Hiroto no sabía si Midorikawa había desayunado, de hecho no podía ni verlo. Se refugiaba detrás de aquel periódico que en primera plana hablaba de la cadena nacional que ofreció el primer ministro el día de ayer, palabra por palabra. A Hiroto jamás le interesó la política.
—. ¿Café?
—. Ya tome.
—. ¿Tostada?
—. Ya comí.
Mentiras. Ni blancas ni negras, solo mentiras. No quería darle la cara a nadie, y la pasividad de Hiroto solo la podía tomar como una bendición acorde a sus respuestas.
Era temprano, bastante, él se había levantado así a propósito para no tener que encarar a... Kariya. Pero los motivos de Hiroto permanecerían en secreto, más que nada porque no era un misterio que le llamase resolver.
Pero todo tenía un final, y lo mismo pasaba con el silencio que no podía existir sin el ruido. Tras pasar las llaves a Hiroto, frunció el ceño con el rugido del coche esperando la marca de llanta en el suelo que sería el indicador de que estaban de camino a la oficina más temprano de lo usual. Eso creía, aunque su novio tenía por costumbre sorprenderlo muy para su disgusto.
—. Masaki no te odia.
Se mantuvo templado, pero para el otro sonaba más resentido—. Me da igual que me odie, él no necesita quererme. No lo obligues hacerlo, mi única función es hacer lo que es mejor para él y nada más.
—. Voy hablar con él.
—. Si vas hablar con él que sea por su comportamiento de anoche y no por sus sentimientos. Si le recriminas por cómo se siente solo harás que te odie a vos también, ¿Queres eso? A vos sí te importa. Además, no estoy enojado, sin duda ando un poco decepcionado por su berrinche porque esperaba más de él pero no por eso voy a odiarlo.
—. Ryuuji, no se trata de eso. Claro que quiero que Masaki me quiera porque estar bajo un techo con gente que no te quiere no es lo mejor del mundo. Pero más allá, se trata de resolver el asunto de una buena vez, de que ambos se sienten hablar y sean sinceros con el otro.
—. No te preocupes, hoy no le preparé la comida solo para engañarlo un poco, pero pienso comprarle de esa torta que tanto le gusta y verás cómo se calma.
—. Dudo bastante que con comida se resuelva.
Se comportaba como si no escuchase ninguna palabra—. Te ahogas en un vaso con agua, Hiroto. Él solo se sinceró.
—. Solo lo dijo porque estaba enojado.
—. Cuando uno está enojado tiende a ser honesto.
—. No, Ryuuji. Cuando uno está enojado es de todo menos honesto.
Se encogió de hombres—. Estamos de acuerdo en estar en desacuerdo.
Hiroto hizo un sonido con la boca, reconociendo que a veces no podía con la testarudez de Midorikawa. Sacó el freno y se dedicó solamente a conducir.
Ambos debían despejar la cabeza.
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Cuando se levantó en la mañana, no había nadie esperándolo.
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Nadie te enseña a ser padre
FanficPorque a veces en una casa con un adolescente y dos jóvenes adultos, el conflicto es inevitable.