—Como abogado y amigo, Robert, debo de decirte que es una muy mala idea.
Robert Crawford estaba sentado en un sillon de cuero, mientras Mattew Brooks lo miraba desde el sofa. Y tenia razon. El plan que Robert habia ideado podia explotarle en la cara y crear otra desavenencia* en una familia que ya habia tenido bastante disputas. Pero era un anciano y no tenia mucho tiempo. Podia quedarse sentado sin hacer nada, pero el resultado hipotetico era demasiado desolador como para imaginarselo. Tenia que hacer algo.
—Es lo que voy a hacer—le dijo a Mattew-Ya he esperado suficiente.
—No se que seria peor-respondio Mattew, se levanto del sofa y camino hasta la ventana—Si dicen que no, o si dicen que si.
—No me han dejado eleccion. Por el bien de la familia, hay que hacerlo—mantener el legado de los Crawford siempre habia sido su prioridad. Sabia que el apellido Crawford estaba destinado a grandes cosas.
Habia trabajado y ahorrado hasta reunir el dinero necesario para abrir la primera tienda de bombones en el centro de Chicago.
Durante los siguientes sesenta años,el apellido Crawford se habia hecho conocido en todo el mundo, pero ahora corria el peligro de desaparecer para siempre. De sus ocho nietas y seis biznietos, no habia ningun heredero que pudiera seguir con el apellido familiar.
Robert no tenia otro remedio que intervenir y hacerles una oferta que no pudieran rechazar.
Llamaron a la puerta del estudio y aparecio el mayordomo.
—Ya estan aqui, señor.
<<Justo a tiempo>>, penso Robert con una sonrisa. Sabia que podia confiar en sus nietos. Eran tan ambiciosos como el.
—Gracias William. Diles que pasen.
El mayordomo asintio y abandono la habitacion. Pocos segundos mas tarde entraron sus nietos. Primero Aaron, encantador y afable, con una sonrisa que le habia librado de tener problemas con la autoridad, pero que le habia causado problemas con las mujeres.Despues de Aaron entro su primo Brandon, serio, centrado y leal. Y en ultimo lugar el mayor de sus nietos, el ambicioso Jared.
Robert se levanto del sillon y sus articulaciones se resistieron con el movimiento.
—Gracias por venir, chicos—señalo el sofa—Por favor, sientense.
Sus nietos obedecieron sin dudar.
—Probablemente se preguntaran por que estan aqui—continuo Robert mientras volvia a sentarse.
—Me gustaria saber por que teniamos que mantenerlo en secreto—respondio Aaron con el ceño fruncido—Y por que esta Mattew aqui. ¿Hay algun problema?
—¿Estas enfermo?—pregunto Jared.
—En plena forma—les aseguro Robert. O en plena forma que podria estar un hombre de noventa y dos años—Hay un asunto de gran importancia que debemos discutir.
—¿Hay problemas con el negocio?—pregunto Brandon.
—No se trata de negocios—les dijo—Al menos directamente. Se trata del apellido Crawford, que morira a no ser que se casen y tengan hijos.
—Abue, ya hemos hablado de esto—contesto Aaron—Yo, personalmente, no estoy preparado para sentar cabeza. Y creo que hablo en nombre de todos cuando digo que otro discurso no va a cambiar eso.
—Lo se. Por eso en esta ocacion he decidido ofrecerles un incentivo*. He depositado en un fondo la cantidad de treinta millones de dolares que se repartiran entre tres cuandos los tres se hayan casado y tengan un hijo varon.
