¿Saben por qué el Pollito Pillo es el mejor personaje de caricatura que existe? No solo su serie animada es graciosa, también hace que mi chica favorita en el mundo suspire de ternura cuando lo ve.
Así es. Mi hermana Luan, esa preciosa niña llena de alegría, delira por el personaje de moda. Y a un día de cumplir un mes desde que nos volvimos "novios" (has guardado el secreto, ¿verdad?) decidí aprovechar la oportunidad para darle el mejor regalo posible en este momento: algo que le recordara a su caricatura predilecta.
Para ello, fue vital la ayuda de alguien especial: Maggie.
Ni yo pude haber imaginado que la chica pálida, aquella que me odió durante casi un año, ahora sea una gran amiga. Tal como mi hermana me contó una vez, Maggie está llena de cariño. Quizás fue gracias a la mágica alegría de Luan que ya no teme mostrar todo el afecto que puede dar. ¡Y me alegro por eso!
—Con gusto te ayudaré, Lincoln. Si es para que le regales algo a Luan, o sea, para mí es así como importante. ¿Cuál es el plan? —preguntó Maggie tras contestar mi llamada. La voz que salía por el teléfono sonaba fría como siempre, aunque ahora comprendía que no lo era en realidad.
—Solo necesito que la invites a salir un par de horas hoy. Debo ir a comprar su regalo a una zona lejana y meterlo a casa sin que nadie se entere. Como agradecimiento, veré si traigo algo para ti.
—Eso... Eso no será necesario —respondió ella, un poco entrecortada.
En ese momento, Luan se asomó a mi habitación, donde yo charlaba.
—Disculpa, Linky... ¿Cuál color te gusta más? —preguntó en voz baja, y me mostró dos pequeñas fajas de tela, una color rosa y la otra morada. De forma descuidada, elegí la morada.
—¿Para qué es? —pregunté de inmediato.
Ella contestó, casi en un susurro: —Son las nuevas minifaldas que me hizo Leni. Quizás mañana estrene la que elegiste.
Guiñando el ojo, y dejándome boquiabierto, se retiró. Tardé varios segundos en reaccionar y terminar la llamada.
Con semejante motivación, decidí echar el plan cuanto antes. Maggie invitaría a mi hermana a salir de la casa el tiempo suficiente para no verme salir y regresar con el regalo. ¡Así de fácil!
"Así de fácil"... Eso pensé en ese momento. Pero había olvidado que todos los planes, hasta los míos, están sujetos a factores imprevistos. Como cuando hace calor y compras una soda, pero está tibia. O cuando te invitan a un picnic, y cae un aguacero. Lo que me esperaba no era como un aguacero. Era como el Diluvio Universal.
La hora llegó, y Maggie se presentó a la casa Loud con una puntualidad respetable. Justo al escucharla tocar el timbre, me asomé por la ventana de mi habitación y alcancé a ver su cabellera larga y negra, lustrosa como seda, y a los brazos de Luan dando un efusivo abrazo a la visitante.—¡Oye, Linc! ¡Maggie nos visita!
—¡Bajo de inmediato! —respondí a mi hermana, y salí de prisa hacia la sala. Justo al abandonar mi habitación casi tropiezo con mi diminuta hermana Lisa, pero un frenazo instantáneo bastó para quedar de pie, oscilando como un trompo, frente a ella. Alcancé a ver su expresión asustada, con sus ojos tan abiertos que parecían salirse de sus órbitas.
—Lo siento, Lisa. Me llamaron de abajo y...
—No es de absoluta necesidad que expliques la situación, hermano mayor. En esta ocasión el descuido fue mío — respondió la pequeña genio mientras se arreglaba los anteojos. Fue sorpresivo recibir palabras tan reconfortantes viniendo de ella, pero lo que me llamó la atención fue el que tuviera una prenda inusual en sus manos.
—¿Ese es un overol de Lana?
—Eh... En efecto. Procedía a... A llevarlo a lavar por petición expresa de nuestra progenitora.
—Pero la lavadora está en el sótano, no por aquí.
Mi hermanita volvió a mostrar rostro de espanto. Luan me llamó desde abajo otra vez, ahora un poco más impaciente.
—¡Oh, por Pitágoras! ¿No es esa nuestra congénere la que clama por tu presencia? Deberías asistir ipso facto.
—Te salvó la campana. En fin, feliz experimento —comenté, resignado a dejarla ir. Lisa suspiró y siguió su camino, cada vez más lejos del sótano.
Ambas chicas habían tomado asiento y me esperaban con impaciencia.
Algo que noté de inmediato al bajar las escaleras fue algo en la cabeza de Luan. Había una cinta morada atada en su cabellera. Sí, morada como la "minifalda" de la que me habló hace un rato. Me habría quejado de su engaño, pero... Se veía bellísima usándolo.
—Lincoln... — fue lo que pronunció la suave voz de Maggie al verme. Tenía una sonrisa tímida que la hacía ver adorable. La comediante reaccionó de un modo diferente: de un brinco, me contó con entusiasmo un tierno descubrimiento que acaba de hacer.
—¡Oye, Linc! ¿Sabías que a Mags también le gusta el Pollito Pillo? ¡Igual que a mi! ¡Debemos coincidir los tres cuando estrenen la película en el cine! ¿Lo prometes?
—¡Tranquila! ¡Vas a asustar a Maggie, Lu! — dije de inmediato, retrocediendo de forma exagerada para causar un efecto cómico. Y creo que funcionó, pues la chica pálida lanzó una risa casi imperceptible.
Aunque Luan insistió que saliéramos los tres juntos, le dije que debía quedarme a terminar una tarea importante para la siguiente semana. Así que me limité a despedirlas desde el pórtico, donde Maggie me mostró un pulgar arriba como señal de complicidad, mientras se alejaban caminando rumbo al parque Ketcham.
Cuando las perdí de vista, dio inicio mi parte del plan.
Logré llegar a toda prisa en mi bicicleta al centro comercial. Me tomé un largo rato escogiendo el peluche más bonito, lo pedí envuelto para regalo y regresé a casa ya con más calma. Tenía tiempo de sobra. Hasta ahora, todo iba muy bien.
Casi llegando a la entrada del vecindario algo me hizo frenar en seco. Era un mapache, parado justo frente a mi bici. Aunque... ¿Era acaso el mismo mapache de la otra vez, el que casi me hace chocar con la moto de Stuart? Reconocería esa cara malvada donde sea.
—¿Te molesta? Tengo prisa —le dije. El animal cruzó los brazos y negó con la cabeza. Y fue justo en ese nefasto momento, cuando iba a descender de mi bicicleta, cuando algo repentinamente me hizo perder la conciencia.
No sé cuánto tiempo había pasado desde entonces. Sólo recuerdo que me dolía la parte de atrás de la cabeza, como si hubiera recibido un martillazo. Y que por más que abriera los ojos, la oscuridad era casi absoluta. Inquietante.
Estaba acostado en una cama. Me quise levantar, pero no pude. Me asustó descubrir que algo me detenía. ¿Eran sogas?
— ¡Ayuda! — fue lo único que se me ocurrió gritar.
Como si eso hubiera funcionado, la oscuridad fue rota por una puerta que se abrió, dejando entrar no solo una luz tenue, sino también el sonido de lo que parecía un televisor. Junto con todo eso, había aparecido una silueta femenina. De todas las siluetas femeninas del mundo, tuve el infortunio de descubrir que se trataba de la de Taylor.
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ArMaggieDón 2: Miss Miseria
HumorLincoln Loud disfruta de su relación perfecta con su hermana Luan y su nueva amiga Maggie, pero no por mucho tiempo. Una figura del pasado le hará cuestionar los motivos de su felicidad. "The Loud House" fue creado por Chris Savino y pertenece a Nic...