Capítulo 3

4 1 0
                                    

Wow, esta será mi primera noche en Hogwarts. ¿Es normal sentirte como un ciervo indefenso en una jaula de leones el primer día?. No creo que el resto de mis compañeros y amigas se hayan sentido de esta manera. Por alguna razón he sentido unas malas vibras, como si algo malo estuviera por ocurrir... Meh, quizá sea por cómo me observaban los profesores, que a decir verdad, me ponen los pelos de punta cada vez que me llaman para algo.

Minerva fue y es la única que me da un poco de serenidad de todos los docentes. Y claro, Cass y Dee Dee me ayudaron a sentirme cómoda e integrada. Ojalá pudiéramos dormir juntas en un mismo cuarto, pero lamentablemente va contra las reglas y bla, bla, bla..

Mis compañeras de cuarto son dos chicas nerds y aburridas que se dedican únicamente a hablar de los hermanos de Dee Dee y, por supuesto, flechadas por Harry Potter. Ugh, con tan solo decirlo me producen ganas de devolver la cena. Me recosté despacio en la cama, y me quedé mirando el techo un buen rato esperando a que las voces irritantes de las otras dos cesaran de una vez.

—¡Hey, hey, hey!

Me senté de golpe al sentir aquella voz conocida. No eran gritos, eran susurros fuertes pero extrañamente provenían del suelo. Unos segundos después, una de las baldosas azul marino se removió, y del pequeño hoyo se asomó un brazo largo y delgado.

—Si hay alguien en este cuarto, toque mi mano o lanzaré un hechizo para matar a los presentes.

Dijo la muchacha que asomaba su extremidad en un tono de voz bajo.

—Ni aunque fuera el mismísimo Voldemort lo harías.

Susurró otra voz que también provenía de allí abajo.

—¡SHHH!, tienes que seguir la actuación Cass.

—Ehh...¿Chicas?

Ambas callaron, y podría decir que se miraron con confusión.

—Dee Dee, esta no es la habitación de Malfoy.

—¡Oh, Wow!, eres tan inteligente. Yo no me habría dado cuenta ni por un segundo, ¿sabes?. Te lo agradezco de verdad, siempre me ayudas en cosas tan difíciles como estas. Te daré 40 ranas de chocolate ahora.

Carcajeé y me asomé despacio por el pequeño y oscuro hueco para mirarlas a ambas.

—¿Para qué quieren buscar a Malfoy?

Pregunté curiosa. Se me hacía raro que estuvieran dando vueltas por ahí a medianoche.

—¿Esa es una excelente pregunta, ¿Te gustaría responder, Potter?

Sonrió Dana, mirando a la mencionada quien se cruzó de brazos y suspiró audiblemente.

—Con todo gusto Weasley. Busco a Malfoy porque tiene un libro de pociones que necesito para la clase de mañana.

—Pero... se supone que todos los libros son iguales y tienen las mismas anotaciones.  Además... ¿No tienes los libros de Harry?, creo que te ayudarán más que los de Scorpius.

Respondí.

—Concuerdo. Además, sé que los de tu padre tienen muchas cosas y mucho mejores que las de Malfoy.  Pero, yo creo que todo esto es por algo más que un libro..

Sonrió Dana, elevando sus cejas y mirando de manera graciosa a Cass. Era esa clase de mirada que gritaba "Vamos, no hace falta que me lo ocultes". Acto seguido hizo un pequeño corazón con sus manos entre risitas. Como respuesta, la pelirroja le dio un buen golpe en su brazo logrando que la contraria se quejara del dolor, arrepintiéndose de haber hecho aquella burla.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 09, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

EL LEGADO DE INTERDITEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora