┏╍❥ Especial 1k. Disfruten y no peguen a
╏ la autora sin amor por lo que escribió xd.
╏
┖─────◉───────────────────✧ ˎˊ-— ¡Le digo que ha tenido que ser él! — Luego de una charla con los mecánicos en la que le habían dado una copia del parte a las averías del patrulla de matrícula "Putin", Viktor había entrado hecho una fiera en comisaría, ido a ver a Conway y citado a Gustabo para venir al despacho del azabache; no iba a dejar que el rubio le hiciera ese tipo de cosas y quedara impune.
— ¡Pero no me jodas! ¡Yo estaba cambiando el agua al canario! — se defendió Gustabo, sentado en una de las dos sillas al otro lado del escritorio del Superintendente. El binomio con el que el alumno había patrullado estaba apoyado contra el mueble negro que el dueño del despacho tenía detrás de su silla, teniendo a un lado al mismo y al otro, al otro comisario, o lo tuvo hasta que después de las palabras del alumno, el peliblanco se acercó a este muy molesto.
•|| Cambiar el agua al canario es una forma algo vulgar de decir orinar. Lo digo por si alguien no conoce esta expresión, porque sinceramente, no sé si se utiliza fuera de España. ||•
— No finja. Es evidente que no le caigo bien, solo admitalo. — exigió el comisario de mirada añil, acercando mucho su cara a la del rubio mientras tenía el ceño fruncido. No intentaba besarle, tan solo buscaba intimidar al rubio, pero, algo evidente: Gustabo ni pestañeo; Volkov solo se enfado más.
Jack apretó sus labios desde la cómoda silla en la que estaba sentado, sin quitarles el ojo a ninguno de los dos, molesto por la actitud del de menor rango de los cuatro; sabía que no se dejaría intimidar, pero no esperaba que permitiera que cualquiera se le acercara tanto. Lo peor es que su agente de más confianza se estaba dejando llevar demasiado por su enfado y eso, le decepcionaba.
— ¡Vale, lo admito! — grito Gustabo, levantándose de su asiento. Aquel movimiento tan brusco hizo al comisario de actitud fría -normalmente la tenía, ahora era más bien acrituoso- retroceder y estar a punto de caerse, aunque por suerte, no pasó, mientras el otro agente del mismo cargo y el superintendente le miraban sin haberse inmutado; uno estaba en su mundo y el otro, empezaba a sentir que había más detrás de esas palabras. El rubio se cruzó de brazos y miró con antipatía a Volkov —. Me cae mal, tan mal que diría que le odio sino fuera porque no me importa lo suficiente para eso… — prácticamente se lo escupió a la cara, pero no se quedó ahí, rápidamente añadió —: Pero odiar no es sinónimo de querer matarlo, y no es tan raro que alguien le odie; el mundo es muy grande y no podemos caer bien a todos. Joder que está usted ya mayorcito para esto, madure un poco, niño enfermo.
— ¿Cómo dice? — quejó el "niño enfermo" de vuelta. Tomó el informe de daños de su z, antes puesto por él mismo en la mesa de su jefe y se los puso delante de la cara al de mirada de diamante, cuyo azul parecía haberse apagado por el enfado que sentía —. ¿Insinúa que me lo invento? Aquí hay pruebas claras, García.
— ¡Aparte esa cosa de mi cara! — Y de un manotazo, los papeles cayeron al suelo, regando el suelo con fotografías de los daños, la explicación por escrito de los mecánicos y los costes, puesto que hace poco habían empezado a cobrar una nimia cantidad por las reparaciones. Volkov retrocedió de nuevo —. ¿Insinúa usted que porque le odie tengo que querer matarlo? Yo no sé usted, pero me considero alguien profesional; le odie o le ame, su vida me vale igual que la de Conway, ¿Me escucha? — El rubio dio un paso al frente, haciendo al comisario retroceder otro, mientras era señalado por un dedo enguantado del de menor rango de la sala, haciendo sentir al comisario que habían invertido papeles —, dispararé las mismas balas sienta lo que sienta a lo personal, porque una vida es una vida y una misión, una misión… — El rubio suspiró pesado mientras su corazón latía a mil por hora y el dedo que apuntaba al contrario le temblaba, al igual que el brazo y prácticamente todo su cuerpo. Elegía las palabras cuidadosamente para no mentir y que su discurso sonara lo más creíble que le fuera posible; su enfado, sus nervios y su indignación tenían reales… no podía mentir, no ahora. Y para su suerte, estaba funcionando —. Pero ya veo que usted no piensa así; gracias por decirme indirectamente que no me daría ni agua porque yo no le simpatizó. Da gusto dejar las cosas claras, comisario Viktor Volkov.
ESTÁS LEYENDO
¢нαιи σf ℓιєѕ •||𝕍𝕠𝕝𝕜𝕒𝕔𝕚𝕠/𝕀𝕟𝕥𝕖𝕟𝕒𝕓𝕠||•
FanfictionNunca en mi vida he deseado nada de forma permanente. Droga, alcohol, sexo..., nada me llena igual. Nada me sacia; necesito más. Horacio, por favor, perdona mi codicia porque yo no podré, perdona mi locura porque yo la odiaré y ahuyenta mi soledad c...