste una punción arterial, no una venapunción la que necesitamos para laboratorio. Se nota que te la pasas en consultorio no ¿Jihoo?

El ojo izquierdo del Dr. Lee comenzó a temblar, volviéndose más pequeño –No he dormido en 72hrs Yoo, de milagro no le saque el ojo a Wonwoo –acto seguido, el de corta estatura le lanzo un par de guantes al rubio, retándolo con la mirada para realizar la extracción de sangre, con una sonrisa burlesca el rubio se colocó los guantes y extendió la mano hacia el brazo de Jeon pero en lugar de irse por su ya herido antebrazo, se dirigió al área de nudillos, aplicando con el algodón un poco de alcohol para desinfectar el área.

The Flower on my Garden •Meanie•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora