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Chan observaba el mensaje que el peliazul le había mandado, sin duda no era la reacción que se esperaba

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Chan observaba el mensaje que el peliazul le había mandado, sin duda no era la reacción que se esperaba.

Decidió dejar su celular a un lado, ya luego hablaría con él. Enfocó nuevamente la vista en su laptop frente a él, decidido a terminar con todo su papeleo antes de irse a casa, hasta que alguien irrumpió en su oficina.

—Hola Minho, buenas tardes a ti también.

El castaño ya estaba acostumbrado a que su amigo (quien trabajaba para él hace años) irrumpa sin cuidado en su oficina, si bien le había pedido mil veces que toque la puerta antes de entrar, el pelinaranja se defendía argumentando que nunca lo había hecho cuando eran amigos y vivían juntos, mucho menos lo haría ahora.

—¿Acaso enloqueciste Bang? ¿Eres consciente del saqueo que acabas de hacerle a tu cuenta bancaria?

Y obvio que Minho se enteraría, después de todo, como su asistente y mano derecha tenía completo acceso a todas sus cuentas bancarias.

—¿Acaso yo tengo que repetirte que ese dinero es mío y puedo hacer lo que quiera con el?

El pelinaranja bufó antes de contestar.

—Primero, soy tu contador Chan, es mi obligación llevar la economía de esta empresa a flote, responsabilidad que por cierto está en mis hombros gracias a ti. Y segundo, llegas tarde y con ese humor de perros, te hubieses quedado en tu lujoso departamento Christopher Bang, créeme que a ninguno nos gusta verte ingresar al edificio con esa carita de tan buenos amigos que te cargas.

Minho camino hasta quedar frente al escritorio y apoyar sus manos en el, escaneó a su amigo, sus filosos ojos felinos clavados en Bang. Sabía que no pasaría más tiempo para que el castaño le dijera el porqué de esa exuberante falta de dinero en su cuenta bancaria. No soportaría mucho tiempo más con la mirada penetrante de Lee encima.

—¡Y-ya deja de mirarme así! solo fue un acto de amabilidad, sabes bien que ese dinero no me hacía falta y si puedo usarlo para ayudar a alguien no veo el problema. ¡Y no sé porqué te estoy dando nuevamente explicaciones!

Minho sonrió divertido, aún mantenía sus ojos entornados sobre Chan, como si de un gato que se divierte acorralando a un pequeño ratón se tratase. Conocía demasiado bien a su amigo y hacerlo exasperarse era una de sus actividades favoritas.

—¿Y esto no tiene nada que ver con ayudar a cierto veterinario que te agitó un poco las pestañas haciendo que caigas a sus pies?

—¡C-claro que no! Siempre hago donaciones, lo sabes Min.

—Si, pero siempre me usas de intermediario para hablar con la persona o institución que vaya a recibir la donación, ¡y está vez ni siquiera me llamaste! ¿Qué era tan urgente mhmm?

—Sabes que no representa pérdida alguna para mi...

—Aun así, te recuerdo que soy quien lleva las acciones y la administración contable de esta empresa, mínimo deberías haberlo consultado conmigo antes.

Haven | Chanin PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora