Draco
Estaba tan aburrido de lo mismo y siempre lo mismo, mi padre presionando para seguir a Potter y estaba cansado, quería mi propia vida, parecía que vivía a través de las acciones del niño que vivió, algunas veces deseaba ser libre de todo, por lo menos este año tenía a mi favor pertenecer a la brigada inquisitorial, sólo así había logrado distraerme un poco y con la ayuda de todos los demás de alejarme de todos, principalmente de Potter y sus insulsos amigos, sabía que tramaban algo pero ya los descubriría.
Para mi más maldita desgracia teníamos pociones juntos, en algún momento hubiera sido divertido ver la sarta de estupideces que Potter y Weasley cometían siempre frente a mi padrino, creo que si soy sincero eso seguía siendo divertido, el tiempo pasaba y yo estaba más que listo con mi poción, pero algo extraño estaba sucediendo en el caldero de los Gryffindor, estaba cada ves más caliente y había mucho humo, sentí un empujón de alguien que trataba de alejarse y caí sobre el cuerpo de otra persona, mi cara quedó cerca de un cabello suave que rosó mi nariz, me perturbó el delicioso aroma que desprendía, calidez y escalofríos me recorrieron cuando instintivamente me pegué más a ese cuerpo y olfateé con avidez, escuché un bajo gemido y ese alguien me tomó por la espalda y sentí su nariz en mi cuello, de pronto todo explotó, un sonido infernal lo abarcó todo y perdí la conciencia.
Cuando desperté mi cabeza era un lío de pensamientos o recuerdos, no estaba seguro, pero me dolía como el infierno, escuché que alguien me llamaba por mi nombre hasta que pude abrir los ojos, lo primero que me encontré fue a Snape mirándome con falsa indiferencia, lo conocía y sabía cuánto se preocupaba por mi.
Snape - ¿Draco cómo te sientes? Sufriste un severo accidente, todas las moléculas de una poción mal hecha cayeron sobre ti.
Draco - No estoy seguro, me duele mucho la cabeza y estoy mareado.
Snape - Bueno debes descansar, te darán un sedante y cuando despiertes estarás mejor.
Cuando volví a despertar me encontraba mejor pero no totalmente, no sabía cuánto había dormido pero nuevamente era de día, la señora Pomfrey me realizó un chequeo y me dijo que me encontraba bien, hasta ese momento noté que Potter estaba en una cama frente a la mía, suficientemente lejos para no matarnos si despertábamos al mismo tiempo, sonreí porque todos sabían de nuestro desagrado mutuo.
Lo miré y lo noté demasiado quieto y con muchos viales en la mesa a su lado, me le quedé mirando por unos segundos, no tenía sus gafas puestas y su rostro era totalmente tranquilo.
Pomfrey - Señor Malfoy puede irse, ya se encuentra bien, si siente algún dolor no dude en venir, fue muy afortunado a pesar de haber recibido casi todo sobre usted.
Draco - ¿Qué tiene Potter?
Pomfrey - Lamentablemente el señor Potter recibió un golpe muy fuerte en la cabeza y junto con la explosión causó un coma.
Draco - ¿Un coma dice? Eso es inusual.
Pomfrey - Tiene razón señor Malfoy, estamos haciendo lo posible por traerlo de vuelta, pero su mente no responde.
Malfoy - Entiendo.
Caminé hacía mi habitación, necesitaba un baño urgentemente, ciertamente Potter me desagradaba al máximo, pero estar en coma era tan raro para un mago que la noticia me sorprendió, seguro lo podrían ayudar, harían lo que sea por su niño dorado.
Cuando entré a la tina de agua caliente me sentí bien por fin, había sido un golpe fuerte el que sentí sobre mi cuerpo, de pronto me llegó la memoria de un aroma, uno en particular que no había olido nunca, me exitó sobre manera, tenía tiempo para llegar a mis clases así que tomé mi miembro entre mi puño comencé a tocarme lentamente, evocando ese cálido cuerpo de mi imaginación y ese aroma exquisito, me sentía extasiado y ni siquiera estaba con alguien, tendría que buscar alguna chica más tarde.