Capítulo 10: contigo, hasta el final

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10 años después

-Amor, te he traído un regalo –Samuel, mi ahora esposo, se asoma por la puerta con una gran sonrisa y las manos detrás de la espalda.

-¿Qué has traído, cariño? –Cada vez que veo a Samuel, no puedo evitar sentirme plena y feliz. Él se encargó de ayudarme a perdonar y a sanar todas y cada una de las heridas de mi corazón, me enseñó a amar sin límites y a entender, que a veces, también hay que ceder el control.

-Esto –dice y me enseña un libro de tapa de madera pintado con color dorado y las iniciales C y S.

-¿Qué es? –Lo recibo y acaricio la portada, deslizando mis dedos por encima de las letras y volviendo a mirarlo igualmente emocionada como lo está él.

-No lo sabrás si no lo abres, venga, míralo –comenta en tono de broma y golpeo suavemente su brazo. Desato el lazo para descubrir el contenido del mismo. Me llevo las manos a la boca al empezar a ojearlo y con los ojos llenos de lágrimas miro a un también entusiasmado Samuel.

-Es precioso, me ha encantado –el castaño besa suavemente mi cabeza y después me abraza. Subo el rostro hacia él para darle un beso suave, lento, de esos que tanto nos gustan a los dos– gracias amor, pero, ¿por qué me has hecho este regalo?

-Lo he preparado para que siempre tengamos presente todo lo que tuvimos que pasar para llegar hasta donde estamos aquí –tomo su mano para apretarla ligeramente y Samuel se la lleva a los labios para dejar un beso sobre ella.

-Vamos a verlo juntos –le propongo, logrando que ensanche esa sonrisa que todavía provoca que me tiemblen las piernas.

-Es una maravillosa idea –aprueba mientras se acomoda a mi lado y yo abro la primera página del álbum.

*Flashback la graduación*

La campana suena y también se escucha por todo el instituto una ovación en grupo, lo que significa que los exámenes y las clases han acabado, ahora solo debemos esperar la ceremonia de graduación y por fin seremos libres de este colegio. No es que no le tenga cariño, porque he vivido momentos maravillosos, aunque también algunos de los peores de mi vida, pero me dejó lo más importante, amigos maravillosos, lecciones aprendidas y sobre todo, me llevó a conocer el amor.

-Bitch, ¿cómo crees que te ha ido? –Lu se gira y yo imito su acción para que ambas quedemos de frente.

-He respondido todo, así que supongo que bien –contesto con una sonrisa y me encojo de hombros– ¿y tú?

-De maravilla, como siempre –responde con su típico aire presumido– Babe –llama a Valerio– espero que lo que estudiamos te sirva para entrar en la graduación, eh.

-Tranquila, preciosa –le guiña un ojo– tengo todo bajo control, además, con tan excelente profesora, sobre todo de anatomía –bromea haciendo que Lu se sonroje y le enseñe el dedo del medio.

-Una flor para mi rubia –Samuel llega por detrás mío y me tiende una margarita de color blanco que de inmediato llevo a mi nariz para inhalar su delicioso aroma, acto seguido recibo un beso en la mejilla– he cocinado tu plato favorito –musita y me decido a jugarle una broma.

-¿Tortitas con sirope? –La sonrisa se esfuma de su rostro y no puedo evitar soltar una carcajada– está bien, los macarrones ya las han superado –cedo al percatarme de su intención de hacerme cosquillas.

-Así me gusta –me abraza y vuelve a besarme en el cachete– ahora vuelvo, que me llama Guzmán –anuncia.

-Quien diría que nosotras íbamos a estar así... –comenta Lu y frunzo el ceño.

Contigo, hasta el finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora