Tan cerca pero tan lejos.

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Tan cerca pero tan lejos.

Ella y yo. Fuimos un cuento corto que leeré mil veces. Una historia digna de contar.

Te conocí, te tuve y te fuiste; te tenía tan cerca, estando tan lejos. Después de tanto estuvimos cerca, pero yo no estuve a tiempo. Sé que no fue mi culpa, fue la tuya por dejarme. Por dejarnos.

***

Valerie Zoder, metro y medio de estatura, ojos color avellana, cabello negro y sedoso. Aquella mujer de la cual me enamore.

La conocí estando en mi peor momento, aunque muchos no lo supieran, ella sí, ella lo supo, sin necesidad de preguntar. Éramos el uno para el otro, nos completábamos mutuamente. Solo que el destino, la vida o dios, como quieran decirle a lo que sucedió, nos tenían otros planes y ella no estaría siempre en ellos.

Recuerdo el primer momento en el que supe que me había enamorado por completo. El momento en que nuestras manos se entrelazaron fue como si estuvieran hechas a la medida. Si, lo sé muy cursi, pero ella me hacía sentir así.

Es tan hermosamente doloroso recordarla.

-Somos el uno para el otro, dos polos, completamente opuestos, están atrayéndose. Lo sabes. Lo sé. Sé que tienes "miedo"- dije haciendo comillas con mis dedos. - de correr el riego y fracasar, sientes que si lo intentas fallaras, perdiéndome a mí, pero no pasara, porque yo quiero estar contigo, no me iré de tu lado, dijimos en la buenas y en las malas, estaríamos mutuamente el uno para el otro, fue un trato. No se rompe. -

-Se supone que los que no se rompen son las promesas, Sebastián, no los tratos. - dice riendo.

-No porque un trato es como una promesa, si rompes el trato no cumples con aquello que dijiste. - digo contradiciéndola.

-Bien, entonces nuestra forma de hacer una promesa, será haciendo un trato. – ladea la cabeza, esbozando una pequeña sonrisa de medio lado.

- ¿Trato? - digo sonriendo.

-Trato. - dice completando su sonrisa.

Esa conversación viene a mi mente, haciéndome formar una suave sonrisa en mi rostro. Estando en frente de aquella lapida con su nombre.

"Valerie Zoder. 1999-2020.

Amada hija. Si no viviste esta vida tanto como quisiste, lo harás en la otra. Te amamos."

Con lágrimas en mis ojos, sin llegar a caer, tomo un sorbo de mi botella de vodka, el cual le gustaba, dejando caer mis lágrimas sobre mi rostro.

Muchos dicen que es como el hilo rojo, el cual dicen que es estar atado a tu alma gemela y vivirán una historia importante, sin importar cuanto tiempo pase o que circunstancias pueda haber. Aquel hilo se puede estirar, enredarse, tensarse, hasta desgastarse... pero nunca romperse, como un trato.

Para mí no es solo un hilo rojo, es uno de colores. El cual entre ellos está el rojo, el más importante. Nos cruza o nos une a nuestra alma gemela. Pero no para siempre, nada lo es.

Recuerdo la primera vez que le dije te amo y ella correspondió.

-Eres un completo idiota. - dijo riéndose a carcajadas, dándome un pequeño puño en mi brazo izquierdo.

La agarro de ambos brazos y la envuelvo en los míos. -Lo sé y así te gusto. - digo dando un suave beso en su frente.

-Soñé contigo, fue increíble. - soltó de repente. Formándose un brillo en sus ojos, en esos ojos color avellana que tanto me cautivan.

Tan cerca pero tan lejos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora