Esa era una de las situaciones que pasaba muy rara vez, cosa que agradecía, y que le hacía sentir tensión en todo su cuerpo debido a que comenzaba a ahogarse en sus propias emociones. No podía concentrarse, sus manos picaban por algo y quería simplemente escapar de allí, a la vez, que quería otra cosa, no sabía el que exacto.
Yu Na se había enfermado, Chae Ryeong se había encargado de llevarle lo necesario, tanto de salud como de estudio. Ye Ji estaba presentando un examen, mientras que Ji Soo y Ryu Jin tuvieron que irse porque Chae las llamó, pidiéndole algo. Incluso Ji Sung, había salido hace diez minutos, diciendo que tenía quería comer y que iba a hacer algo.
Por lo que ahora estaba ahí, sólo con Min Ho. Ni siquiera había gente en los alrededores de la biblioteca, no podía escucharlos u olerlos, lo único que llegaba a su nariz era la fragancia que usaba Min Ho y que comenzaba a irritarlo. Seung Min diría una excusa y se iría, también, pero, dejando de lado el hecho de que su boca no se abría, la profesora Whee In les había pedido esperar por unos minutos, porque tenía algo que decirles, pero, primero tenía que atender el llamado de otro profesor.
Pasó una mano por su rostro casi con fastidio, todo estaba tan en silencio que podía escuchar los latidos del corazón de Min Ho si se concentraba, y, podía decir que no estaba mejor que él. Ni siquiera levantaba la vista del libro que leía, y Seung Min quería enterrar su cabeza en un hueco, a ver si dejaba de sentir aquella opresión en el pecho.
Soltó un suspiro, cerrando su cuaderno, dándose por vencido en intentar resolver aquellos ejercicios que le estaban provocando un dolor de cabeza severo. Sus manos estaban sudando, y, eso no le gustaba. Se sentía nervioso, desvió su mirada, mordiendo su labio inferior con fuerza, sin importarle si llegaba a sacarse sangre.
―Tú... ―murmuró Min Ho, captando su atención, no pareciendo del todo seguro―. ¿Necesitas ayuda? ―Una mueca apareció en el rostro del mayor tan pronto como las palabras escaparon de su boca, como si la idea de acercarse más le disgustara. Seung Min hizo un gesto con sus labios, sintiendo que le costaba hablar y que tenía la boca seca.
Min Ho seguía sin mirarle, a pesar de haberle hablado ―No. No se preocupe. Sólo estoy un poco cansando por todo el estudio. ―Seung Min dejó ahí su cuaderno y se levantó en busca de cualquier otro libro, no soportando más ese silencio que lo estaba ahogando.
Dio un suspiro, pasando las manos por su rostro, sintiendo que temblaba de forma leve cuando estiró uno de sus brazos y se apoyó por un momento en un librero cuando estuvo lo suficientemente lejos. Frunció el ceño, quedándose muy quieto al darse cuenta de ese detalle, ladeando la cabeza, observando el ligero temblor de su mano con fijeza, dejando de tocar la madera.
Eso no era normal, y era la primera vez que le pasaba.
Parpadeó varias veces, cuestionándose de muchas formas el por qué le estaba pasando eso, pero, no encontrando algo que le convenciera. No lo entendía, por más vueltas que le diera al asunto, y no sabía cuánto tiempo se había quedado allí divagando hasta que escuchó pasos acercarse a ese pasillo que lo sacaron de su burbuja.
―¿Estás bien? ―preguntó Min Ho, mirándolo desde lejos con cuidado, casi al inicio del pasillo. Seung Min se enderezó, asintiendo, casi con duda. Dándose cuenta de que, a Min Ho tampoco le gustaba aquel silencio tan incómodo entre ellos y a su manera, intentaba romperlo. Intento relajarse antes de voltear hacia él, con un intento de sonrisa.
―Sí ―dio una respuesta vocalizada―, sólo me distraje pensando en algo. ―Min Ho asintió, desviando la mirada por los libros e incluso paredes que estaban más allá. Su cabello negro estaba peinado con una abertura en medio, dándole una apariencia diferente a otros días en el que estaba más alborotado, se estaba acercando a él con lentitud, aunque, así mismo, se detuvo con varios pasos entre ellos.
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Tensión entre Almas [2Min/SeungKnow]
FanfictionKim Seung Min estaba dispuesto a ser de ayuda entre aquella enemistad entre razas. A él no le gustaba aquel odio que existía aún entre los que se consideraba, eran los descendientes de la guardiana de la luna: los lobos, y, aquellos que eran vistos...