Se sentía sofocada, asfixiada y acechada, pero aquello no era algo novedoso en ese día en específico.
Pues, Christine odiaba su cumpleaños, lo detestaba en demasía. La ausencia de sus padres, no en su cumpleaños sino en su vida, era algo que con el paso del tiempo, dejó de importar pero no de doler.
Siempre es lo mismo. Lo siento, Kirsh, pero tengo que salir de este infierno.
Con ese pensamiento, caminó despacio entre la multitud de personas de la nobleza con sus pomposos ropajes y extravagantes accesorios, que también ella llevaba pero no por lucirlos con elegancia, los aborrecía.
Mientras se excusaba con ir al baño, desapareció entre los pasillos de su mansión escuchando las risas y choques entre las copas mediadas de champagne.
A punto de cruzar la puerta de su habitación para arrancarse de encima aquel irritante vestido, una chillona voz la hizo detenerse en seco en el medio de aquel largo pasillo.
- ¡Christine, mi niña!.
Un escalofrío recorrió su columna que estaba siendo presionada por un fuerte corsé.
Despacio, volteó para ver al dueño de aquella irritante voz. Forzó una amplia sonrisa y cerró sus ojos en un acto de amabilidad fingida.
- ¡Tío Augustus!.- exclamó aparentando felicidad en su tono de voz.- Le dije que no se molestara en venir.
Negó fingiendo pesar, cuando su ausencia era su mayor deseo. El de la corona en su cabeza con sus ropajes de la mayor calidad se apresuró a acercarse a la fémina.
- ¡Querida! No sabes lo mucho que tuve que desocupar en mi agenda solo para venir a verte.
La menor se abstuvo de rodar los ojos.
Claro, holgazanear en tu trono es estar ocupado. Pero las apariencias primero ¿No, tío?.- pensó con sorna observando con falsa angustia al hombre.
- Claro, tío, sé lo muy ocupado que está con el reino.- asintió como si lo entendiera, tomando sus manos con delicadeza que nunca será verdadera.- Estoy muy agradecida de que esté aquí.
El mayor pensando erróneamente que la muchacha lo admiraba como a un ídolo, sonrió con arrogancia y apretó las pálidas manos de su sobrina.
- No te preocupes, mi niña.
La fémina ya desesperada por salir de aquella situación, soltó sus manos con exagerada lentitud mientras sonreía comprensiva al mayor frente a ella.
- Espero que se divierta esta noche. En cuanto a mí, iba al baño a cambiarme este asfixiante vestido.- soltó entre dientes olvidándose del tipo de persona con la que hablaba.
El hombre con su cuerpo en falta de forma abrió sus ojos sorprendido y su boca en muestra de incredulidad.
- ¡Querida! Ese no es el comportamiento de una jovencita de la realeza. Tienes obligaciones, responsabilidades. Ser un Kira requiere de más...
Christine, ya cansada de fingir amabilidad y de sus parloteos, giró sus talones y dejó al mayor hablando solo de lo importante que era estar en aquel estatus social que a ella menos no le podía interesar.
- Lo siento, tío, pero debo irme.
Musitó una despedida calmada a la vez que entraba a su habitación escuchando por último, salir un jadeo incrédulo de la boca del mayor.
El aire fresco golpeó suavemente su rostro, la tensión en sus hombros desapareció y el olor a tierra mojada la envolvió por completo.
- Ah, que bien se siente.
Murmuró con alivio cuando su espalda tocó el verde césped y su cabello rebelde se esparció por todos lados. Vestida en sus característicos pantalones marrones y su camisa azul cielo del mismo color que sus brillantes ojos también el mismo que estos estaban observando con admiración en el inmenso cielo.
- Sabía que estarías aquí, mocosa.
Aquella ronca voz sonó detrás de ella haciéndola tensarse en su lugar por unos pocos segundos, para después soltar una risilla divertida.
- Hola también a ti, tonto mastodonte.
Saludó sin mirar detrás de ella, continuaba observando el pasar de las nubes y sintiendo el viento en sus poros.
Lo sintió recostarse a su lado y entrelazar los dedos de su mano con los de ella. Un silencio agradable los envolvió mientras ambos sonreían relajados sintiendo la calidez del otro.
- Feliz cumpleaños, mocosa.
Deseó en un susurro audible cerca de su mejilla que se erizó al sentir la respiración del azabache.
- Ahora sí lo es.- afirmó la fémina sonriendo con amor mientras a la misma vez, volteaba su mirar hacia su pareja por primera vez desde su estancia.- Ahora sí es un feliz cumpleaños.
Con una sonrisa de lado, ojos grises y azules contemplándose el uno al otro. Esperaban que esa felicidad perdurara tan siquiera un poco más.
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Opuestos por Naturaleza || Yami Sukehiro
Fanfiction«Oscuridad y Claridad.» «Dos energías que inconscientemente se buscan, una para contrarrestar y la otra para ser contrarrestada.» «Irónico, porque en esta historia será lo contrario.» • • • 01/2021