T1:E26: Let Me Die

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Miles de pensamientos llegaban a mi mente cuando recordaba sus palabras, "se acabó". Mi corazón estaba herido y sentía como la impotencia me quemaba la garganta.

Tan miserable me sentía en este momento, que ni siquiera me importaba toda la lluvia que caía sobre mí. Debí saberlo, nadie era capaz de poder soportar esto, vivir con esto. Ni si quiera yo. Y aunque me costara tanto debía aceptarlo y dejarla ir.

—¿Harry que pasó?, ¿estás bien? —Zara corre rápidamente hasta mi cuando finalmente llego a casa.

—Ella... —mi voz se corta—me dejó... Se fue —mis lágrimas se sentían tan pesadas, eran como gotas de sangre—No sé... No sé qué hice mal —replico. La mujer de baja estatura no hace más que rodearme tratando de darme consuelo.

S Y D N E Y

Observo la ventana que dejaba ver la lluvia caer sobre la ciudad. Ahora mismo me podía sentir la persona más culpable de todo el mundo. Solo quería desaparecer.

—¿Qué pasó? —la voz de Sophia atrae mi atención.

La chica camina hasta mi para sostenerme fuerte cuando niego con la cabeza. Estaba rota, ya no quería sentir más dolor, quería estar con él. Sin embargo, es un amor imposible que tendría que dejar ir.

U N M E S D E S P U E S

—Chicos bienvenidos a una nueva sesión, hoy se cumplen dos semanas desde que iniciamos este viaje. Quisiera saber cómo se han sentido, qué progresos creen que llevan.

La mujer pelirroja habla a todas las personas que había en la habitación. Ya había pasado un mes desde aquel día en el que ella se fue. Mis padres estaban tan preocupados por la depresión en la que había entrado que decidieron enviarme a un centro de rehabilitación para personas con cáncer. Sin embargo, lo consideraba un completa estupidez. Era tan triste ver a toda esta gente a mi alrededor, muriendo igual que yo.

—¿Por qué no comenzamos contigo Amanda?

Amanda Holland. Diez y nueve años y con cáncer de mama.

—Bueno. Creo que me siento bien, es decir, mi cáncer es más presente cada día pero... Creo que debemos ver el lado positivo. —dice para después volver a tomar asiento.

—Eso es verdad, Amanda. Todo tiene su lado bueno incluso en nuestra situación. Harry... —siento como las miradas rápidamente se posan en mi—¿Quieres platicarnos tu progreso?

Doy una gran aleada de aire para ponerme de pie. —Creo que es obvio mi progreso —extiendo mis manos para que pudiesen notar la forma de mi cuerpo y la delgadez que había en él —Hace una semana me dijeron que la quimioterapia estaba acabando con mis glóbulos blancos y que básicamente perdería tanto peso que necesitaría ayuda incluso para caminar. Mi asma ha vuelto, las noches son las más duras. Con los ataques respiratorios y la ansiedad. No existe un lado positivo en mí, pero de algo nos vamos a morir, ¿no es así? —sonrío irónicamente tomando nuevamente mi lugar.

***

—¡Hola, cariño!, ¿cómo te fue? —la típica pregunta de Zara cuando subo al auto ya se me había grabado por completo.

—Como siempre —respondo fríamente.

Ella no dice nada y sigue conduciendo. Todo había cambiado desde que Sydney decidió acabar con esto. Ya no sólo era el cáncer el que me estaba comiendo vivo, era la depresión y todos esos terrores nocturnos en donde no puedo dejar de llorar hasta quedarme dormido o hasta que mamá tenga que sedarme.

Las quimios han aumentado en la última semana. Tanto, que mi cuerpo había perdido más de diez kilos, mi piel estaba seca y mis ojeras habían aumentado, mi cabello comenzaba a desaparecer lentamente mientras mi vida se iba al carajo cada día más. Pero ya nada importaba, ella ya no estaba.

Después de unos minutos llegamos al hospital en donde una silla de ruedas ya me estaba esperando, mis piernas habían perdido la fuerza para caminar y necesitaba mucha ayuda.

El elevador nos lleva hasta el décimo piso en donde mis doctores ya me estaban esperando con sonrisas llenas de lastima, era una mierda.

—Después de los últimos análisis estuvimos revisando y... Lamentablemente, los glóbulos blancos y rojos de Harry han disminuido drásticamente en el último mes. —escucho simplemente, ya nada me interesaba.

—¿Qué hay de las quimioterapias?, creí que estaba funcionando —mi madre cuestiona.

—El cuerpo de Harry ya no puede soportar otra quimio más, está cansado... Si lo hacemos podría morir —réplica la doctora Brown.

—¿Entonces que solución hay a todo eso?, aquí los doctores son ustedes —mi papá habla en un tono bastante enfadado.

—Como decía... Sus glóbulos están tan bajos que creemos que necesitará un trasplante de riñón, el cáncer no tardará en llegar a ellos. En el momento que eso pase... Ya no podremos hacer nada.

—Voy a morir —hablo atrayendo las miradas de todos—no gasten más energías... Solo déjenme morir.

SAFE [H.S]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora